EDITORIAL

Los argentinos queremos goles



Editorial » 01/08/2014

 

Al Gobierno se le acabó el Mundial y con él, su tiempo de gracia y distracción. El kirchnerismo exprimió el subcampeonato de la selección argentina en Brasil tanto como pudo, pero como nada es para siempre, finalizada la contienda volvió la dura realidad, con las causas contra el vicepresidente y los fondos buitres como «villanos invitados».

 

Claro que el «relato» ya había tenido un duro revés cuando los jugadores se negaron a concurrir al acto preparado en el obelisco, por «no tener garantizada su seguridad», ante la evidencia de que parece imposible festejar sin que media ciudad quede destruida por los imbéciles de siempre.

 

El Gobierno tampoco es inocente ante la violencia. No sólo subvenciona a cambio de su propaganda política el vaciamiento descontrolado de los clubes con el dinero del «fútbol para todos», sino que comparte escenarios y negocios con una dirigencia como la de la AFA, sospechada de todo tipo de irregularidades y connivencia con los «barras bravas», a los que la propia Presidente de la Nación dijo admirar por «alentar de espaldas a los partidos».

 

Y en este afán de mezclar fútbol y política, el habitual adulador oficialista Víctor Hugo Morales también aportó lo suyo, calificando a los jugadores alemanes de «nazis asquerosos» por su festejo del campeonato ganado, comparando su merecida alegría con el Holocausto, y de paso, olvidando que en otro Mundial, el de 1978, se desvivió en elogios para la dictadura argentina, por su «impecable» organización del torneo «sin matar a nadie», según escribió entonces.

 

Pero el fútbol vuelve… y el circo continúa. Nuevamente, los partidos de Boca, River y los demás equipos, se verán interrumpidos con propaganda del Gobierno y ataques a los opositores. Nada nuevo, claro. La inefable ex compañera de ruta de los Shocklender, Hebe de Bonafini, ya había aclarado a los que aún pudieran dudarlo que «el fútbol para todos está para hacer política».

 

Y esta forma de «hacer política» ya nos costó 5335 millones de pesos en cinco años a todos los argentinos, que mientras vemos como se usa nuestro dinero en el autobombo kirchnerista, seguimos sufriendo la falta de seguridad, las escuelas que se caen a pedazos, la falta de creación de nuevas fuentes de trabajo real y los vaivenes de una economía que nos mantiene en la incertidumbre.

 

En la década del 70, un político de moda por esos tiempos hacía su campaña con el slogan «los argentinos queremos goles…». Hoy, como ayer y como siempre, los goles siguen usándose para tratar de tapar la realidad.

 


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