Por Carlos Straub
En 30 años que llevo como periodista de Mi Ciudad, pocas veces vi cómo vecinos de uno de los barrios más humildes, carenciados y postergados de la ciudad de Florencio Varela, como lo es «Don José» , prefirieron priorizar sus creencias políticas a expresar libremente en un medio de comunicación sus penurias como habitantes del lugar.
Todo comenzó cuando intenté dialogar con algunos frentistas de la zona que en el año 2014 vieron como la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, con Hebe de Bonafini y el Ejército Argentino , a cargo por ese entonces del Teniente General César Milani , comenzaron las obras de cloacas en la zona. Muchos de los beneficiarios de estos trabajos, participaron de la toma de un terreno conocido como «La Chanchería» en 2013, que finalizó cuando el gobierno nacional compró tierras en Villa Argentina para que los usurpadores vivan ahí. Los que se quedaron en el Triángulo de Don José, ahora «veían» el avance del progreso.
Pero, como era de suponerse en algo nacido de instituciones ajenas a la construcción de redes cloacales, algo salió mal y todavía hoy esas consecuencias se están padeciendo.
En la Navidad de 2016 los caños de cloacas que eran de 110 milímetros, cuando tenían que ser de mayor tamaño, reventaron y su repulsivo contenido se mezcló con el barro y el agua de las lluvias en las calles. Los vecinos reclamaron enérgicamente ante la Municipalidad y la compañía de aguas y cloacas que por entonces era ABSA, pero sin resultados. Pasó el tiempo, AySA se hizo cargo y por supuesto no reconoció el trabajo ni habló de solucionar algo aduciendo que «los materiales utilizados NO se ajustan a la normativa vigente». Eso y decir «Andá a cantarle a Gardel», era lo mismo.
Los años pasaron, los reclamos continuaron y en septiembre del 2020, el Ingeniero Gustavo Guerra, jefe técnico de la empresa AySA confirmó que si los materiales que se utilizaron son los que denuncian los damnificados, «hay que hacer las obras de nuevo». Luego de eso, nada nuevo bajo el sol. Únicamente la tozudez de algunos hombres y mujeres que, sintiéndose afectados por algunos artículos de prensa «donde se está en contra de las tomas que descalifican la necesidad de los más humildes. No hay negocio ni aprovechamiento», nos dijeron, como si los periodistas fuesen culpables de una obra demágogica hecha por gente que SI se aprovecha de la necesidad de los que menos tienen, pensando sólo en sus propios negocios.
«No son bienvenidos al barrio y menos si se dedican a descalificar el trabajo solidario de nuestro compañero que está desde hace años acompañándonos», agregaron sin clarificar a cual «compañero» se referían.
Es muy curioso, porque otra vecina muy enojada agregó: «Nacimos de una toma y sufrimos el pisoteo constante del Municipio y el Gobierno, nos interiorizamos y conocemos nuestros derechos . Nadie nos manejó ni nos manipuló, pero quienes no viven el verdugueo constante de los gobernantes que no hacen y no cumplen, no lo entenderían»… Justo ellos, que al salir de sus casas todas las mañanas ven con sus propios ojos el resultado de la manipulación, la demagogia y el mal manejo de fondos en una obra que en pleno siglo 21, ya deberían tener todos los habitantes de esta bendita Patria.
Ver un cambio en los argentinos no sólo en la manera de pensar, sino en la forma de proceder para que hechos como estos no vuelvan a pasar jamás, tardará generaciones y seguro nosotros, no lo veremos nunca.
Mientras tanto, seguiremos preguntándonos ¿Qué culpa tiene Don José?