Por Alejandro César Suárez | @alecesarsuarez
En abril de 2005, publicamos una entrevista a una de las más recordadas vecinas y profesoras de Música de la historia varelense: Haydeé Pisani.
En abril de 2005, publicamos una entrevista a una de las más recordadas vecinas y profesoras de Música de la historia varelense: Haydeé Pisani. En aquella entrevista, realizada en su hermosa casa de la calle Boccuzzi entre Avenida San Martín y España, Haydeé nos recibió con una abundante merienda que incluyó varias delicias y nos contó buena parte de su vida. Hoy reproducimos aquella nota:
«Es no sólo la decana de las concertistas de piano de F. Varela, sino una figura que brillará por siempre entre las más importantes luces del firmamento artístico local. Con 91 años muy bien llevados, y viviendo como siempre en la casa donde nació, en la calle Boccuzzi de nuestra ciudad, rodeada por muebles y objetos de más de 100 años de antigüedad, la señorita Haydeé Pisani sigue cautivando a sus interlocutores con su desbordante cultura, construída a través de una vida nutriéndose con el arte en general y la música en particular. Admiradora de Chopin, Bach, Tchaicovsky y Mozart, fue maestra de piano y francés, y recorrió el Mundo. Dejando siempre hasta el ataúd pagado, por si me moría en el viaje,porque yo no quiero molestar a nadie, nos cuenta entre risas. Su humor asoma a cada instante, como cuando nos confiesa: «aunque me lo propusieron, nunca quise ir a dar clases a los colegios, porque nunca me gustó madrugar».
Con ella, dialogó Mi Ciudad:
¿Qué recuerda de su infancia?
-Yo nací en esta casa, el 3 de marzo de 1914. Mi madre se llamaba María Bereuilh, y era francesa, y mi padre Esteban, que era de Florencia, Italia. Vinieron a esta ciudad en el año 1870. Mi papá, que se había casado a los 27 años, tenía un corralón que ocupaba toda la esquina de lo que hoy es Avenida Pte. Perón y España. También recuerdo que teníamos un molino muy lindo, sobre la Avenida Vázquez. Nunca me faltó nada, vivíamos muy bien... Fue un tiempo muy feliz. Mis padres se llevaban muy bien y eran muy caseros. Los domingos solíamos ir a la matiné de «La Patriótica» a ver alguna película.
-¿Cuál era su juguete favorito?
-Jugábamos con muñecas, y con unas cocinitas con cajoncitos.
-¿Ya le gustaba la música?
-Desde siempre. Cuando yo tenía 10 años, había una señora, en lo de Gragitena, que me enseñó los primeros pasos en el piano. Mis padres me apoyaron en todo, y además tocaban, él, el violín y mi mamá el mandolín, dos instrumentos que todavía conservo. Después fuí a aprender con Bacilisa González, y más tarde ingresé al Conservatorio Nacional de Música y Arte, que dirigía el prof. Carlos López Buchardo...
-Allí tuvo grandes maestros...
-Sí. Como Athos Palma, Constantino Gaito... Además, nos encontrábamos a menudo con Alfonsina Storni, y con mucha gente muy culta. Después me asocié a la Wagneriana, con Malena Dreyer, y no nos perdíamos ningún concierto. Jamás faltábamos al Teatro Colón, ni al Coliseo... Fue una época maravillosa.
-Volviendo al F. Varela del ayer... ¿Qué otros recuerdos tiene?
-Para San Juan y San Pedro hacíamos las fogatas en la calle, que era de barro. Preparábamos los muñecos de arpillera, los llenábamos, juntábamos ramas, y todos los vecinos venían a ver como se prendía el fuego en esas noches tan heladas, en las que se oía a lo lejos el ladrido de los perros, porque no había movimiento. Cuando terminábamos, entrábamos corriendo a ponernos al lado de la estufa y a tomar chocolate caliente.
-¿Qué negocios había en esos tiempos?
-Lo de Pérez, en la calle San Juan, la carnicería de Gallani, la ferretería de mi papá, una escribanía enfrente de casa... Acá enfrente vivía la abuela del profesor Bossi. A su casa íbamos a comer sandía con Ernesto Scrocchi, Quique Cabello y otros... Y cuando el día estaba lindo, nos íbamos caminando todos al Arroyo de las Piedras. ¡Qué fácil nos divertíamos antes!
-¿Usted tuvo muchos alumnos?
-Llegué a tener hasta 45 alumnos... Algunos de ellos fueron las chicas de Villa Abrille, las de Escaray, la hija de Vecchio, Horacio Merigho, Jorge y Malena Dreyer, Hugo Ghio...
-¿Y quién fue su mejor alumno?
-Jorge Dreyer, y también Hugo Ghio, a quien el piano le gustaba con locura.
-¿Dió muchos conciertos?
-Sí. Toqué en Radio Nacional, y dirigí el Coro del Centro Cultural Sarmiento.
-En la década del ’80 se puso de moda Richard Claydermann. ¿Es cierto que es tan malo?
-¡Síii! ¡Si tocaba con un dedo! ¡No tenía técnica! Pero como era jovencito, todas se enamoraban de él...
-¿Quién fue su «personaje inolvidable»?
-Un profesor de contrapunto, Torre Bertucci, que era humilde y extraordinario.-
-¿Cuáles fueron el mejor y el peor momento de su vida?
-El mejor... todo el tiempo que pasé metida en la música. El peor, la muerte de mi padre y de mi hermano Noel...
-¿Con qué cosas se entretiene ahora que ya no toca el piano?
-Leo mucho. Los domingos leo durante tres horas y media el diario «La Nación», leo Mi Ciudad todos los meses... Hago palabras cruzadas y sopa de letras. También leo novelas... Una tiene bien la cabeza porque la tiene ocupada.
¿Quién fue el mejor Intendente de Florencio Varela?
-Baigorri y Rodríguez.
-¿Qué le va a decir a Dios cuando lo tenga enfrente?-
-Que contemple un poco tanta maldad, tanta corrupción. Hay chicos muertos de hambre mientras que los corruptos siguen robando... Es una vergüenza. Le pediría que cambie a los Gobiernos. Y que se dejen de robar.»