Denuncia contra “La Campora”



Nota de tapa » 01/05/2018

Aylén Borda tiene 19 años y es estudiante del CBC para la Licenciatura en Historia en la UBA. Como miles de jóvenes, se acercó a la política seducida y entusiasmada por el discurso de Cristina Kirchner. Residente en el barrio Luján de Florencio Varela, cerca del límite con Claypole, fue en esa localidad donde comenzó su militancia, para luego sí, sumarse a La Cámpora de nuestra ciudad. En esa agrupación conoció a un joven con el que inició una relación que decidió terminar por sufrir maltratos no sólo psicológicos sino también físicos. Tras dar a conocer su caso en las redes sociales, sus superiores de la agrupación kirchnerista, lejos de contenerla y apoyarla, le dijeron que no tenía que haber contado lo que le pasaba, porque «dañaba a la organización». Entre los aludidos, están dirigentes como la propia encargada de Género de la zona, Florencia De Felipe, y el ex concejal pereyrista Jorge «el Loco» Romero, hoy senador provincial. Mientras su ex siguió participando de La Cámpora como si nada hubiese ocurrido, Aylén decidió denunciarlo en la Comisaría de la Mujer, donde luego de intentar convencerla de no radicar la denuncia no tuvieron más remedio que tomársela. Hoy su caso tomó estado público a través de una nota de TN, y ahora habló en exclusiva con Mi Ciudad.

 

-¿Cómo conociste a tu ex pareja?
-Lo conocí en 2016, en el espacio de estudiantes secundarios, porque era mi responsable político. Me puse de novia y tuve una relación bastante tóxica y violenta. Era una persona insegura, con muchos celos, que me controlaba, que revisaba mis mensajes, me decía con quien podía hablar y con quien no, no me dejaba tener relación con mis amigos… Era muy manipulador, intentaba hacerme creer que todo era culpa mía. Y al maltrato psicológico hay que sumarle que también me pegó. Viendo que la relación no tenía futuro, porque vivíamos peleando, en marzo de 2017 lo dejé. Pero siguió el contacto político, porque él era mi responsable en la agrupación, y yo era la encargada de la Secretaría de Comunicación.
-¿Cómo se lo tomó?
-Al principio bien, hasta la primera actividad que compartimos en Villa Hudson, ya sin ser pareja. Fuimos con la gente de la organización a almorzar y vio un acercamiento con un compañero y me empezó a insultar y a denigrar. Ese día salí de todos los grupos de La Cámpora de Varela para evitar conflictos… Mis compañeros me empezaron a decir que no suba fotos si salía, o si en ellas me veía feliz. A los pocos días me mandó un mensaje la madre diciéndome que él estaba mal, que no salía de su habitación, y que quería hablar. Me preocupó y le dije que viniera a hablar a mi casa, Vino, y en un momento cuando fui al baño me revisó el celular. Encontró algo que no le gustó y me dijo de todo, le gritó a mi hermanita, rompió un montón de cosas y me revoleó una taza. Ese día publiqué algo en Facebook para descargarme… Sin entender que alguien que supuestamente te quería pudiese actuar así. Y me mandó un mensaje Florencia De Felipe.
-¿Quién es?
-La responsable distrital de Comunicación de La Cámpora, y también la responsable de Género. Además fue candidata a concejal en la lista de Salatino. Ella me dijo que no era sano que yo publicara algo así, que no era bueno que los compañeros se enteraran…
-En lugar de solidarizarse te pidió que lo sacaras…
-Sí… Dijo que si tenía que acompañarme a hacer la denuncia me iba a acompañar, pero que el caso era muy serio para un posteo en Facebook. En ningún momento me preguntó si yo estaba bien, qué había pasado, o cómo me encontraba yo para hacer una denuncia. Yo quería que desde la agrupación se lo ayudara, se le diera una asistencia psicológica, para que esto no le pasara a nadie más.

-¿Qué hiciste entonces?
-Fuí a militar en Almirante Brown por unos meses, y volví acá, aunque ya no en el ámbito de secundarios para no volver a encontrarlo. Pero me enteré de que también había manipulado a otras chicas. Que era algo sistemático lo que él hacía. Y comencé a denunciarlo internamente, con cada responsable, pero nunca tuve respuesta. Como acá nadie hacía nada hablé con la diputada provincial Lucía Portos, le dije que necesitaba ayuda y que en mi distrito los dirigentes me habían dado la espalda. Pasaron días y no me respondió, hasta que me crucé al «Loco» Romero en una movilización en Avellaneda y me dijo que tenía que hablar conmigo por este tema. Romero le mandó el mensaje a Florencia De Felipe… Y ella se me acercó, vino y me gritó un montón de cosas. Que si yo era víctima era mi culpa, que si no abrí los ojos era mi culpa…
-¿Nadie te apoyó?
-No. También le conté todo a Daiana Flecha, la nueva encargada de Género del distrito, que me confirmó que todos estaban al tanto de lo que pasaba… Para colmo me enteré que en una fiesta, Romero le dijo a mi ex pareja «qué onda, miso…», por «misógino»… Totalmente nefasto. Y lo sabían todos, también Mauro Leguizamón, mi referente en la UNAJ. Y Ayelén López, responsable provincial, que me dijo que no sabía si lo iban a poder expulsar… Pero nadie hizo nada por darme una mano. Me mandaron a un tratamiento con una psicóloga. Me hacía preguntas raras y me sugería que «no me exponga, que me iba a hacer mal». Hasta que me dijo que me tenía que derivar a otra profesional, porque ella era de La Cámpora y conocía a toda la gente a la que yo le nombraba y estaba presionada por ellos.
-¿Qué pasó después?
-Estuve más de tres meses hablando con muchos dirigentes sobre lo que me había pasado. Todos me decían lo mismo: que no suba nada a Facebook, que no hablara más con nadie. Lo único que querían era tapar todo. Me cansé de silenciar todo esto. Si yo no hablaba estos dirigentes iban a quedar impunes. Y el 17 de noviembre, durante el festejo del «Día del Militante», ví que mi ex pareja estaba en la celebración, como si nada hubiera pasado. Así que posteé la foto con la leyenda «La Patria Liberada no se construye encubriendo golpeadores». Eso se empezó a difundir muchísimo, y me contactaron compañeras de todo el país. Aparecieron otros casos que también se quisieron tapar. Chicas que tuvieron que irse, otras a las que callaron a cambio de un puesto… Y entonces me expulsaron, a mí y a las compañeras que compartieron esas fotos, bloqueándome de todas las redes sociales, creando nuevos grupos dejándonos afuera.
-Hablás de otros casos…
-Son muchos. Hace poco hubo uno con una chica de Quilmes, de quince años, a la que le terminaron dando una responsabilidad de un área dentro de la agrupación, otro en la UBA, en el que tuvo que intervenir ATE… Muchos casos se derivan a gente que también tiene denuncias. El propio Mariano Recalde tiene un caso. Y también el «Loco» Romero, que es íntimo de Máximo Kirchner y es senador provincial.
-¿Tenés miedo?
-Yo no sé qué esperar de ellos. Son personas que tienen mucho poder en sus manos, y que han hecho cosas terribles. Hay gente que acosó compañeras, y algunas víctimas no quieren hablar. Acá se entregaron chicas como un pedazo de carne para participar de alguna fiesta. Alguien las pedía y algún compañero se las llevaba. Así ocurrió un abuso, que no está denunciado pero que ocurrió. Y sobre el que tampoco se hizo nada.

Como en la Omertá de la mafia siciliana, el silencio es el mejor consejo para no romper los «códigos» de la organización. Hasta que aparece alguien como Aylén y rompe el pacto siniestro, tomándose en serio esa frase que rezaba: «A los jóvenes les digo, sean transgresores, opinen, la juventud tiene que ser un ounto de inflexión del nuevo tiempo», que dijo un ex Presidente de la Nación, y que se llamó Néstor Kirchner.


TAMBIÉN PUEDE INTERESARTE