Por Luján Kunzi
Ignacio Bertoli tiene 19 años y es fanático de los deportes. Desde muy chico sus padres le inculcaron el amor por la actividad física, sentimiento que lo llevó a México, integrando la Selección Nacional de fútbol para jugadores con Síndrome de Down (SD), en un certamen en el que terminó en el tercer lugar.
Más allá de su condición, Nacho como lo llaman sus padres, tiene la capacidad de ponerse metas que le demuestren al mundo lo lejos que puede llegar. «Para él la vara siempre es para arriba», comentó su padre Hugo Bertoli a Mi Ciudad y añadió: «Las usa como estímulo propio para dar lo mejor de sí».
A su familia le encanta verlo hacer deportes , manifestando que no le gusta quedarse quieto. «Nosotros somos docentes de Educación Física y en nuestra casa siempre hubo mucho material deportivo», exclamó Guillermina Dingevan, mamá de Ignacio, y aseguró que desde muy chico era muy coordinado, con fuerza y aptitud física. «Nunca imaginamos que llegaría tan lejos como para ingresar a la selección», afirmó su madre, a lo que Ignacio retrucó diciendo: «Yo si me lo imaginaba».
Sin embargo, antes de dedicarse al fútbol se destacó en otros deportes como natación y atletismo, entrenando en el Polideportivo Municipal La Patriada. En dichas actividades también ganó varias medallas, tanto en velocidad como en salto en largo, sobresaliendo en los torneos bonaerenses representando al distrito y llevándose consigo la medalla de plata. «Yo prefiero hacer deportes porque son más divertidos que estar con el celular», comentó Ignacio y entre risas añadió: «El fútbol es una actividad divertida en mi vida, porque ayuda a tu estado físico, aprendés muchas cosas».
En los últimos años, el polideportivo puso mucho énfasis en deportes para chicos con capacidades diferentes. «Durante el año pasado jugaron mucho al fútbol, incluso a veces participaron en competencias en la ´Granja Andar´ donde hay una liga de fútbol inclusiva», comentó Guillermina. Como así también, aseguró que la invitación para viajar a México y conformar una selección partió de ahí.
Más allá de destacar en el deporte, sus padres esperan que siga con otros aspectos de su vida. «Siempre priorizamos el tema de que avance intelectualmente y que vaya adquiriendo todo el conocimiento posible», comentó su madre y agregó: «Queremos que tenga una preparación académica que le brinde posibilidades, es por eso que está interesado en una carrera de estudios del medio ambiente, que se dicta en la Universidad Católica, la cual está adaptada para personas con discapacidad intelectual».
Vale la pena resaltar que tras dos entrevistas, Nacho fue admitido para cursar durante este ciclo lectivo.
Hugo y Guillermina anhelan que Ignacio sea lo más independiente que pueda y que a su vez disfrute de todo lo que ama, de sus amigos y su familia. «Me enorgullece ver hasta dónde ha llegado, el hecho de que se vaya afuera a representar al país nos da mucha satisfacción, no solo a nivel deportivo sino que también lo demuestra a través de su crecimiento y su madurez», comentó su madre y añadió: «de tal manera, que logra desenvolverse en grupo fuera del ámbito familiar».
El apoyo permanente de la familia es incondicional para Ignacio. «Siempre estuvimos orgullosos de él, desde el día en que nació», dijo Guillermina y agregó: «Él siempre está rodeado de afectos, ya sea por la familia o los amigos, todos están acompañándolo apoyando, sosteniendo y ayudando».
La sociedad de hoy es más abierta e inclusiva con los chicos con capacidades diferentes, haciendo que para ellos sea más fácil insertarse y tener un espacio. «Nacho tuvo una educación inclusiva, ya que iba a una escuela común donde sus compañeros y docentes siempre lo apoyaron adaptando las actividades cotidianas y dándole su tiempo», comentó Hugo. También, dentro de ese grupo de amigos Ignacio supo ganarse un lugar y ser uno más.
Como padres, aconsejan que a los chicos como Ignacio no se los debe estancar: «que nunca crean que llegaron a lo más alto, siempre hay que ir por más, apostando siempre al desarrollo integral de ellos, respetando sus tiempos», dice su padre.
Por otro lado, hay que apuntar a mejorar la integración social, buscando el camino que mejor les resulte, ya sea a través de terapias o de profesionales. «Nosotros lo criamos y lo educamos de igual manera que con nuestros otros hijos», dijo Guillermina y añadió: «Festejamos sus logros, pero también hay que poner límites, esto es necesario para que su formación sea integral, para su consecuente inserción en una sociedad que indefectiblemente se los va a exigir».