Por Alejandro César Suárez | @alecesarsuarez
La imagen de José López acarreando bolsas con casi 9 millones de dólares es la síntesis perfecta de lo que en realidad significó la «redistribución de la riqueza» pregonada por el kirchnerismo.
La desesperada devoción por el dinero es una característica saliente de quienes gobernaron la Argentina durante la última década. Su obsceno e injustificable crecimiento patrimonial prueba cuál era el fin último de estos revolucionarios de cartón, que en los años de plomo las únicas armas que empuñaron fueron las hipotecas que ejecutaron para quedarse con las propiedades de sus deudores.
No hay ninguna épica, ni eternautas, ni ningún «la patria es el otro», como no hubo modelo nacional y popular alguno. Lo único que hay es una banda que se enriqueció ilícitamente, y cuyos integrantes van cayendo en la cárcel día tras día, acusándose unos a otros, buscando salvarse, y negándose como Judas del tercer milenio.
Y mientras el kirchnerismo se sigue atomizando, condenado al ostracismo al cual el Peronismo lleva invariablemente a todos los perdedores, avanza una reforma electoral esperada y necesaria, a través de la aplicación del sistema de «boleta única electrónica» en todo el país. Además, se prohibirá la reelección indefinida de intendentes. Dos puntos que, unidos, permitirán terminar con la trampa que eternizó a los barones del Conurbano en sus puestos, logrados con la «magia» de las listas sábana, los «votos cadena», el asistencialismo atroz y otras bondades toleradas por el sistema durante décadas.
Es tiempo de que muchos que se pasaron los últimos 20 años viviendo de la función pública, se pongan a trabajar en serio, y en la actividad privada.
También, es hora de que todos ellos expliquen cómo, con los sueldos que percibieron en este lapso, pudieron convertirse en millonarios.
¿O alguien se cree que la corrupción se termina con las bolsas de López?
Queda mucho por explicar y otro tanto por descubrir todavía.
La buena noticia es que ya es muy tarde para sacar las manos del plato. Todos sabemos quiénes son y lo que se robaron durante estos años. Que no se crean a salvo. La hora de la Justicia está llegando para todos.