EL OTRO VOS

Un día de primavera, en un día de otoño



Edición Impresa » 01/10/2018

Hay una anécdota que Nora mi mamá siempre nos cuenta o en realidad, nos contaba cuando sentía que no estábamos valorando lo suficiente las cosas pero nunca la pudo terminar.
Nora tenía como trece años y estaba con su mamá (mi abuela a la que jamás conocí), una gorda con mano pesada, rulos y ojos celestes como color cielo. A Nora, y esto lo cuento sin su permiso, le daba un poco de vergüenza caminar con su mamá porque era gorda y sabía la mirada del otro. Vergüenza más no deshonra, a mi abuela no le importaba eso. Porque era una mujer fuerte y lo sé no a través de Nora, sino a través de Jorge, mi papá, que supo de las consecuencias. Entonces lo aseguro.
Están en una calle con tiendas de ropa de los años ´70. Mi abuela la hace entrar a mi mamá de la mano, apurada. Con la misma mano con la que la agarraba, ahora cambia el agarre y la hace tocar-pellizcar la tela de la ropa que estaba colgada de la percha. Nora tiene el guardapolvo blanco con dos tiras planchado, impecable y si la apurás un poco, se acuerda hasta el olor que sentía. Mi abuela le frota los dedos en una camisa, la mira y le dice: «ves Nora, esta es una buena prenda, resistente, con buena costura, buena calidad.» Hace una pausa «Yo no te la puedo comprar pero quiero que sepas la diferencia».
No hay una vez que mi mamá no termine la anécdota y rompa en llanto cuando la cuenta. Y a mí se me hace un nudo en la garganta. Esa anécdota tan simple y con tanto carisma siempre me hizo sentir una mierda.
Hoy se festeja la fiesta del Medio Otoño. Se celebra el decimoquinto día del octavo mes en el calendario Han —esencialmente la noche de la luna llena— que cae en un día entre el 8 de septiembre y 8 de octubre en el calendario gregoriano. Es una fiesta oriental en la que según la cultura (China, Japón, Vietnam, Corea) se conmemora de distinta manera. Es también una celebración para agradecerle a la madre tierra la rica cosecha en la estación de recolección de maíz.
Pero hay un dicho que es clave. Según dice un viejo proverbio chino, esta es la noche del año donde la luna es más brillante y si mirás a la luna llena verás la cara de tu verdadero amor. Siempre el amor en el medio de todo. Sin ningún tipo de singularidad, en este día de otoño para mí y primavera para Nora, le agradezco a mi madre por sembrar la cosecha. Pues la diferencia es de quien entiende la diferencia, no de quien puede comprar la prenda.
Fin de la anécdota


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