Por Alejandro César Suárez | @alecesarsuarez
Roberto Demattei nació el 19 de agosto de 1944, en una casa de la calle Juramento, de nuestra ciudad, donde también nació su hermano Horacio. Tiene cinco hijos, cuatro de ellos de su primer matrimonio: Claudia, Adrián, Analía y Mariela, y la otra, Laura, con su actual esposa, Elsa Reynoso. Además, tiene siete nietos. Impulsor de «Taho´s», uno de los boliches icónicos de la historia local, y auto asumido como «un loco lindo», Roberto tiene una vasta trayectoria al servicio de la comunidad varelense, ya sea como bombero voluntario, o como integrante de aquella ya mítica primera «Defensa Civil». Jubilado y a cargo de un maxikiosco y una empresa de fletes, no pierde la costumbre y sigue atento «para lo que la gente necesite», como él mismo lo manifiesta y aún suele encontrárselo participando de algún operativo de rescate o auxilio, ya no en acción directa, pero sí colaborando con los más jóvenes para hacerles más llevaderas sus tareas.
-¿Cómo eran sus padres?
-Mi papá trabajaba en Orbea. Era impulsivo, de carácter fuerte y le gustaban los caballos, iba mucho al hipódromo… Pero fue un buen padre. Era muy trabajador. Jugaba a la paleta en el boliche de Pablito Armanini, que estaba en la calle Lavalle, enfrente de la casa de Bassagasteguy. Mamá era ama de casa, amasaba, estaba todo el día con nosotros, y cocinaba con un calentadorcito con querosén. Eso sí, a nosotros nunca nos faltó nada.
-¿Sus abuelos también vivieron en Florencio Varela?
-Sí. Mis abuelos, que eran árabes, vivían en Quintana y Pueyrredón. Adonde ahora estoy yo, entre Lavalle, las vías, Colombia y Entre Ríos. Allá por 1917, estaba la casa, donde entraban las carretas y venía la gente y se llevaba verdura. Las calles de Villa Vatteone eran todas de barro.
-¿Quiénes eran su amigos de la infancia?
-Los hermanos Videla, los Remi, Greco, Quiru Piñero… Fue una infancia linda.
-¿A qué jugaban?
-Teníamos una «pista» de tierra donde corríamos carreras de bicicletas en Quintana y Belgrano. Ahí también hacíamos carreras de embolsados y jugábamos a la pelota. Además, íbamos a pescar anguilas a Zeballos, con un gancho. Algunos se las comían, pero yo no. Se hacían kermeses en la Iglesia, en las que nosotros colaborábamos. Ahí me hizo tomar la comunión la señora de Albarellos en un galponcito que tenía techo de lona. Hice la primaria en la Escuela 10 y terminé el secundario en la 11, cuando ya trabajaba. También estuve en el Colegio San Carlos de Capital, que era un colegio de curas, con el Vasco Amilibia y Jorge Risso. Después mi hermano se fue a vivir a Buenos Aires, con una tía, y yo me quedé en Varela.
-¿Recuerda a algunos de sus maestros?
-La señorita Ana, la señorita Devincenzi, y el director Ruffo…
-¿Cuál fue su primer trabajo?
-Trabajé en la fábrica Neocal, que estaba en el Cruce, al lado de la fábrica de cucharitas, sobre la Avenida Yrigoyen.
-La famosa fábrica de cucharitas. ¿Eran cucharitas metálicas las que hacían?
-Sí. Y también trabajé un tiempo ahí. En Neocal hacíamos resistencias para máquinas de café, planchas… Yo tenía 16 años. Después trabajé en la verdulería de Carrozzino, sobre la calle Belgrano, una changuita para subsistir… Y cuando tenía 18 años, me salvé del servicio militar, y entré al restaurant que mis tíos tenían en la Estación. Como ya estaban viejos, nos hicimos cargo con mi primo Pacha, que se llamaba Tango Bar y al que le pusimos Rodi-Bar, donde ahora está la Galería El Morenito.
-¿Quiénes eran los dueños de ese bar?
-Juan Piombo, Santiago Demattei, Dionisio Demattei y Horacio Demattei. El restaurant tenía una cancha de bochas abajo, la gente venía a comer milanesas, tallarines, churrascos. Y a veces algunos parroquianos se peleaban.
-¿Por qué se armaban las peleas?
-Por cuestiones de juego, que traían discusiones… El que era bravo era Selva… Estuvimos un tiempo ahí. Después Pacha se fue al Club Varela…
-¿Ahí aprendió Pacha a cocinar?
-No, a él siempre le gustó. Somos primos hermanos. Su mamá es hermana de mi mamá, y mi papá, hermano del suyo. Dos hermanas casadas con dos hermanos, y una familia muy unida.
-¿Y como empezó Taho´s?
-Le compramos a Pilín Sclhottauer una pulpería que tenía en la calle Sallarés, arriba del negocio de Consilvio. Y más tarde armé el boliche, en los años 70… «Taho´s»… Una noche pasaron cinco chicas que iban a La Farola, que estaba en Alberdi y Pte. Perón. Y les dije ¿qué hacemos? ¿nos vemos en un boliche? Y me dijeron «sí, te hacemos gamba»… Y así nació la idea. Cuando abrimos, el día de la inauguración, arriba estábamos solo algunos amigos. Entre ellos, Pacheche Toscanini… Y abajo pusimos un tipo que no dejaba entrar a nadie, que decía que «estaba lleno», aunque no había nadie… Al otro día salieron las chicas a tarjetear y se llenó… Así empezamos. Después nos fuimos de ahí porque el piso se movía demasiado, y nos cruzamos a la vereda de enfrente, en una propiedad que le alquilamos a una señora de Adrogué.
-Fue un fenómeno…
-Sí. Abríamos viernes, sábados y domingos. Y hasta poníamos un colectivo para traer a la gente de otras ciudades. Con una recaudación compraba un 0 Kilómetro…
-Y también tenía otras actividades…
-Al mismo tiempo armaba reuniones de doma en un campo enfrente de donde estaba «la 500», y carreras de motos en el campo de Las Hormigas… Hice muchas cosas de loco… Una vez fui a la Rural y me compré un chancho campeón para carnearlo y hacer chorizos… Tendría que haber tenido alguien que me frenara un poco. Yo compraba de todo, y no me controlaba…
-¿Quiénes eran los compañeros de parranda?
-Victorica, Cattorini, que corría picadas conmigo…
-¿Cuándo se hizo bombero voluntario?
-Cuando explotó el depósito de la calle San Juan se armó el cuartel. En ese incendio murieron cuatro bomberos de Berazategui. Y yo, perdí a mi tío, Angelito Demattei. Yo era chico, en 1957 se armó el cuartel, con Ernesto Scrocchi, Albarelos, y otros vecinos a la cabeza. Tito Martínez fue el jefe. Yo entré en 1963. Siempre me gustó ayudar a la gente… Estaban Victorica, Medley, Paccagnella… Jorge Pardo traía el oxígeno. Una vez intervinimos en la esquina de Avenida San Martín y Mitre, en esa esquina murió un bombero que bajó a un pozo porque había una filtración de nafta… Hoy está al frente de los Bomberos Jorge García, que lo lleva muy bien, y el cuartel es uno de los mejores de todo el país.
-¿Cómo nació Defensa Civil?
-Defensa Civil lo armé cuando estaba de Intendente Oscar Mingote. Formé un escuadrón de vecinos… Catorce tipos muy valiosos. Entre ellos, Murúa, los hermanos Luiggi…
-Las intervenciones de Defensa Civil siempre tuvieron gran repercusión. ¿Hay alguna que recuerde en particular?
-Una vez fuimos a rescatar a cinco pescadores que se quedaron atrapados por la sudestada en Punta Lara. Se habían subido arriba de los árboles. Habían pasado dos días sin que nadie los encontrara, y uno tenía una escopeta y estaba decidido a matarse. Habían ido a pescar y con la crecida, se tuvieron que subir a los árboles. Nadie se quería meter a sacarlos, ni siquiera Prefectura, y yo fui a ver a Lino Coló, que me armó un artefacto con cuatro tambores y unas tablas de madera… Y con eso nos metimos al río, con una lancha, sogas, lámparas… Era de noche. Los encontramos y los rescatamos de a uno…
-Les salvaron la vida. ¿Sigue en contacto con ellos?
-Sí. A veces seguimos hablando. También intervinimos cuando, en época de Alfonsín, se cayó el helicóptero del ministro de Obras Públicas de la provincia de Buenos Aires, Pablo Marín. Lo encontramos nosotros. Y muchos años después, fuimos a ayudar a las víctimas de la AMIA. Cuando nos pedían refuerzos, nosotros íbamos.
-¿Sigue actuando cuando hay algún accidente?
-Y sí, si puedo voy. Ya no me meto, pero voy a llevarles algo a los bomberos…
-¿De quién aprendió algo en la vida?
-De Tito Martínez, que nos enseñó mucho… Y después aprendí con los golpes de la vida. La vida te va enseñando. Y la calle fue mi facultad.
-No nos olvidemos de otra faceta de su vida. Usted también tuvo una radio…
-Sí. FM Travesía, que funcionó en Sallarés y España. Tenían sus programas Tito Rodríguez, Cacho López, Raúl Mansilla, Fernando Cáceres, Cacho Baró… Todavía está la antena. Fue un ciclo. Hubo que ponerle fin porque había muchas interferencias…
-¿Está contento con su vida?
-Muy contento, y agradezco a la gente amiga que siempre me mostró su apoyo. Recuerdo ahora a todos los que estuvieron cuando mi hijo Adrián tuvo el accidente con el auto y me pasé 60 días al lado de él en el Hospital. Esas son cosas que no se pueden olvidar nunca.
-¿Qué le diría a Dios si lo tuviera enfrente?
-Gracias por todo lo que me dio, por estar acá… Y quiero seguir hasta 2023.
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