La varelense que cruzó Los Andes



Deportes » 01/01/2023

Este año, entre más de 4000 corredores de 36 países, la varelense Lorena Aspeleiter (47) se animó a semejante desafío.

Los primeros días de diciembre, en el Parque Nahuel Huapi, más precisamente en Villa La Angostura, transcurrió la 20° edición de «El Cruce», una carrera extrema que une puntos entre Argentina y Chile pasando por paisajes increíbles pero complejos como montañas, volcanes, lagos, filos, arroyos, bosques, valles y zonas rocosas.
Como todos los años, el Club de Corredores, que es la empresa líder en organización de carreras de aventura y de calle en América Latina, ofrece a los fanáticos de esta disciplina, un recorrido de 100 km en tres días, con dos campamentos con costa de lago con los mejores senderos de nuestra Patagonia.
Este año, entre más de 4000 corredores de 36 países, la varelense Lorena Aspeleiter (47) se animó a semejante desafío. Una carrera que es para pocos, con mucho entrenamiento, disciplina y concentración en la que logró una magnífica actuación, quedando sexta en su categoría en uno de sus tramos.
Mi Ciudad habló con ella sobre esta fabulosa experiencia.
-Contanos cómo empezaste con esta pasión de correr, y de hacerlo en la montaña…
-Esta pasión la descubrí hace dos años. Si bien en años anteriores participé de distancias cortas en carreras de Varela como la de San Juan Bautista, la Nocturna, Cross Country con escuelas, en Berazategui, Ranelagh, no hacía más de 10km. Me gustaba correr, era una descarga. Jugué al hockey, hice natación, bicicleta, vóley, siempre estuve en movimiento. Hasta que llegó la pandemia, todos encerrados, entonces la actividad física era dentro de casa. Me alquilé una bicicleta fija para hacer spinning. En cuanto pudimos salir, no lo dudé en salir a correr. Para todo esto siempre seguí páginas de running de montaña y alta montaña en Instagram. Todo quedaba en «en algún momento lo voy a hacer». Siempre me gustó la montaña y dije: ¿»por qué no hacer una carrera? Y a la que le apunté fue «El Cruce de los Andes». Me parece fascinante, apasionante, los lugares, el trepar y llegar a los filos, a la cumbre, una gran satisfacción. El deseo fue tan fuerte que se me acercaron otras posibilidades previas a la carrera como poder hacer el año pasado la Snow Run en el Cerro Catedral, 16 km sin tener un entrenamiento adecuado, sin una alimentación adecuada, sin experiencia en ese terreno, con caídas, pero tenía mucha motivación, mucha curiosidad. Me atreví a pisar la montaña y me enamoré. Al mes hice otra en Villa La Angostura y no lo dudé, con seguridad dije «voy a hacer el Cruce».

-¿Por qué recién ahora a los casi 48 años esta exigencia física, siendo deportista de toda la vida, por qué no lo hiciste antes?
-Gracias a un amigo que vive en Bariloche, que también corre, me ayudó, me orientó muchísimo, y fue un nexo muy importante entre la montaña y mi gran deseo de correrla. Empecé a viajar y a entrenar con él allá, hacer subidas y bajadas en el Cerro Otto y empezar a conocer mi cuerpo también. Tuve la posibilidad de ir a Tandil y hacer una carrera por la sierra. Fueron experiencias que alimentaron toda esta ansiedad para llegar al Cruce de los Andes. Pero necesitaba un plan, algo más cercano. Al volver a Varela de esos viajes, comencé a buscar entrenadora y la encontré a Eliana con su TEAM CORVA quien tuvo palabras de aliento y motivación junto a mis compañeros de equipo, en todo este tiempo, a la cual agradezco profundamente. Con una nutricionista, mi entrenadora y yo comenzamos un trabajo disciplinario duro para lograr mi objetivo.
Y si no lo hice antes fue porque ahora era el momento. Mis hijas ya están grandes, ahora ellas me incentivan a que corra y me siento muy feliz de que sea así.
-¿Qué sentiste al llegar a la meta de este gran desafío que es el Cruce de los Andes?
-Estuve todo un año entrenando, súper motivada. Pasaban los meses hasta que solo faltaba una semana. Me empezó a agarrar ansiedad hasta que llegó el día. Y qué decir, todo el trayecto emocionada, no tengo palabras para expresar lo que viví, una experiencia extraordinaria, sublime, es soñar despierta, esa conexión con la montaña, aprendí a conocerme, tuve mucha comunicación interna, agradecida a la montaña que estaba ahí (lo revive con lágrimas), pero llegar al primer arco después de hacer el Cerro O´Connor fue la satisfacción más grande que viví. Así con el Cerro Bayo y el tercer tramo. Cada día me llenaba de adrenalina, de felicidad inmensa. Era increíble, no dejo de emocionarme. Y agradezco la colaboración de la gente ante las adversidades como el frío o el cansancio, y agradezco también cada abrazo de las personas que me lo daban cuando se los pedía, era como decir «pellízcame, estoy soñando». Me siento orgullosa de haberlo logrado. Estar ahí en medio de la naturaleza, sorprenderme en cada paso, una belleza, una inmensidad, es una experiencia que quiero volver a sentir. Elijo la montaña para siempre. Estoy segura que mis carreras, las súper planeadas, van a ser siempre en la montaña.
Docente de toda la vida, madre de Emilia y Valentina, amiga de todos, deportista por naturaleza, Lorena es una mujer que siempre le pone pasión a todo lo que hace, desde su trabajo como maestra, sus hobbies, parejas, amistades, y a partir de ahora a sus carreras en la montaña. Agradecida de la vida, cumplió su sueño y va por más… ¡Felicitaciones campeona!


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