EDITORIAL

Al revés



Editorial » 01/06/2013

Algo está al revés. Desde hace algunos años, en este país y en esta ciudad se repite hasta el hartazgo, en cada discurso oficial, la sobreactuación semántica del «todos y todas», en supuesta revisión histórica del rol de las mujeres.
Del mismo modo, se agita la bandera del «rol preponderante» de la juventud, lo que se trasladó a la posibilidad de que ahora pueda votarse desde los 16 años de edad.
Ni hablar del redescubrimiento de los «derechos humanos», iniciado por Néstor y Cristina y adoptado como propio por Pereyra, en tres clarísimos ejemplos de gente a la que el tema no les importó un comino durante gran parte de sus vidas.
Sin embargo, tanta reivindicación de mujeres y jóvenes, y tanto repentino amor por los derechos humanos, no bastaron para que el Intendente Pereyra, las mujeres de su gabinete, o ni uno solo de los concejales varelenses, saliera a decir algo sobre la denuncia por acoso sexual hecha por una joven empleada del Consejo Escolar contra un consejero de ese organismo.
De este modo, en Florencio Varela se repite lo que acontece a nivel nacional: de un lado queda el Relato, épico y majestuoso, y del otro, la cruda realidad. La chica que señaló con nombre y apellido a un superior que le pidió sexo a cambio de efectivizarla en su cargo, no parece ser mujer, ni joven, ni tener derecho alguno, según la interpretación de los bocones de cartón que nos desgobiernan. Nadie la llamó, nadie le preguntó nada. Apenas la «Juventud Peronista» local se apuró a enviarnos un comunicado bastante lavado, en el que en definitiva, tampoco se ocuparon de un asunto que, bueno es que lo sepan, aquellos integrantes de la JP , los verdaderos, nunca hubieran pasado por alto, tratándose de la dignidad de una joven mujer, también «compañera».
Algo está al revés. La Municipalidad contrata empresas sin maquinarias para hacer las obras públicas. Estas empresas sub contratan a otras para cumplir con las tareas. La Municipalidad paga 100.000 pesos por obra, y la empresa contratada le paga a la que en realidad hace la obra, 10.000 pesos. Así de escandaloso. Pero los levanta manos a  sueldo del Concejo Deliberante aprueban esos vergonzosos contratos. Y muchos otros de iguales características.
Algo está al revés. La corrupción nos inunda por todas partes. Pero la soberbia de los que «van por todo» quiere taparla con fútbol. Pan y circo. Como siempre. Pero cada vez con menos pan.


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