Por Alejandro César Suárez | @alecesarsuarez
El creciente adoctrinamiento de estudiantes con una visión sesgada de la historia parece no tener límites. Ni siquiera cuando se trata de niños de cinco años. Y para ejemplo, basta con lo acontecido en un jardín varelense durante el mes que terminó.
Efectivamente, con motivo de recordarse en los colegios el Día de la Memoria, a través de una actividad realizada por medio de zoom, en una salita de cinco del Jardín de Infantes del Instituto Nuestra Señora del Sagrado Corazón, se dio una clase acerca del «Derecho a la Identidad». Con un detalle más que llamativo: se lo hizo utilizando el tendencioso dibujo animado «Zamba», en el que el personaje animado dialoga con una «Abuela de Plaza de Mayo» que le cuenta solo una parte de la trágica historia de los años 70.
En el dibujito, un personaje que representa a Estela de Carlotto, relata: «a comienzos de los años 70, había mucha gente que luchaba por un país diferente. Para que no haya pobreza, para que todos tengamos derecho a la educación, al trabajo… Pero, fueron perseguidos…», para luego adentrarse en la descripción del golpe de Estado y la conocida y repudiable apropiación de menores cometida por el gobierno militar.
Más allá de qué tan aconsejable pueda ser aterrorizar a chicos de cinco años con historias sangrientas y militares que secuestran niños, es notable como se insiste en presentar a los guerrilleros de izquierda que sembraron el terror a través de bombas y atentados como «jóvenes idealistas» que peleaban por un mundo mejor. A Zamba le falta contar la otra mitad de lo que pasó: Zamba –y Carlotto- deberían relatar cómo los que «querían un país diferente» mataron despiadadamente a María Cristina Viola (tres años), Juan Barrios (tres años), Froilán Vázquez (seis años) y Paula Lambruschini (15 años), al joven policía varelense Juan Maneiro (22 años), y a un total de 1094 personas, muchas de ellas, como los conscriptos caídos en defensa de un regimiento en Formosa, asesinadas en Democracia y no durante la Dictadura.
Usar el espacio escolar –y peor aún, de educación inicial- para adoctrinar políticamente significa avanzar inconsultamente en un ámbito que está reservado a cada familia. No todos los padres están de acuerdo con que a sus hijos se les inculquen ideologías partidarias, aunque vengan disfrazadas en forma de amistoso dibujito animado, y así se lo manifestaron a Mi Ciudad. Hacerlo desde las aulas de un colegio católico abusando de la inocencia de criaturas de cinco años es un hecho que debería ser explicado por las autoridades del «Sagrado Corazón» lo antes posible.