Lo mejor y lo menos malo



Editorial » 03/08/2025

Cerraron las listas y los bonaerenses nos preparamos para unas nuevas Elecciones, aunque hace rato que parecemos vivir todo el tiempo en campaña.

Cerraron las listas y los bonaerenses nos preparamos para unas nuevas Elecciones, aunque hace rato que parecemos vivir todo el tiempo en campaña.
Para no fallar al esperado «folklore» de cada cierre, esta vez el peronismo, que sigue sin querer llamarse peronismo en las boletas, tuvo la oportunidad de alargar el plazo legal para presentar sus candidatos gracias a dos oportunos apagones y hasta nos deleitó con una nueva demostración de esa «lealtad» que tanto pregona, al haber presentado el gobernador Kicillof una lista extra, con gente propia, por si era traicionado por sus compañeros de La Cámpora.
A esto se le suma la estafa de los «testimoniales», aquellos postulantes que no asumirán el cargo para el que sean votados, lo que deja de manifiesto la pobreza intelectual que padecen, al no tener nada mejor para ofrecer al electorado.
Y ni hablar de algunos candidatos que en vez de curriculum tienen prontuario. Como los acusados de violación y abuso sexual que resaltan en algunas nóminas pero no causan ningún escozor a las «feministas de Evita y de Cristina».
Enfrente el panorama no es mucho mejor. Si la pretendida «unión» del peronismo es una máscara que mezcla proyectos y ambiciones contrapuestos, también la alianza entre La Libertad Avanza y el PRO es otro rejunte de egos e ideas que sólo se amontonan en busca de una banca. De muchas, en rigor. A esto poco ayuda el permanente estado de beligerancia entre el Presidente y su Vice –un mal endémico del ADN argentino- , y entre el Presidente y todo aquel que no piense como él, alentando y legitimando a una horda de energúmenos digitales tan extremistas como los que padecimos durante 20 años, pero desde la otra vereda, y en muchos casos subvencionados por el Estado.
Y como no hay dos sin tres, una supuesta «tercera fuerza», Somos Buenos Aires, surge como otro galimatías que acumula a eternos perdedores, pretensiosos reciclados y persistentes parásitos que insisten en vivir de un cargo público, saltando en cada Elección de una punta a la otra del menú ideológico con la mejor cara de piedra.
¿Queda algo más? Con los nombres de siempre, la minúscula Izquierda, reivindicadora de los guerrilleros de los 70 y de las dictaduras que encarcelan y asesinan a sus opositores y artífice de los piquetes que durante años jodieron la vida de los que trabajamos y a los que ahora –por fin- se puso coto.
Las Elecciones se acercan y paradójicamente, una vez más, lejos de «elegir», seremos muchos los que tendremos que «optar» por lo menos malo.


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