Por Alejandro César Suárez | @alecesarsuarez
El destino de un subsidio del Gobierno Nacional causó un enorme revuelo entre los productores varelenses y también, la división de la “Mesa Agraria” local.
Se trata de fondos provenientes del “Banco de Maquinarias, Herramientas y Materiales para la Emergencia Social», creado para «atender a las personas en situación de alta vulnerabilidad social», del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, que conduce Daniel Arroyo.
La iniciativa prometía la entrega de insumos, herramientas y/o equipamiento, “para generar una fuente de ingresos genuinos y mitigar los factores de riesgo y exclusión provocados por el contexto de la emergencia social». Su implementación debía hacerse “de manera articulada con universidades, instituciones educativas y organizaciones de la sociedad civil”.
Según denuncian los productores históricos de miel del distrito, el principal subsidio, que ellos valúan en unos 30.000 dólares, fue destinado a dos emprendedores sin antecedentes en la actividad.
El subsidio sería destinado a la instalación de una moderna planta de extracción de miel, por la cual los productores locales luchan desde hace más de una década.
Los beneficiarios son Rodrigo Cerrudo y José Luis Amoedo, cuyos números de inscripción en el RENAPA (Registro Nacional de Productores Apícolas) son correlativos: B 55410 y B 55409, respectivamente, y ambos corresponderían a una gestión realizada a mediados de este año.
Cerrudo y Amoedo son los representantes de Apícola Las Reinas. Amoedo comenzó a subir posteos sobre esta marca a las redes recién el 15 de mayo de este año, y Cerrudo el 18 de ese mismo mes.
Algo de historia
“La apicultura varelense supo destacarse por su calidad: como integrante de la provincia de Buenos Aires, su producción forma parte del 75 % de la producción nacional, ubicada como tercera a nivel mundial y primera en Latinoamérica”.La cita integra una nota publicada en el sitio oficial de la Municipalidad de Florencio Varela a principios de este año.
Pero la historia de la Municipalidad y la producción de miel viene desde antes. El 19 y 20 de julio de 2019 y con la participación de una treintena de productores varelenses, se realizó en Moreno el Primer Congreso Apícola del Periurbano, organizado por ese municipio, el Instituto Municipal de Desarrollo Económico Local (IMDEL), el INTA y los Apicultores Nucleados por un Propósito – Región AMBA (ANPUP).
El encuentro tuvo un fuerte apoyo por parte de la Municipalidad de Florencio Varela, que acompañó a cerca de 30 productores y representantes de la Asociación de Emprendedores Apícolas Varelenses, la Fundación Mujeres Apícolas, la Escuela Apícola Isidro Labrador, la Escuela Agropecuaria Nº 1, Cura Brochero, la Cooperativa Apícola SURGBA y productores independientes.
Durante el congreso, la cooperativa SURGBA de nuestra ciudad recibió el primer premio en el concurso de mieles del periurbano, entre 25 muestras de diferentes distritos evaluadas por un jurado de expertos. La Comuna informó que entre otras acciones de apoyo a esta actividad, se encontraban la creación de la Mesa Apícola, un ámbito de diálogo entre el municipio y los productores para acordar políticas para la actividad, y el desarrollo de la fiesta de la Miel Varelense, de la cual se realizaron dos ediciones.
También, en ese Congreso se determinó que el segundo encuentro, en 2020, se haría en Florencio Varela, donde la Municipalidad a través de la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo – IDEL, la Universidad Nacional Arturo Jauretche y la Mesa Apícola de Florencio Varela junto a otras instituciones competentes en el área serían parte del comité organizador.
“Me siento amenazada”
Zulema Fernández es una respetada referente de la Fundación de Mujeres Apícolas y la Asociación de Apicultores Varelenses, que hace tres años trabaja en la integración de la producción libre de agrotóxicos con la Facultad de Agronomía de la UBA y en proyectos con la UNAJ.
Histórica productora de miel de la zona, segunda generación de su familia dedicada a esta actividad, tiene colmenas en La Capilla, Villa San Luis y La Colonia, de nuestra ciudad, y también en Chaco. Además, está a cargo de una Escuelita Apícola. Muy disgustada con el tema de los subsidios, dice que a partir de sus quejas “en la Municipalidad nos tiran con lo que pueden”.
“Salieron 81 proyectos para distintos emprendedores de Florencio Varela, de los cuales solo cinco son para productores. Entre ellos, el nuestro, para fortalecimiento de la Escuelita, y el de SURGBA. Entre esos cinco, hubo uno de 30.000 dólares para dos apicultores que no conocemos, y que tienen un RENAPA sacado en mayo o junio de este año. Es extraño que le den un proyecto así a dos personas sin que se haya canalizado a través de una institución”, dice a Mi Ciudad.
“Nos avisaron a través de un zoom que habíamos sido elegidos. Pedí hablar pero no me dieron la palabra. Se armó un brete muy serio; cuando vimos lo del subsidio de 30.000 dólares, otros productores comenzaron a reclamar. Hemos pedido hablar con el Intendente a través de una nota y nunca nos contestó. También lo hicimos a través del funcionario Juan Cruz Dafunchio, y del Secretario de Industria, Ricardo De la Fuente”, agrega.
El rol de Dafunchio, ex piquetero devenido en oficialista, es cuestionado desde varios sectores. A partir de este conflicto, dejó su cargo en el Municipio.
Según relata Zulema, el proyecto aprobado y que recibiría el subsidio cuestionado fue presentado por ella, hace ya varios años. “Se quedaron con mi proyecto y se lo dieron a estos dos productores avícolas sin trayectoria y sin lugar físico para hacer la extracción”, acusa.
La exteriorización de su malestar recibió una especie de advertencia. “Un funcionario municipal me dijo que no me meta en este tema porque era una cosa política y yo iba a tener problemas”, asegura. “Nos ningunean, nos faltan el respeto. Si había un subsidio de esa magnitud ¿cómo no se avisó a las instituciones?. Hicieron todo a dedo como es costumbre del señor De la Fuente”, amplía. “Con la mitad de ese dinero terminaríamos la sala de extracción de SURGBA. No tenemos trazabilidad, no podemos salir del territorio, porque no tenemos sala de extracción ni sala de envasado, hace 10 años que venimos trabajando así. O no nos habilitaban, o tenía que venir bromatología, o no teníamos agua… Y ahora aparecen con esto.”
La firma de Zulema junto a otros productores en una carta donde se hablaba de maltratos y discriminación por parte de la Secretaría de Industria y se preguntaba si la elección no se basaba en algún “amiguismo”, tuvo repercusiones. Una de ellas, la división de la Mesa Agraria. “Tuve que soportar una persecuta de empleados de Industria preguntándome por qué había firmado eso, a la una de la mañana. Sufrí aprietes y no lo voy a denunciar en Varela. Porque no confío en lo que pasa acá. Yo me movilizo sola, recorro los campos sola, siempre lo hice así, y me siento amenazada”, relata.
“Espero que el Intendente Watson tome cartas en el asunto. Yo no tengo nada que ver con la política, mi única bandera es la de los apicultores”, termina.
Las mieles del éxito
En una nota titulada “Las mieles del éxito”, la página oficial de la Comuna publicó el 23 de enero un elogioso informe sobre la cooperativa SURGBA y Rafael Koziol, integrante de esta entidad y miembro de una familia dedicada desde la década del 60 a la producción de miel. SURGBA agrupa a 14 productores. Koziol, que tiene colmenas en El Tropezón, Punta India, Brandsen y cuyo establecimiento principal funciona en un predio del Obispado de Quilmes en La Capilla, decía en ese artículo que soñaba con “poder inaugurar prontamente la sala de extracción para darle valor agregado a la producción primaria de la miel cosechada entre los meses de diciembre y febrero de cada año”.
Rafael, que con su producto “Yoppen” también ganó tres años consecutivos el premio a la mejor miel de la provincia de Buenos Aires en la Fiesta de la Miel de San Vicente, habló con Mi Ciudad y fue muy crítico con el tema de los subsidios. “Nuestra planta tiene maquinaria obsoleta, si bien cumple con lo requerido por el SENASA. Pero queremos mejorar y estamos limitados. Si tuviéramos una sala como la que queremos, podríamos llegar a todo el país y hasta exportar”, asegura.
“Desde 2008 más o menos venimos trabajando con el Municipio para conformar el área de apicultura en Florencio Varela. Inclusive mi padre fue reconocido por la Comuna. Pero ahora no nos avisaron nada sobre estos fondos que vinieron. Lo que presenta Industria respecto a nosotros es algo que no avalamos. Nos adjudicaron cosas que no nos sirven, como hierro, arena y dos tanques decantadores de 3500 litros que no entran en nuestra sala de extracción”, dice. “Nos sorprendió que les dieran este proyecto a dos apicultores que se inscribieron este año. Yo no tengo ningún inconveniente en que se ayude a quienes recién empiezan pero el punto es que no se nos consideró en absoluto, sabiendo la Secretaría de Industria que nosotros teníamos esa necesidad para poder salir a competir y hasta a exportar”, agrega. “Tenemos una miel de calidad para volcarla al mercado interno con sanidad Premium, y con condiciones de exportabilidad. Pero necesitamos esa maquinaria… Y no nos explican por qué nos ignoraron. No queremos pensar que hay amiguismos o direccionamiento de fondos, pero es lo que sucedió.
Ni siquiera tuvieron el tino de ver si lo que pidieron nos servía”, amplía.
Interrogado sobre cómo se enteraron, dice que casi de casualidad, a través de un zoom, “en una reunión donde Ricardo De la Fuente mencionó que se iba a hacer la sala de extracción. Y no se dijo quienes iban a ser los beneficiarios. Pero estaban estas personas, Cerrudo y Amoedo, y el resto de los productores, sorprendidos porque no era para ninguna de las tres asociaciones de apicultores sino para dos personas que recién se inician Ni siquiera pudimos ver un documento sobre esto. Está todo oculto, en la penumbra, no tenemos una notificación oficial, nada”, se lamenta.
Un generoso subsidio destinado a flamantes apicultores en desmedro de los productores históricos, denuncias de aprietes y amenazas, versiones sobre “sugerencias” para que algunos firmen una nota o se les quitaría un plan social, y supuestas visitas nocturnas para que productores modifiquen su postura son algunas características de una historia que parece tener de todo, menos claridad. Esa claridad que tanto se valora cuando de la buena miel se trata.