Los habituales ruidos previos a las Elecciones del año próximo parecen haberse adelantado.
Los habituales ruidos previos a las Elecciones del año próximo parecen haberse adelantado.
Y aunque nadie vaya a admitirlo públicamente, la situación a nivel nacional y a nivel local del oficialismo es muy parecida: en ambos ámbitos las dos principales figuras del espacio están enfrentadas y sin retorno, aunque tratándose del peronismo nunca se sabe. Las diferencias entre Cristina, la verdadera dueña del poder, y Alberto, el presidente, tienen su réplica vernácula en los continuos choques entre el diputado Julio Pereyra, que sigue claramente al mando en Varela, y el intendente Andrés Watson, que ya a poco de iniciar su último año de mandato no fue capaz de desarmar ni un ladrillo de la mega estructura económica que su jefe dejó instalada, y que le entrega cada año el 48 por ciento del presupuesto del Municipio a las empresas de Francisco «Chicho» Basile. Una estructura denunciada ante la justicia por Elisa Carrió, y paralizada por el Juez Armella.
Pese a su demostrada fidelidad, que incluyó «sapos» como la firma de una solicitada en apoyo a la condenada por corrupción Milagro Sala, son muchos los que, siempre en off, reconocen que si por Pereyra fuera, Watson no volvería a ser el candidato en 2023. Los nombres que el viejo Barón del Conurbano tiene en mente para ese cargo son varios. Su gran consejero de Finanzas, el contador Daniel González, es uno. Los otros, el titular del Concejo Deliberante, Gustavo Rearte, el Rector de la UNAJ, Arnaldo Medina, y hasta su propia hija, Julieta, quien salió del gabinete pero no baja su perfil ni oculta sus aspiraciones.
Mientras tanto, Watson trabaja poniendo el foco en «la gestión». Si hay algo que no puede ponerse en duda, es la gran cantidad de obras que el jefe comunal realizó o puso en marcha durante estos años. Aunque queda muchísimo por hacer, cuatro años de Watson parecen haber sido mucho más fructíferos que casi 30 de Pereyra. Y eso es algo que al diputado le molesta en demasía.
Dentro del juego de ajedrez que viene desarrollando el oficialismo, Cristina recibió a varios jefes comunales luego del acto que hizo en La Plata, entre ellos, al de nuestra ciudad. El encuentro con CFK se dio en la residencia del gobernador Kicillof, ocasión en la que Watson y el resto de sus pares pidieron una mejor política de seguridad y la vuelta de los gendarmes a las calles bonaerenses. Watson también estuvo en un cónclave en la Casa Rosada, cuando todos los intendentes presentes le pidieron al Presidente un aumento de las partidas de dinero destinadas a los Municipios.
Apenas unos días más tarde, Fernández se reunió con Julio Pereyra, y los intendentes Mussi y Descalzo.
Watson quiere ir por un nuevo mandato, pero el que decidirá al candidato será, como siempre, Pereyra, que si por algo se destaca es por la versatilidad que le permitió subsistir en la rosca política durante más de tres décadas. Esa misma que lo hará definirse por el actual intendente si es lo que más conviene para ganar la Elección, aunque tenga que dejar sus auténticos deseos –y su ego- a un lado. Sobre todo teniendo en cuenta que se descarta un resultado adverso a nivel nacional, algo que de ninguna manera podría ocurrir en Varela, donde la «oposición» hace todo lo posible para espantar a los votantes.
La «Guerra Fría» entre Pereyra y Watson está en marcha, pero a la hora de delinear la estrategia final, todo puede pasar.