Montaña rusa



Editorial » 01/01/2023

El año terminó como una montaña rusa para los argentinos: subiendo y bajando, con sensaciones extremas y la incertidumbre permanente por lo que vendrá, no ya en un lapso prudencial de tiempo, sino de un momento para otro.

El año terminó como una montaña rusa para los argentinos: subiendo y bajando, con sensaciones extremas y la incertidumbre permanente por lo que vendrá, no ya en un lapso prudencial de tiempo, sino de un momento para otro.
A la condena por corrupción contra Cristina le siguió la confirmación de la condena por corrupción a Milagro Sala. El caso de la abogada exitosa tiene un detalle que pasó casi desapercibido: sobre ella y el resto de sus compañeros de desgracia, los jueces dispusieron un decomiso de 84.835 millones de pesos. Linda cifra para un país donde el que roba un pan para comer, va preso.
Mientras tanto, y en su realidad paralela, el Presidente Fiestero armó una celebración por sus tres años de gestión, reunión a la que no concurrieron ni sus ministros. Lo de Milagro es más que bizarro: el kirchnerismo pide que Alberto la indulte, cuando en realidad la mujer, que durante años fue dueña del poder en Jujuy, debería estar detenida en una cárcel común y no disfrutando de su lujosa casaquinta.
Después, y hablando de vaivenes, llegó el Mundial. Y con él, luego del sufrimiento y los penales, el ansiado título. Como era de prever, el oficialismo, acostumbrado como está desde siempre, a apoderarse de lo ajeno, también quiso hacerse dueño de la Selección Nacional. Pero Messi y compañía rechazaron participar de la foto buscada, y dejaron desairados a los integrantes de «La Cámpora» en Ezeiza y al Presidente en la Rosada, tal vez recordando que este mismo Gobierno es el que nunca permitió ingresar al país los respiradores que Messi mandó a Rosario en el peor momento de la Pandemia, y que aún están arrumbándose en algún depósito, presos de la burocracia y del desinterés e ineptitud de nuestros funcionarios.
Pero como nada parece suficiente, apareció Alberto a decir casi como un niño despechado: «soy el único Presidente al que no visitó una Selección Campeona del Mundo, pero en mi Gobierno ganamos tres Copas». Y lo dijo así, sin ponerse colorado, en el país del 100 por ciento de inflación y 50 por ciento de pobreza.
Hubo más, claro. Demostrando su nivel intelectual y moral, Cristina publicó un tweet diciendo que Messi se ganó definitivamente el corazón de los argentinos «con su maradoniano «andá pa’allá bobo», cuando uno y otro jugador se encuentran en las antípodas y la realidad es que Messi se ganó todo con su conducta y responsabilidad. Y con su mérito, esa palabra que tanto ruido les hace a los K.
Para finalizar, pero sólo por ahora, Alberto cerró 2022 diciendo que no va a acatar un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, lo que significa nada menos que violar la Constitución Nacional. Otra obra de terror de un Gobierno nefasto, encabezado por un profesor de Derecho al que habría que hacerle recursar varias materias, y por una letrada reseteada en revolucionaria a la que nunca se le conoció un habeas corpus firmado en la dictadura.
Terminó el año, pero la montaña rusa no se detiene.


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