El adiós a Francisco Manso



Edición Impresa » 01/01/2014

A los 93 años de edad, dejó de existir el 17 de diciembre pasado,  don Francisco Manso, Presidente del Centro de Jubilados de Florencio Varela y factor fundamental del progreso de dicha entidad.

Nacido en Avellaneda el 1º de octubre de 1920, vivió durante más de 70 años en F. Varela, se casó con la española María Senra, tuvo tres hijos, fue abuelo y bisabuelo, tuvo una extensa trayectoria como representante gremial y debido a su espíritu de lucha le tocó padecer la cárcel, tras la Revolución de 1955, y ser secuestrado y torturado por fuerzas policiales en épocas de la Dictadura de la década del 70.

En una nota de las tantas que le hicimos, en dciembre de 2004, definió claramente su postura política:  «Toda mi vida fuí comunista - dijo a Mi Ciudad- y ser comunista es dar todo en favor de la comunidad y vivir humildemente, como viven los trabajadores. Pero no milito porque no estoy de acuerdo con el Partido. También defiendo a los peronistas, pero a los decentes, no a los corruptos».

A los 14 años, tuvo su primer trabajo, como oficial remachador en la fábrica de jabones Llauro. En su juventud, entró a la fábrica Siam, donde fue elegido Delegado por sus compañeros. De esos años, recordaba:  «Era una época en la cual los dirigentes del Sindicato andaban con el «38» en el bolsillo. Estando Perón como Presidente hicimos un gran paro en la UOM (Unión Obrera Metalúrgica). Nos tiroteamos, yo me tiré abajo de un tranvía... y todo se terminó cuando vino la Prefectura. Siempre me gustó organizar a los trabajadores. En Siam nos echaron a varios, y a mí me llamaron para elegir a qué fábrica quería entrar a trabajar. Les dije «si no entran mis compañeros, yo tampoco». Y no fuí. En Siam también mandaron un tipo a matarme, pero lo agarré en el baño y le puse una 8 milímetros en la cabeza, diciéndole que se cuidaran de mí, así que se fue. A ese tipo con el tiempo lo terminó matando su propia esposa, porque le hacía la vida imposible. Cuando cayó Perón yo dirigía a 5000 obreros. Fuimos a Plaza de Mayo, y en la CGT nos daban la foto de Evita, aunque lo que necesitábamos, eran armas.

También nos contó sobre su tiempo tras las rejas:   «La Policía me llevó a La Plata, de allí a la Federal, después a la cárcel de Caseros, y después a Río Gallegos. Allí estaban presos Cámpora, Espejo, Kelly, Cooke, Rener... El Director de la cárcel pretendía que yo le trabajara gratis, y le dije que no, que si quería tenía que pagarme como en la calle. Al poco tiempo algunos se escaparon. A mí me habían invitado a ir con ellos, pero me quedé. ¿Por qué iba a escaparme, si yo no había robado nada? Yo sólo era un obrero... Después de la fuga, el Ejército ocupó la cárcel. Y luego nos trasladaron a Trelew. Allí también estaba preso Alejandro Olmos. En total, estuve encerrado por dos años, y sólo una vez ví a mi esposa y a uno de los chicos, porque en el sindicato los muchachos hicieron una colecta para que pudiera ir a visitarme. Cuando me soltaron, viajé hasta San Antonio Oeste y allí no querían dejarme seguir hasta Carmen de Patagones porque no tenía documentos, así que organicé un mitín, y me dejaron viajar».

 

(ver nota completa en la edición de papel)


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