Viuda de Fernando Pérez Loiácono, con quien tuvo dos hijos, Alejandro y Graciela, tiene cinco nietos y una bisnieta “y otra en camino”, agrega, feliz.
“Nací en la calle Belgrano, éramos cuatro hermanos, y yo era una de las mellizas”, nos dice Nelly, y continúa: “mi mamá era de Ramallo, y mi papá de un pueblito cerca de Damasco, en Arabia. Vino a Argentina a los 19 años, escapándose de la Guerra de 1914, y de la pobreza, con su hermano.”
-Cuéntenos cómo empezó él su vida en nuestro país…
-Llegó a Mármol y después se vino a F. Varela, donde trabajaba como changarín, llevando la mercadería en el hombro, y recorriendo las chacras. Se iba caminado hasta Claypole, Rafael Calzada… Recorría Villa San Luis… Los quinteros le decían “el Turco de los lunes”, o “el Turco de los martes”, según el día en que los visitaba, aunque de turco mi papá no tenía nada. Después compró con el hermano la esquina de Monteagudo y Boccuzzi, y ahí edificaron.
-Háblenos de su niñez…
-Tuve una niñez hermosa. Nos reuníamos en Monteagudo, que era de adoquines. Dejábamos las bicicletas tiradas y las usaban otros chicos. Mis amigos eran Cholita Palacios, Tatina Girola, Jorge y Malena Dreyer… Teníamos un grupo grande. No había ningún peligro.
-F. Varela era muy distinto…
-Claro. Los lecheros venían a dejar la leche a la Estación, y en la esquina de Monteagudo y Pte. Perón había un almacén que era de los Molinero, que tenía una posta para los caballos. Al costado, había un bar y una casa de comidas que era de Demattei. La señora nos hacía probar la comida a ver si nos gustaba. También estaba la Casa Martino, donde se cargaba nafta y se lavaban autos.
-¿Y dónde estaba la Casa Gutani?
-En Monteagudo y Boccuzzi. Fue la segunda tienda de Florencio Varela, la primera estaba donde hoy está Vía Cosenza, en Av. San Martín y Dr. Sallarés. Nosotros nos criamos ahí… Mi papá tenía un sótano, donde cortaba la tela de los calzoncillos. Y hasta una quinta con tomates, acelga, perejil… Era muy trabajador, y hasta había aprendido a hablar castellano con una maestra. Por eso, muchos paisanos venían a pedirle ayuda con los trámites, cuando había que llenar algún formulario. Tiempo después mi tío trajo a su hijo, Kassen, a San Martín, y como no le gustó, vino a F. Varela. Un hermano se quedó con al propiedad y otro con el negocio. La Casa Gutani pasó a Monteagudo, al lado de donde hoy funciona el Banco Nación.
-¿Qué época era?
-La época de Perón, la primera presidencia, una muy buena época, donde se trabajaba mucho. Papá tocaba una chicharra y bajábamos a ayudarlo, porque se llenaba el negocio de gente.
-¿Qué vendían?
-Ropa, Alpargatas, perfumes… Tantas cosas que le decían la Gatt & Chaves de Varela.
-¿A qué escuela fue?
-Primero a la Escuela 11, pero como era medio varonera, mi mamá quiso que me pasara a la Escuela de Hermanas. Papá, que era musulmán, no quería que fuera a un colegio católico, pero finalmente, fui. En el Sagrado Corazón, la Hermana Reinhildis nos medía las polleras con un metro, y pobre de la que la tuviera más corta que lo debido.
-¿Y en la época de juventud, iba a bailar?
-Sí. A todos lados. A Defensa y Justicia, donde venían las orquestas típicas, D´Arienzo, Mariano Mores… y cuando llovía, se inundaba todo el fondo… A La Patriótica, a Independiente de Avellaneda, a Las Delicias, en Adrogué, a una confitería que se llamaba Plátanos… Ibamos con Cholita Palacios, Beba Tomaghello, una chica Gruninger, mis primas de Ramallo… Los sábados eran sagrados. Eso sí, siempre con una o dos madres que nos acompañaban. También íbamos a “asaltos”, que en F. Varela solían organizar los Aquilano, el Ñato y la Rusa, o Piccín y Piccina Fernández. Los amigos de mi hermano eran muy “cuidas”. Si bailábamos mucho con un chico, enseguida le contaban.
-¿A su marido lo conoció en un baile?
-Sí. En un asalto en Bernal. Era bancario, trabajaba en Avenida Corrientes, de Capital. Yo iba a hacer cursos de manualidades para verlo más seguido. Tuvo que pedirle la mano a mi papá porque éramos novios de zaguán, y eso a mi mamá no le gustaba. Estuvimos cuatro años de novios y nos casamos.
-¿Le gustaban las manualidades?
-Mucho. Hice cursos en el Centro Cultural Sarmiento, donde se enseñaba de todo, completamente gratis, hasta Inglés y Lenguaje. Y ahí también hice Teatro, con Luis Di Cecco y Suárez Serrano.
-¿Está contenta con su vida?
-Sí, Contenta con todo lo que me dio Dios. Los padres que tuve, mis hijos, mis nietos, mi bisnieta… y una infancia y juventud que no cambio por nada.
-¿Qué le diría a Dios si lo tuviera enfrente?
-Le pediría por toda mi familia, y por la paz del Mundo.
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