«En los Centros de Salud no hay barbijos. Los tienen, pero no nos los dan porque están esperando que la situación explote. Nos dicen que solo tenemos que usarlos cuando un paciente tiene síntomas de coronavirus… Pero no puede ser así, los necesitamos para seguir trabajando».
La enfermera de una «salita» varelense relata a Mi Ciudad algo de lo que ella y muchos trabajadores sanitarios de Florencio Varela vienen padeciendo en las últimas semanas: las condiciones de insalubridad con la cual tienen que llevar adelante sus tareas. Algo a lo que ya estaban en cierto modo acostumbrados, pero que ahora lleva agregado el riesgo de contagio de COVID-19, el virus que cambió el Mundo.
Una compañera de trabajo que se desempeña en otro barrio afirma: «estamos trabajando en condiciones precarias. Nos dan doce barbijos para dos enfermeras y tenemos que hacerlos durar todo el mes, cuando lo real es que deberíamos cambiarlos cada tres horas. No nos queda otra que desinfectarlos con alcohol para que duren más». Y agrega: «estamos comprando y aceptando donaciones de barbijos de tela, lo que no corresponde, pero no nos están dando los materiales que precisamos».
La grave situación fue abordada por la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (CICOP). Representantes locales de la entidad aseguraron a Mi Ciudad que «al principio retaceaban los barbijos, máscaras y demás elementos de bioseguridad, inclusive nos daban barbijos cosidos, de mala calidad, cuando tienen que ser termosellados. Además, no querían dárselos a los empleados administrativos, que también están expuestos. Pero a partir de la gran cantidad de compañeros contagiados parece que se convencieron y comenzaron a entregar más elementos».
«Los Centros de Salud tienen un impresionante déficit de recursos humanos, desde antes del coronavirus»- amplían- y eso ahora se nota más. En Zeballos II hay una sola pediatra, y Zeballos I, que está a 25 cuadras, y Villa del Plata, que está a 15 cuadras, no tienen ninguno. Por eso, las madres tienen que ir a Zeballos II con sus bebés, con el agravante de que no las dejan subir con los chiquitos al colectivo por la pandemia… Esos centros tampoco tienen obstetras para atender a las embarazadas, un recurso que es imprescindible».
Desde CICOP piden algo más: «sabemos que está funcionando el Comité de Crisis, y quisiéramos que se nos convoque a integrarlo. Como gremio, somos la voz de los trabajadores», aseguran.
Además, trabajadores de la salud del área local ponen el acento sobre el tema económico: «la falta de recursos humanos está ligada a lo salarial. En el Hospital Mi Pueblo ganan un poco más que lo que ganamos los municipales –nos explica una trabajadora sanitaria de un Centro de Salud barrial- Ellos tuvieron paritaria y ahora van a recibir un aumento, pero a nosotros no nos dieron ni paritaria, ni una reunión, ni nada. Hicimos una nota formal tanto a la Secretaría de Salud como a Desarrollo Social, para retomar el diálogo que hace mucho no tenemos».