Entre ellos, y recibiendo el Premio de Cooperación Internacional en Ciencia, Tecnología e Innovación “Raíces”, especialmente otorgado a científicos argentinos residentes en el exterior que colaboran con laboratorios nacionales, se encontraba una varelense: la Dra. Ana Lorenzelli. Integrante de una tradicional familia local, Ana vive hace más de tres décadas en Estados Unidos, donde trabaja en un proyecto sobre energía renovable que podría cambiar el futuro del mundo. Casada con el también científico Thomas Moore, con dos hijos –uno de ellos, Ignacio, biólogo, nacido en Villa Vatteone, de nuestra ciudad, y el otro, Gabriel, piloto de Américan Airlines, que no nació en Varela “porque no terminó la tesis a tiempo”, según cuenta Ana, con cuatro nietos, hermana de Enrique Lorenzelli y tía de Marita, Ana Celia, Billy y Carlos Mandirola, Mi Ciudad dialogó con esta destacada profesional en oportunidad de haber visitado a sus parientes durante su reciente paso por Florencio Varela.
-Explíquenos en qué consiste su trabajo…
-En la Universidad de Arizona, estamos trabajando sobre Energía Solar, en un proyecto al que llamamos Fotosíntesis Artificial. Queremos hacer la fotosíntesis con un mejor rendimiento, usando menos recursos naturales; menos agua, y al mismo tiempo producir combustibles, como por ejemplo hidrocarburos. Lo que hicimos ahora, por ejemplo, fue producir hidrógeno.
-¿Qué posibilidades de aplicación efectiva tiene esta nueva forma de energía?
-Hay patentes, pero nada concreto aún. Se puede aplicar pero todavía es muy caro hacerlo, en comparación con el petróleo. Pero el problema es que si seguimos quemando petróleo, vamos a destruir el mundo con los cambios climáticos y demás. Si seguimos así la Tierra se va a transformar en Marte. Se considera que estamos viviendo la Sexta Extinción , por la cantidad de especies que están desapareciendo, como los anfibios.
-¿Hay otra gente investigando esta nueva forma de generar energía alternativa?
-Sí. Justamente nosotros estamos colaborando con un equipo de Río Cuarto, Córdoba, donde está mi amiga Nita Silver. Ella era de Rafael Calzada, era mi compañera de estudios y de algún modo siempre seguimos trabajando juntas. Al frente de ese grupo está ahora un joven, Rodrigo Palacios, que está armando un laboratorio muy completo. Además, hay otro grupo encabezado por el argentino Gonzalo Cosa, en Montreal, y otro, en Nuevo León, México, a cargo de Ernesto Mariño.
-¿Los aportes que solventan esta tarea son privados o públicos?
-Ahora todos los subsidios son del Estado norteamericano, pero anteriormente también hubo aportes de industrias privadas.
-¿Cómo ve la actualidad de la ciencia en nuestro país?
-Los científicos están muy contentos por como funciona la investigación en la Argentina. Las condiciones de trabajo en esta área son muy buenas. El Ministro Lino Barañao es un científico, biólogo, y realmente me cayó muy bien.
-Cuéntenos sobre su infancia varelense…
-Aunque nací en Buenos Aires, vivíamos en Varela. Estudié en el Sagrado Corazón, donde tuve una profesora que me enseñó mucho y fue quien me entusiasmó con el asunto de la ciencia: Alicia Villar. Era muy exigente pero a mí me gustaba. También tuve muy buenas compañeras, como María Matilde Rodríguez, Patricia Negri, Lidia Goyena, Susana Dessy, Chichi Peiti… Un grupo muy interesante. Mis amigos de juegos infantiles eran los Nievas. En la calle Monteagudo había un gran baldío, donde jugábamos día y noche a lo que te puedas imaginar. También, andábamos en patines por las calles. Teníamos una familia muy grande. Mi hermana era Lita, y mi hermano, Enrique que justamente hoy, a los 88 años, se fue manejando solo hasta La Plata.
-¿Usted se recibió de farmacéutica en La Plata ?
-Sí, pero nunca me interesó la Farmacia. Yo quería estudiar Bioquímica, y en ese momento, para poder ser bioquímica, había que estudiar Farmacia previamente. Cuando hicimos el viaje de egresados a Brasil, conocí un grupo de gente que trabajaba en Química Orgánica, que en su mayoría, eran de Estados Unidos. Ellos me convencieron de ir a estudiar a la Universidad de Brasil, hoy llamada Universidad de Río de Janeiro. Ahí fui, a los 21 años de edad, estuve tres años y medio, me gradué de Química y por sugerencia de mis profesores viajé a Estados Unidos a hacer el Doctorado.
-¿Dónde lo hizo?
-En la Universidad de Texas Tegh. Después me casé con un científico al que conocí cuando éramos estudiantes de posgrado. Fui a la Universidad de Seattle, Washington, y por último, a la Universidad de Arizona.
-¿Cómo encontró a Varela?
-La veo linda. Desde que vivo en Estados Unidos vine muchas veces, y voy notando los cambios. Pero cada vez que salgo a caminar sigo encontrándome con gente conocida.
-¿Con qué quiere cerrar la nota?
-Quisiera decirle a los chicos que estudien. Si estudiás, no sólo aprendés, sino que podés solucionar problemas del mundo y vivir mejor.