La falta de una política de viviendas

Muchas veces como un fantasma, otras tantas como un dato de la realidad. Nunca, hasta ahora, alcanzando los ribetes de escándalo con que quedó teñido el drama del déficit habitacional, a partir de la denuncia realizada por el intendente Julio Pereyra contra el dirigente social José Luis Calegari, la cual contó, además, con el apoyo de todo el arco político local representado en el Concejo Deliberante.

Según el intendente, lo que debe investigarse a partir de su presentación en la Justicia es una «asociación ilícita, defraudación, coerción e instigación a la violencia». Y las consideraciones de la máxima autoridad local fueron: «siempre intervienen los mismos actores y hay gente vinculada al narcotráfico».

La decisión del mandatario causó sorpresa en su círculo, dado que el fomento a la instalación de nuevos barrios en forma precaria fue una de las constantes que acompañaron su política durante toda la década del ’90 y hasta bien entrado el primer decenio del siglo XXI.

Aún así, tampoco fueron esos períodos, en términos porcentuales, los que marcaron el mayor desarrollo poblacional de Florencio Varela.

Desde el segundo censo realizado oficialmente en el país (1895) hasta el de 1970, cada medición mostró que el número de habitantes superaba al del decenio anterior por encima del cien por ciento. A partir de los ’80 comenzó a decrecer la tendencia, de manera cada vez más marcada.

Claro que hay que trazar diferencias obvias que se ven en los números. En 1895 había 2491 habitantes, y si bien en las siguientes dos décadas la población creció el 107,7 por ciento, la cifra llegó a los 5174 habitantes.

En cambio, entre 2001 y 2010, en términos porcentuales, el crecimiento demográfico fue de apenas un 22,07 por ciento. Aunque se pasó de 348.970 habitantes a 426.005. Es decir, casi 100 mil más en apenas 9 años.

(ver nota completa en la edición de papel)