Días antes de la salida de esta edición, una noticia comenzó a conocerse tímidamente, pero con la posibilidad de conmocionar la tranquila comunidad de nuestro distrito.
Días antes de la salida de esta edición, una noticia comenzó a conocerse tímidamente, pero con la posibilidad de conmocionar la tranquila comunidad de nuestro distrito.
Un mes atrás te contamos el caso del nieto que aún se busca en Florencio Varela. Ahora, la justicia investiga la posibilidad de que un joven que falleció en 2009 y fue enterrado en el cementerio local sea hijo de detenidos-desaparecidos de la última dictadura.
El hecho, de comprobarse, permitiría no solo dar con el nieto 116 sino que se trataría de la primera identificación post mortem.
Del joven no trascendieron datos que permitan conocer, hasta el momento, ni la identidad con la que vivió su vida ni la que presuntamente sería la real. Se supo, sin embargo, que su muerte se produjo el 12 de diciembre de 2009 y su cuerpo fue inhumado en nuestra ciudad.
Algunos datos en torno al episodio son, hasta ahora, confusos. Uno de ellos es que el investigado iba a cumplir, ocho días después de morir, los 33 años. Sin embargo, según los datos que el mismo había aportado en vida cuando buscaba establecer su identidad, habría nacido “en 1979 o 1980”.
Paso a paso
La historia de la búsqueda del joven se remonta al año 2000, cuando se presentó espontáneamente en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), que dirige la hija de Estela de Carlotto, Claudia Carlotto.
El chico argumentó, entonces, que al cumplir 18 años mantuvo una charla conflictiva con una tía que le dijo que había sido adoptado, y que “su padre era un empleado de un circo”.
Tras ese primer contacto, debía volver para que se le extrajera una muestra de sangre y así proceder a la realización del cotejo de identidades en el Banco Nacional de Datos Genéticos. Nunca lo hizo.
Dos años más tarde regresó ampliando la información y señalando, otra vez, que era su tía que vivía en Córdoba la que la había aportado: llegó con un nombre “real” y una fecha de nacimiento: 6 de junio de 1977. Esos datos fueron desestimados por el Registro Nacional de las Personas.
A cuatro años de su primera visita, en 2004, el joven nuevamente se hizo presente en la CONADI. En esa ocasión, los datos con los que había llegado los había aportado un contacto anónimo que mediante un “chat de Messenger” le dio información: Allí recibió un nombre que sería el suyo real, el de quien habría sido su padre biológico, y los datos de que sus padres habrían desaparecido ambos en 1979, y su nacimiento se habría dado “el 19 de junio de 1979 o de 1980. Y, además, que su presunta abuela biológica vivía en Pergamino y allí lo buscaba”.
Posteriormente sumó otros elementos: uno de ellos era el nombre de un militar que mantenía contacto con la familia que lo crió, quien tendría domicilio en el barrio porteño de Villa Urquiza, donde también residen quienes fueron sus padres de crianza.
También dijo que, según un acta del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas de la Ciudad de Buenos Aires fechada en 1979 figuraba el domicilio de ese mismo militar como el lugar en el que se había producido el parto.
Esa acta tiene consignados los nombres de dos “testigos del nacimiento”, pero no el de los presuntos padres reales ni el del médico que debería haber asistido el alumbramiento.
La investigación
El misterio crece en torno al caso a medida que avanza la investigación, ahora en manos de Luis Rodríguez, titular del Juzgado Federal Nº 9.
El joven fallecido en 2009 habría sido padre de una hija. Este dato está siendo investigado también, por lo que algunas de sus ex parejas serían citadas por el juez.
Los fiscales Patricio Evers y Federico Delgado fueron los encargados de solicitar la exhumación del cuerpo que había sido sepultado en la necrópolis varelense, para posteriormente “obtener una muestra apta para la extracción de su perfil genético a fin de realizar un examen hemogenético”, según consta en la causa.
Además, ambos integrantes del Ministerio Público Fiscal pidieron que “se adopten los recaudos pertinentes del caso y aquellos explicados por la Unidad Especializada en Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado”.
Otro de los planteos de Evers y Delgado se orienta a que el magistrado interviniente en la causa busque establecer, también, si aquellos cuyos nombres aparecen en el marco de esta investigación y en las denuncias del joven ahora fallecido están siendo o fueron “imputados en otras causas (...) sobre hechos ocurridos en la última dictadura”, así como “la realización de discretas tareas de investigación sobre el domicilio (de Villa Urquiza) a efectos de determinar si continúan viviendo allí” los presuntos apropiadores.
De acuerdo a los escasos datos que trascendieron de una investigación prácticamente hermética, habría dos causas ya abiertas que permitirían confirmar la situación denunciada por el joven varelense fallecido en 2009. Una se tramita en el juzgado de María Servini de Cubría, la otra en el Ricardo Bustos Fierro, magistrado cordobés.