A fines de julio de 2015, cuando el país se aprestaba a elegir a sus nuevas autoridades, el gigantesco –y costoso- aparato propagandístico del gobierno kirchnerista se esforzaba por dar a conocer cada día una “buena noticia”. En eso estaba también el por entonces candidato a Intendente de Florencio Varela, Julio Pereyra, que buscaba una nueva reelección y desató una ola de oportunas “inauguraciones” previa a los comicios que en muchos casos sólo consistieron en maquillaje de campaña.
Fue el 30 de ese mes cuando, en un acto realizado en la Universidad Jauretche, Pereyra, el senador Juan Manuel Abal Medina, la senadora provincial Cristina Fioramonti, el rector de la UNAJ, Ernesto Villanueva y el diputado nacional Carlos Kunkel celebraron entre los habituales aplausos de la claque oficialista lo que se anunció como la adquisición, por parte de la casa de altos estudios varelense, de “sus primeras tierras en propiedad”: un día antes, el Congreso de la Nación había sancionado la ley de expropiación del predio de 13 hectáreas donde funcionó la fábrica de colchones “Sueño Estelar”, en la avenida Hipólito Irigoyen, de nuestra ciudad.
En ese encuentro también se anunció que la ley iba a permitir “la creación en el predio de un Campus universitario donde se desarrollarán y se ampliarán los servicios académicos que brinda la UNAJ, y planificar la creación de un Hospital pediátrico y para la tercera edad junto al Municipio”.
El propio Villanueva no ahorró énfasis al presentar la buena nueva: “contar con nuestro propio predio, con la posibilidad de construir un hospital, habla de una universidad en pleno desarrollo y crecimiento en los campos académicos, de investigación y por supuesto todo lo que se refiere a la vinculación con la sociedad, como la cultura y el deporte”, dijo. Y agregó: “En estos momentos la universidad cuenta con 19.200 alumnos y año tras año se inscriben entre cinco mil y nueve mil personas para iniciar sus carreras, así que un predio de estas características nos permite consolidar una cultura organizacional interna que signifique una identidad propia para la Jauretche. Esa identidad propia tiene que estar dada por la inclusión y por la calidad”.
Abal Medina aprovechó la ocasión para bajar línea: “la existencia de la Universidad Nacional Arturo Jauretche y de las universidades públicas del conurbano tiene que ver con una decisión y voluntad política de un proyecto que inició el general Perón para transformar con hechos y políticas públicas la vida de la gente. Ustedes saben lo importante que es tener una Universidad enclavada en Florencio Varela, las oportunidades de vida, y la bronca que genera a los que quieren que esto sea para muy poquitos». Y previo a manifestar su apoyo a la candidatura del Intendente anfitrión, remató: «no voy a dejar de olvidar el agradecimiento que Néstor Kirchner tuvo siempre para Varela y particularmente para Julio Pereyra. El tenia alegría de venir a Florencio Varela».
¿Hospital o mercado?
Pero parece que no hay felicidad que dure para siempre. En estos días, se supo que representantes de la cadena de hipermercados Maxiconsumo estarían teniendo reuniones con concejales varelenses para analizar las posibilidades de desembarcar con uno de sus emprendimientos en Florencio Varela. Lo novedoso es que el futuro centro comercial se instalaría sobre el predio de “Sueño Estelar”.
El proyecto cuenta con dos inconvenientes: la citada expropiación del predio para destinarlo a la universidad, y la necesaria “recategorización” para habilitar el hiper en una zona residencial. En cuanto a lo segundo, el detalle técnico es similar al caso, en su momento, del arribo de Carrefour, que no impidió seguir adelante a la cadena francesa ni a los funcionarios que allanaron su llegada. Sobre lo primero, habría una llave que destrabaría el asunto, y que fue adelantada por un edil de la oposición a este diario: la Ley podría caer al no haber realizado el Municipio el desembolso requerido para “señar” el predio, y la expropiación quedaría sin efecto. La pregunta es más que obvia: ¿se puede haber cometido un error de semejante magnitud sin tener un tremendo costo político como consecuencia?
Detrás de Maxiconsumo se encuentra la figura de Víctor Fera, su dueño, también propietario de las marcas Molto y Marolio. En febrero de este año, su nombre tomó repercusión pública al acusar a las cadenas Coto, Carrefour, Jumbo y La Anónima de negarse a vender sus productos “por ser muy baratos».
Fera, quien tiene 30 supermercados mayoristas y cuatro fábricas de alimentos con 2.000 empleados en todo el país, y unas 15 fábricas tercerizadas que trabajan para sus marcas, con otros 5.000 trabajadores en planta permanente, dijo que «los productos Marolio y Molto no se pueden ver en esas cadenas porque tienen precios más bajos que la competencia, como Molinos: un puré de tomate nuestro vale 10 pesos al público y de la otra marca, 16, 17 o 20 pesos. A mi me dijeron personalmente el señor Federico Braun (dueño de la Anónima) y el señor Alfredo Coto que nuestros productos no van a estar en las góndolas porque eso haría que las multinacionales y las grandes empresas nacionales tengan que bajar los precios. Guillermo Moreno me apretaba, me llamaba y me decía che por qué lo tenés tan caro a este producto, hay que bajarlo, y ahora me dicen che por qué lo tenés tan barato a este producto, hay que subirlo”.