Por Luján Kunzi
Ana María Martínez es una varelense de 51 años que, desde mediados del año pasado, sale a juntar cartones. Con su carro y junto a su hijo Gabriel, de 11 años, recorre las calles de distintas localidades para darle a su familia una mejor calidad de vida. Tras viralizarse su situación, están muy agradecidos por la ayuda brindada por los vecinos.
A principios de febrero, se multiplicó por las redes sociales una publicación solidaria para ayudar a su familia, acompañada por una foto del menor, con la que se generó un malentendido. «El tema con la foto es que lo escribieron mal, porque dicen que es Gabriel el que junta cartones y no es así, la que sale a juntar cartones soy yo, no mi hijo, él viene conmigo para ayudarme porque quiere hacerlo», dijo la mujer a Mi Ciudad.
Gabriel, que hace poco cumplió 11 años, es alumno de la Escuela Primaria N°4, es sociable y muy apegado a su familia, con la que le gusta estar la mayoría del tiempo. «Él antes estaba en la escuela número 22, pero lo cambié porque sus compañeros lo trataban mal y le pegaban», recordó Ana María y agregó: «Es un chico muy bueno, cuando empezó la escuela todos los querían, es compañero, me ayuda siempre que puede; ya sea en la calle o en casa», comentó Ana María con cariño.
Ellos están atravesando por un difícil momento económico, debido a que deben reparar las tuberías de gas de su domicilio, para lo cual sacaron varios créditos que poco les sirvieron para solucionar el problema. «Una pérdida nos generaba un gran gasto en el suministro, por lo que desde la empresa nos dijeron que debíamos cambiar las tuberías si o si», manifestó y añadió: «Como no contábamos con la suma necesaria para realizar las reparaciones, nos propusieron sacar un crédito para costear los gastos de los caños, pero en ese momento no nos alcanzó».
Ante la falta de soluciones, optaron por utilizar ese dinero para comprar alimentos y cosas de primera necesidad. «Al poco tiempo volvimos a sacar otro préstamo, con el que tampoco pudimos arreglar nada, porque hubo un aumento y el no nos alcanzaba para comprar los materiales», remarcó la mujer y agregó: «ante nuestra situación, tomé la iniciativa de salir a cartonear y mi hijo me acompaña».
Otra cuestión, que explicó es respecto a la salud de su marido, Leonardo Gabriel Verga, de quien se dijo que estaba enfermo de neumonía. «Mi esposo es pensionado, por lo que recibe una jubilación por discapacidad que hasta hace poco nos ayudaba en el día a día», dijo y agregó: «En cuanto a su salud, él estuvo internado en 2017 por un tumor en el páncreas que lo dejó con una secuela neurológica motora, aunque fuera de eso sigue teniendo una vida normal».
No obstante, la movida solidaria fue bien recibida por parte de la familia, la cual habla de la buena acción y predisposición de los vecinos, quienes están comprometidos a tender una mano a quienes lo necesitan. «Salir a cartonear es una cosa, pero ahora que se enteren por las redes sociales es otra, fue una verdadera sorpresa», dijo Ana María y agregó: «Desde que se dio a conocer esta noticia viene mucha gente a traernos cosas, tenemos demasiado para tres personas, por lo que queremos compartir parte de esta ayuda con otra gente que también lo necesita, pero no sabemos a dónde donarlo».
No obstante, lo que la familia necesita con urgencia son materiales de construcción: chapas, machimbres, ladrillos, pintura y muebles. «Nos hace falta arreglar los tubos del gas e instalar estufas porque nuestra casa es muy fría en invierno y reparar el techo para que no se filtre más agua», manifestó la mujer y expuso: «Mientras tanto, nos arreglamos cómo podemos, porque la mayoría de los arreglos son muy caros y de momento no los podemos hacer».
Cada tarde, la rutina se repite, madre e hijo recorren las calles céntricas del distrito pasando por otras localidades; como Lomas de Zamora o hasta Avellaneda, en busca de locales que les puedan regalar cajas. »Con el tema de los cartones los comerciantes no se hacen mucho problema, por lo general vos le explicás tu situación y ellos te los dan», señaló y amplió: «Después hablo con un vecino, que también junta cartones, se los doy y él me pasa la plata, y con eso compro para comer. Aunque el fruto de mi trabajo está destinado a arreglar mi casa».