Una tragedia y muchas dudas



Nota de tapa » 02/11/2025

Un halo de silencio rodea la trágica muerte de Valentina Carbonetti, una estudiante de 18 años que cursaba la carrera de Trabajo Social en la UNAJ, un caso del que sugestivamente nadie se ocupa pese a estar lleno de interrogantes.

Un halo de silencio rodea la trágica muerte de Valentina Carbonetti, una estudiante de 18 años que cursaba la carrera de Trabajo Social en la UNAJ, un caso del que sugestivamente nadie se ocupa pese a estar lleno de interrogantes.
La joven falleció el 3 de octubre, luego de ser atropellada un día antes, en la Avenida Calchaquí del Cruce Varela, por una ambulancia del Ministerio de Salud bonaerense, que circulaba a toda marcha por la senda del Metrobus, frente al mencionado centro de estudios.
Según se dio a conocer, Valentina intentó cruzar corriendo la avenida y fue embestida por el vehículo, que no trasladaba a ningún paciente pese a lo cual desde esferas oficiales se manifiesta un gran interés por remarcar que «circulaba con balizas y sirenas» y que estaba «en emergencia, transportando elementos de salud hacia un centro sanitario».
También trascendió que la ambulancia habría estado manejada por un hijo del doctor Ariel Sáez de Guinoa, ex director y actual Director de Gestión de Pacientes del Hospital El Cruce.
Luego del accidente, el SAME trasladó a la chica en grave estado a ese centro sanitario, donde según declaró el padre de la víctima no quisieron recibirla, por lo cual se la llevó al Hospital Mi Pueblo. Horas después, se la derivó nuevamente desde el nosocomio de Villa Vatteone hasta el centro asistencial de alta complejidad, donde falleció.

En declaraciones al colega Raúl Montero, de Alternativa Sur, Guido Carbonetti, padre de Valentina, afirmó: «Lo que tenemos hasta ahora es que el chico que chocó a Valen es hijo de un ex director del Hospital del Cruce. El muchacho iba en código rojo por el Metrobús, pero se sabe que no llevaba ni guantes. No iba transportando órganos ni pacientes, por lo que el código rojo no tiene sustento. Luego del choque, a Valentina la llevan al Hospital del Cruce, donde la rechazan rotundamente, haciéndole perder tiempo valioso. La llevan al Hospital Mi Pueblo de Varela, luego una ambulancia la retira y la lleva nuevamente al Cruce, donde después de tres horas de idas y vueltas, Valentina sufre el primero de tres paros cardíacos mientras le hacían una tomografía.
En el momento del choque, el semáforo para autos funcionaba, pero el peatonal no. Mi hija cruzaba por la senda peatonal que está atrás del semáforo, por lo tanto, no vio el semáforo de los autos. Se guió por un semáforo que no andaba. Pero el problema más grande para nosotros no es el accidente, sino el rechazo de mi hija en el Cruce».
El caso, que busca ser ocultado desde el poder político local, al punto de que ni siquiera recibió una mención en la última reunión del Concejo Deliberante, abre una gran cantidad de interrogantes: ¿Hay responsabilidad penal de quiénes negaron su ingreso en el Hospital El Cruce? ¿Cabe la figura de abandono de persona para este caso? ¿Es admisible que se pierdan horas por una decisión burocrática cuando hay una vida en juego, y que nadie pague por semejante negligencia? ¿Cuál fue el rol de quienes atendieron a Valentina en el Hospital Mi Pueblo y luego resolvieron enviarla otra vez al Cruce? ¿De dónde venía y hacia dónde iba la ambulancia y cuál era su urgencia? ¿Efectivamente la manejaba el hijo de una autoridad del Hospital El Cruce? ¿Se justificaba que circulara a toda velocidad por la senda del Metrobus?
Son muchas las dudas y, como ocurre cada vez que un caso roza a un funcionario en nuestra ciudad, es muy grande la posibilidad de que todo quede en la nada.


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