La despedida



Editorial » 01/10/2023

La inminente despedida del kirchnerismo del poder se viene dando en forma coherente con lo que fueron sus años de gobierno: en medio de escándalos y hechos de corrupción.

La inminente despedida del kirchnerismo del poder se viene dando en forma coherente con lo que fueron sus años de gobierno: en medio de escándalos y hechos de corrupción.
Mientras el Presidente pasea por el mundo para apoyar a algunos de los más sangrientos dictadores del planeta y el país sigue sin rumbo, el ministro y candidato Sergio Massa sigue exprimiendo la caja del Estado para ver si consigue los votos para entrar al balotaje y la esposa de éste -y primera dama en modo espera- Malena Galmarini no puede explicar por qué desde la empresa semi estatal que dirige compró una flota de vehículos al triple de su valor.
Además, y en un explícito homenaje al conservadurismo, cuando los patrones le quitaban sus libretas a los obreros y votaban por ellos, el diario K Página 12 festeja la actitud del dueño de una empresa que reprendió a sus empleados por haber votado a Milei y el Ministro Katopodis alienta «paros» en las obras públicas para adoctrinar a los trabajadores acerca de cuál debe ser su decisión electoral. Y pensar que esta gente habla todo el tiempo de Derechos Humanos y Democracia…
No es todo: en estos días se conoció que un «puntero» peronista intentaba cobrar en un cajero automático alrededor de 50 sueldos de supuestos empleados de la Legislatura bonaerense, un hecho que la Justicia -¿Justicia?- trató de cerrar rápidamente, y sobre el que no dijo ni una palabra ni el tan verborrágico gobernador Kicillof ni ninguno de sus «compañeros» siempre tan preocupados por la dignidad de los trabajadores. Detalle al margen: la Legislatura tiene 3000 empleados y nos cuesta cada año más de 62.000 millones de pesos.
Completando el panorama, y luego de dos meses de ostracismo, reapareció, en la presentación de un libro, la condenada por corrupción Cristina Kirchner, bastante alterada por la reapertura de dos causas que la acusan directamente, la del lavado de dinero en Hotesur-Los Sauces y la del memorándum con Irán. Pero su habitual cháchara no abarcó la sentencia por la ilegal expropiación de YPF que ella decidió junto con el entonces Ministro Kicillof –que boqueaba mostrando su ignorancia «no sólo no vamos a pagar, sino que ellos nos van a pagar a nosotros»- y que obligará al país a desembolsar más de 16.000 millones de dólares, ni tampoco se refirió a los vergonzosos índices de inflación y pobreza que su Gobierno nos deja como herencia. Una pena, sobre todo ahora que pasó de arquitecta egipcia a comentarista económica.
En pocos días los argentinos decidiremos quién será la persona que presida el país por los próximos cuatro años. Y todo parece indicar que habrá un cambio de rumbo. Pero al kirchnerismo ya no le queda ni la ética del buen perdedor, y como esos jugadores que cuando los echan de la cancha quieren llevarse a un rival, elige despedirse haciendo el mayor daño posible.
Que Dios y la Patria se lo demanden.


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