Cómo arrancar una nota frente a la hoja en blanco, dilema que muchas veces enfrenta cualquier periodista. Mientras repasaba en posibles inicios para este artículo, surgieron dos elementos:
Por un lado, la enorme cantidad de veces que uno escucha (o piensa), «Edesur me tiene seco», y por el otro, por curioso que suene, la melodía que entona el personaje infantil (y bilingüe) Dora la exploradora, cuando canta: «Come on, vámonos…».
¿Cuál es el punto en común entre ambos elementos? Muy simple, y ya lo comprenderá el lector andando los párrafos.
Es que durante el último mes y medio, la ciudad se vio invadida por unos curiosos acoplados conteniendo, valga la redundancia, containers.
Estos containers llevan en su interior un equipo generador de energía eléctrica, y fueron colocados en numerosos puntos del Distrito para alimentar la red eléctrica de la empresa Edesur, a través de sus transformadores de las líneas de media tensión, que convierten el flujo energético a la baja tensión domiciliaria que todos recibimos en nuestras casas.
Para que no parezca que hablamos en abstracto, y aunque las fotos no nos dejen mentir, aportamos dos ejemplos: Colombia entre 12 de Octubre y Vicente López, y 12 de Octubre entre Río Carcarañá y Mar Chiquita.
Y aquí llega el por qué «Edesur me tiene seco». Es que la empresa contratada para esta verdadera «inyección de energía» es la firma Juan Secco.
Cualquier vecino atento dirá: «Momento, yo pasé por ahí, y estos containers tienen una identificación bastante ostensible que dice: Enarsa».
Para los distraídos, les recordamos que Enarsa es la empresa que creó el Estado Nacional durante el gobierno de Néstor Kirchner para tener una firma nacional que se abocara a las cuestiones de la energía eléctrica en el país, en un escenario de empresas concesionadas en la década del ’90 (aunque nunca reestatizadas en la dékada ganada)».
Para los atentos que advirtieron este cartel, les aclaramos no sólo que Enarsa es lo que se llama comúnmente «un sello de goma», es decir, una empresa bastante fantasma que sólo existe en los papeles; sino que además, a Enarsa sólo le pertenecen los adhesivos pegados a los containers.
Los containers y el equipo que está en su interior, y que es en realidad lo que cuenta, son de la empresa Juan Secco.
Y es acá donde entra Dora la exploradora. No porque en su condición de tal haya explorado la ciudad para dar con estos equipos, claro. Son más que visibles, de eso podemos estar todos seguros. Y de tan visibles que son, generan problemas de tránsito durante el día donde están ubicados, molestar con sus estruendos ruidos a los vecinos en cualquier momento del día en que funcionan, y por la noche nos ponen a todos en riesgo porque están pésimamente señalizados, por no decir que son imposibles de ver.
Lo que nos dice Dora es: «Come on, vámonos… everybody let’s go». Frase que le cabe de las mil maravillas a nuestros funcionarios, locales, provinciales o nacionales. Los que guste.
Y es que, repasemos: Edesur es la empresa que debe brindarnos un correcto servicio energético, porque para eso ganó una concesión en los años ’90. Claro que Edesur no sólo no puede, sino que Edesur no existe más allá de una coquetas oficinas en la Ciudad de Buenos Aires, unos director híper bien pagados, y unos bastante funcionales voceros, con sueldos envidiables, que se encargan de aclarar lo inaclarable cada vez que algo pasa. Lo demás, son todo empresas mercerizadas, subcontratadas por Edesur, aún para la más elemental de las tareas, que a su vez pagan sueldos bastante mediocres a sus empleados.
(nota completa en la edición de papel)