Nada es para siempre. Aunque todavía falta bastante, lo cierto es que si la ley no se modifica, Andrés Watson no va a poder ir por su reelección.
Nada es para siempre. Aunque todavía falta bastante, lo cierto es que si la ley no se modifica, Andrés Watson no va a poder ir por su reelección.
Claro que el intendente de Florencio Varela no es el único con este impedimento. Alrededor del 60 por ciento de los jefes comunales de la Provincia de Buenos Aires, no podrán volver a ser candidatos en los comicios de este año.
De acuerdo a la normativa vigente, hay 78 intendentes que no tendrán la oportunidad de ser reelectos porque se encuentran transitando su segundo mandato consecutivo, lo que hace que al menos en un aspecto, haya coincidencias entre representantes de distintos partidos: tanto Watson como sus pares del peronismo, de la UCR y del ex Juntos por el Cambio quieren que la ley se modifique para buscar una Re-Reelección.
El tema parece anclado en la Legislatura Bonaerense, donde el enfrentamiento entre los kicillofistas –como Watson- y La Cámpora llevó a que por ahora sólo se debata la reelección indefinida de diputados, senadores, concejales y consejeros escolares, dejando deliberadamente afuera a los intendentes. Así surge de un proyecto presentado por senadores kirchneristas que se interpreta como un «mensaje» a los alcaldes alineados con el gobernador.
Pese a todo, Watson no pierde las esperanzas y lleva adelante una gestión de alto perfil resaltando su figura a través de fotos y videos en todos los ámbitos. Esto puede notarse con solo seguir su red de medios adictos, sostenidos por la pauta oficial, donde se reproducen textualmente las gacetillas municipales ensalzando su figura, y también observando la cartelería instalada en las calles de la ciudad, donde junto a cada obra anunciada se destaca la imagen del intendente, especialmente iluminada, mientras todos los que lo rodean aparecen ensombrecidos con una tonalidad más oscura.
¿Y si la ley no se modifica y Watson tiene que dejar el cargo? Dos personas están en la mente del jefe comunal para sucederlo en ese caso. Uno es un amigo de toda la vida, el Secretario General de Gestión Pública del Municipio, Christian Rodríguez. Y el otro, su Secretario de Industria, el «Tata» De la Fuente.
Pero ya se sabe que donde manda capitán, no manda marinero. Y los planes del auténtico dueño del poder político local serían otros. Estamos hablando, por supuesto, del inoxidable Julio Pereyra, quien no oculta su sueño de ver a su hija Julieta en el sillón que él ocupó durante casi treinta años.