35 años de la primera asociación de artistas de Florencio Varela



Edición Impresa » 01/09/2013

Por estos días se están cumpliendo 35 años de la formación, en 1978, de la primera Asociación de Artistas Plásticos Varelenses, fundada por Orlando Palomo y Calixto Saucedo, entre otros. Por ese motivo, la AAVIV que dirige Anibal Vallejos, está preparando una serie de festejos. En Mi Ciudad se reunieron algunos de los fundadores de APV, compartiendo anécdotas, recuerdos y a la vez una visión hacia el futuro.

 

«Como representantes de los Artistas visuales -empieza diciendo Vallejos a Mi Ciudad- tenemos que seguir reivindicando no sólo la organización de artistas sino el trabajo en conjunto. Y para diciembre tenemos otorgado el Museo de Florencio Varela donde haremos el acto central de homenaje a la APV».

 

Muy atentos a eso, Palomo y Saucedo siguen la charla y comienzan a aflorar los recuerdos.

 

 

 

«Nos empezamos a reunir en 1978, en años difíciles de dictadura, y fuimos de  a poco creciendo -informa Calixto- En 1982 publicamos una revista, vino la guerra de Malvinas, por suerte volvió la democracia pero lo que hay que decir sobre todo para los jóvenes que no lo saben o la gente que no se acuerda, que cuando arrancamos estábamos  en período de estado de sitio…Por lo tanto, reunirse en si mismo ya era un tema. Había que tener voluntad, ganas y saber que se quería hacer y no es que no hubo una situación artística desde 1978 para atrás o en los 60, pero lo que nosotros quisimos hacer desde el vamos era decir que éramos varelenses, situar el distrito y elevarlo. Somos de acá, laburamos acá y tenemos nuestras pasiones acá en Varela. Esa creo yo es la diferencia. Lo digo porque parece complicado entenderlo porque ahora hay varias entidades que están en la movida cultural y no se trata de ver quienes son los mejores…Nuestro gran boom fue entender que había que tener algo más que un homenaje a Guillermo Enrique Hudson que se había muerto hacía añares porque nosotros estábamos vivos y hacíamos cosas».

 

 

 

«Eramos más de dos cuando empezamos -acota Palomo en medio de risas- estábamos Calixto, Cris Vasquez, después se agregó Eduardo Vicentelli…y nos conocimos porque yo tenía un negocio en Monteagudo de taller de marcos para cuadros y ahí fue que nos fuimos viendo las caras por primera vez, venía Elbio Ghio… Y la institución me atrevo a decir que salió de ahí. Con Calixto siempre íbamos a los concursos de manchas en Glew que era lo más «fuerte» en esa época en la zona y si me preguntás cuál fue la mejor época, te diría que todas. Cuando nacimos estaba Hamilton de intendente y la directora de Cultura era una mujer de La Plata como siempre y como es ahora, que muchos vienen de afuera, son paracaidistas (risas). Pero siempre laburamos, incluso cuando volvió la democracia nos metimos en la política, después pusimos una galería de arte en la galería del viejo correo y en la calle Alberdi funcionó la galería Iris…»

 

«La Iris -agrega Calixto- era un boliche bailable que puso Palomo que tenía una visión mas empresarial, después ibamos nosotros y nos metíamos a hacer nuestras cosas. Pero en realidad cuando llegó la democracia no nos cambió mucho porque nosotros ya en ese año teníamos como un cierto cartel, la gente nos conocía más y avanzamos en darnos a conocer en los medios, en los diarios, porque en 1983 estaba la cultura de leer mucho diario, la gente leía y leía y lo que siempre tuvimos a favor es que el arte tiene aceptación en la gente, entonces eso nos abrió muchas puertas pese a que estamos en un distrito muy cerrado donde las palabras «arte» y «cultura» no son muy populares.  Construir un espacio cultural costó y cuesta  especialmente si no sos un ciudadano caracterizado, que no tenés un apellido local. Y en Varela no aceptamos que somos un mix, que venimos de varios lugares y eso pegó fuertemente en las pocas cuadras asfaltadas en por entonces tenía Florencio Varela y nosotros teníamos que golpear las puertas ahí»

 

 

 

Más de tres décadas después, y al momento de mirar hacia atrás se percibe una satisfacción porque el trabajo dio sus frutos.

 

 

«Hay mucha gente joven  ahora -explica Palomo- que no se quedaron, que siguen y siguen. Hay talleres en muchos lados, salieron Escuelas de arte, muchos de mis alumnos hoy son profesores…En fin, se superaron las expectativas que tuvimos cuando se nos dio por empezar con todo esto. Y eso es lo más lindo que nos queda».


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