Lautaro y Lucas: Sigue el misterio



Nota de tapa » 03/03/2023

El caso de Lautaro y Lucas sigue sin resolverse y lo que es peor, envuelto en la indiferencia de todo el espectro político local...

El caso de Lautaro y Lucas sigue sin resolverse y lo que es peor, envuelto en la indiferencia de todo el espectro político local, donde ni siquiera aquellos organismos que dicen defender los «derechos humanos» -.y que en otros episodios que ni siquiera involucraban a varelenses levantaron banderas exigiendo justicia- emitieron opinión al respecto.
Se sabe que el 9 de diciembre, después del partido de Argentina, Lautaro Morello y Lucas Escalante salieron juntos, en el automóvil de este último. Y que nunca volvieron. Primero apareció el auto, un BMW azul, prendido fuego. Y después el cuerpo de Lautaro, carbonizado. Antes de ello, otros cadáveres también hechos cenizas. El paradero de Lucas todavía es una incógnita. Dos personas, una de ellas Cristian Centurión, policía de la provincia de Buenos Aires, están detenidas por el caso. Las dos son parientes de un comisario mayor de la misma Fuerza, que extrañamente participó de uno de los «rastrillajes» realizados para encontrar a los jóvenes.
Mi Ciudad habló con Luciana Morello, tía de Lautaro, quien manifestó su tranquilidad porque el caso pasó a manos del Fiscal Daniel Ichazo. No es para menos: en dos meses fueron cuatro los fiscales que desfilaron por el expediente, y algunos fueron muy cuestionados. «Toda la familia está conforme con Ichazo. Lo vemos muy metido en la investigación», dijo Luciana. Se trata del mismo funcionario judicial que llevó la causa que terminó con la detención por prostitución de menores del ex concejal Daniel Zisuela, también afectado a otras causas sensibles que tocan al poder político local, y unánimemente reconocido como una de las figuras más intachables de la Justicia zonal.
«Lautaro era un chico feliz, que tenía muchos sueños y proyectos, que amaba a su familia, a su mamá, amaba la vida. Se levantaba todos los días seis y media de la mañana. Iba a buscar autos para lavar. Preparaba mate, lavaba autos, tomaba mates con la mamá antes de que se fuera a trabajar… A las cinco terminaba de lavar y se iba a estudiar. Estaba terminando el secundario», relata.
«El 9 de diciembre después de haber trabajado todo el día y después del partido de Argentina, puso en su estado: ¿quién quiere tomar una gaseosa? Porque ese era su único vicio: tomar una Coca Cola en la esquina mientras esperaba a la mamá que bajaba del colectivo. Cuando publicó eso, Lucas le dijo que lo iba a pasar a buscar. Lucas había tenido una relación con una sobrina mía, casi cuatro años. Cuando mi hermana estaba llegando le mandó un mensaje y ahí ya Lauti nunca contestó. Lo empezamos a llamar todos y no contestaba… Según contó un amigo, se había ido con Lucas en el auto… Lo buscamos todo el viernes a la noche, toda la madrugada, y el sábado fuimos a la Comisaría. Porque él siempre te avisaba donde estaba, o te mandaba fotos».
El trato recibido en la Comisaría, la Cuarta de Bosques, fue vergonzoso. «Nos atendió el interventor, el Comisario Argarañaz… Con malos modos, subestimándonos. Mi hermana le dijo que m sobrino nunca se iba sin avisar, y él le contestó «ya va a volver tu hijo. Debe estar en pelotas tirado por ahí con minitas en alguna quinta… Cuando se le acabe el dinero va a volver». Así te atiende Argarañaz. «Estas son cosas de pibes –insistió- cuando se le acabe la guita va a volver». Pero no le hicimos caso y seguimos buscándolo», agrega Luciana.
La aparición del auto incendiado en la Ruta 53 agregó más incertidumbre. «Recibimos un mensaje que decía que los chicos habían sufrido un accidente y que busquemos por los hospitales. Así que recorrimos todo Varela, La Plata, Quilmes,… Y nada. Volvimos al lugar donde se encontró el auto, preguntamos a la gente de los campos, nos metimos en casas abandonadas…», recuerda. Y luego decidieron llamar a los medios para que el caso se visualizara. Por eso, realizaron la primera nota, con Crónica TV.
«El comisario seguía faltándonos el respeto e hicimos una marcha en la puerta de la Comisaría. En un momento nos dijo que si seguíamos con esa marcha iba a abandonar la búsqueda, porque tenía que usar los móviles o para buscar a los chicos o para controlar la marcha. Así que dejamos la protesta. Vino un comisario de la DDI que nos preguntaba si Lautaro se drogaba o tenía malas juntas, cosa que sabíamos que no era así. Había que ver las preguntas que le hacía a mi hermana, que estaba destrozada, sentada en el suelo», asegura.

«El domingo nos dijeron en la Comisaría que habían aparecido dos cuerpos calcinados en Guernica y nos tenían todo el tiempo diciéndonos que eran Lautaro y Lucas. Pero aparentemente tenían brackets, cosa que Lautaro y Lucas no tenían. El lunes nos enteramos de que no eran ellos, por Mauro Z, antes por los medios que por la Comisaría», agrega.
La actuación de la Fiscal Dongiovanni, la primera que intervino, fue muy cuestionada por Luciana y los demás familiares de Lautaro. «Ella estaba más preocupada por la actividad del padre de Lucas que por las desapariciones. Ahí nos trataron mal, fue prepotente, le habló muy mal a mi hermana, que tenía problemas de audición y con esto se le agravó más, y no quería repetirle las cosas porque no oía. Fuimos a un rastrillaje en la ruta 53 que fue una vergüenza, y en el que participó el comisario Francisco Centurión, cuando ya se sabía lo de los audios…»
Los audios a los que se refiere son los que revelaron que Lucas iba a ver al hijo de Centurión –Cristian, hoy detenido- para obtener vales de nafta que aparentemente le regalaban.
«Hicimos otra marcha y corte de ruta y recién ahí nos llamó la Dra. Dongiovanni, para que participemos de un allanamiento aunque nunca se hizo presente ni en los rastrillajes ni en el allanamiento, no daba la cara en ningún lado. Entramos a la casa de Francisco Centurión, y mi hermana les dijo que abran una puerta que iba a un patio y le dijeron que no la podían abrir porque daba a la casa de un vecino. Eso le pareció raro, porque esa puerta abajo tenía cal. Decían que no tenían la autorización pero se la podían haber pedido a un fiscal. Cuando el miércoles anterior pidieron una autorización para entrar a un campo en dos minutos la consiguieron.», remarca.
Después, se entrevistaron con el Procurador de la Provincia de Buenos Aires, Julio Conte Grand. «A él le habían dicho que estábamos conformes con el trabajo que estaba haciendo la doctora Dongiovanni. Le dijimos que no era así, no podía ser que la Policía de la Provincia se estuviera investigando a sí misma. Además, Dongiovanni nos dijo que no necesitábamos abogado, que podíamos seguir con la abogada de la otra familia.
El abogado de la familia Morello es Carlos Diéguez. «Cuando salía de la casa de mi mamá, donde estaba la Consigna de la DDI en la puerta, un auto y una moto lo empezaron a seguir, amedrentándolo. Y hubo otras amenazas. El mismo auto apareció estacionado frente a la casa de su hija, y recibió llamados. A nosotros también nos siguieron autos... Nos sentimos amenazados», afirma.
Cuando apareció el cuerpo no aparecieron las certezas. «Fue mi hermana y le mostraron un pedazo de zapatilla, un pedazo de camiseta y un pedazo de jean, en una bolsa. La camiseta era muy particular. Pero nunca reconoció el cuerpo. Ni ella ni ningún otro familiar. Hicieron un ADN con sangre de mi hermana, le dijeron que iba a tardar unas semanas y tardó dos días. El secretario de la fiscal dijo que el cuerpo era de Lauti, porque el ADN había dado positivo y también sus huellas. Preguntamos cómo pudieron cotejar las huellas si el cuerpo estaba calcinado. Entonces nos dijeron que estaba semi calcinado. Queremos reconocerlo, dijimos. Y nos recomendaron que no porque era «muy traumático». Pero está firmado que sí fue reconocido… Los secretarios de la doctora Dongiovanni nos dijeron que estaba firmado que hubo un reconocimiento. Nunca vimos el cuerpo. Por eso al doctor Ichazo le pedimos que se haga otro ADN», dice.
«Detuvieron a Cristian Centurión y a su primo Maximiliano. No entendemos por qué si Cristian era policía la doctora Dongiovanni permitía que la Policía de la Provincia siguiera investigando en el caso. Finalmente, al mes y medio, y gracias a Conte Grand, logramos que tomara el caso la Policía Federal», recuerda. «Ni bien se cambió la Policía, la Dra. Dongiovanni se excusó porque dijo que nosotros la maltratábamos en los medios. Pero lo único que dijimos era que la investigación no era clara.
Luciana y su familia hicieron muchas marchas pidiendo Justicia. Y hasta fueron a la Casa Rosada, donde el Presidente Fernández no solo no las recibió, sino que nadie las atendió. «Solo queríamos entregarle un escrito. Se la pasa hablando de Democracia en televisión pero nosotros estábamos buscando a dos chicos, aparecieron cinco muertos y nadie habló… Muertos y un desaparecido en democracia y a nadie le importó…», señaló.
«Nadie del poder político de Varela nos habló. Ni del oficialismo ni de la oposición,. Es un silencio enorme. Si nosotros no lo mantenemos vivo, y no nos acompañan los medios, esto se muere. Vamos a seguir luchando hasta el fin de esto, y que caigan todos los que tienen que caer. Pensaron que Lautaro iba a ser un muerto más, que lo iban a dejar tirado como una bolsa de basura y que no íbamos a luchar. Pero vamos a llegar al fin, cueste lo que cueste. No sabemos contra quiénes estamos luchando, pero la muerte de Lautaro no va a quedar impune», finalizó.


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