Los colorados en Varela



Edición Impresa » 01/10/2017

El pasado 7 de septiembre el 1,5% de los varelenses festejaron el día del pelirrojo a nivel mundial. Sólo 1 de cada 100 habitantes de nuestro planeta es pelirrojo. Los colorados han sido catalogados históricamente como personas que atraían la buena fortuna, también se los vinculó con el Diablo y la mala suerte, inclusive sufrieron persecuciones y la Iglesia se llegó a preguntar si tenían o no alma.
No se sabe con muy bien por qué se los llama «mufa», pero algunos dicen que todo empezó en el ejército de la Antigua Roma cuando intentaban expandir el Imperio hacia el noreste de Europa. Como no lograron vencer al pueblo de guerreros habitados en su mayoría por pelirrojos pusieron esa burda excusa.
Se comenta que para que un grupo de amigos perdure en el tiempo dentro del colectivo imaginario, tienen que tener: un integrante fuera de su índice de Masa Corporal (o muy gordo o muy flaco); alguien cuyo diminutivo finalice con «I» y alguien cuyo diminutivo finalice con «o»; alguien con un nivel de inteligencia positiva o negativamente cuestionado por el resto y un integrante con un muy alto o muy bajo sentido por la estética. Los pelados o los peludos pueden faltar pero para que se cumpla la premisa, quien no puede faltar es un colorado. Pueden hacer la prueba y contar a cuántos colorados conocen y a cuántos grupos pertenecen, se darán cuenta que por colorado siempre hay una pandilla.
Pero hay algo que no cuentan los informes periodísticos, ni los ensayos doctorales ni mucho menos las revistas para mujeres; los colorados son peligrosísimos, tienen manías y actitudes extravagantes producidas por el exceso de feomelanina que ocasiona disturbios en donde estén. Yo traté a tres colorados de cerca, a la primera la conocí cuando iba al jardín, vivía con la tía y no usaba ni medias ni remera y cuidaba a su mochila más que a su vida con una extravagancia fenomenal. La segunda la conocí en la adolescencia porque tenía (vamos a utilizar estratégicamente el pasado) un imán para las fiestas: dónde estaba algo pasaba o estaba a punto de pasar. El tercer colorado lo conocí cuando todavía era colorado porque salvó a mi familia del amor y es uno de los motivos socialmente comprobados por mí de que los colorados no son mufa y con eso basta.
La historia del bullying y los colorados no debe ser encausada como cualquier historia de bullying ordinaria. Tampoco es que nació con rulos y le gusta el lacio o es bajo y quisiera ser alto. En general sucede que el colorado no reniega de su condición. De hecho, lo lleva con bastante honra y satisfacción.
En esta columna que siempre habla un poquito de la diversidad y de lo mal que la preservamos, quisiera reflexionar sobre el rol del pelirrojo en nuestros grupos de pertenencia y cuánto los necesitamos para mantener el status quo en su perfecto equilibrio. Me gusta pensar que una de las respuestas a por qué hay tantos colorados en Florencio Varela es que lo que en realidad hay es demanda de grupos de pertenencia. Tal vez lo puedan averiguar ustedes.
De lo que no hay dudas es del tema del alma, ¿no?.


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