Los varelenses de la Fragata Libertad



Historias de Mi Ciudad » 02/09/2025

La Fragata Libertad, comenzó su actividad como buque de instrucción hace exactamente 40 años...

La Fragata Libertad, comenzó su actividad como buque de instrucción hace exactamente 40 años, manteniendo hasta hoy, la tradición iniciada por Hipólito Bouchard en 1817, cuando, a través de su viaje de circunvalación, hizo conocer a nuestro país como una nueva Nación que venía a presentarse ante el Mundo.
Este año, ya con rango de Embajadora de la República, la Fragata realizó su 37o. viaje de instrucción, lo que significa, desde 1963, nada menos que 780.835 millas navegadas, con 78 países y 492 puertos visitados.
Pero lo que casi nadie sabe es que, dentro de la rica historia del Buque Insignia de la Armada Argentina, han participado dos hermanos del Barrio Mayol, de Florencio Varela . Son ellos, Martín (26 años, casado, un hijo) y Gerardo Tejada (21, soltero), quienes visitaron la Redacción de Mi Ciudad para contarnos sus experiencias y anécdotas en la Fragata.
Jóvenes sanos, de familia, simples y humildes, los hermanos Tejada son conscientes de que, después de la aparición de esta nota, muchos varelenses los reconocerán en la calle.
Encontrarlos fue sencillo, igual que tratarlos. Se nota en ellos la influencia de la instrucción recibida, junto a la vigencia de los valores tradicionales, en una conjunción que siempre debió ser distintiva del militar argentino.
Pertenecientes a una Fuerza que honró ese gran héroe irlandés que fue argentino por su lucha y convicción, el Almirante Guillermo Brown, los Tejada accedieron a abrir el baúl de sus vivencias, abandonando por unos instantes su habitual bajo perfil.
«Yo entré a la Marina en 1996, por vocación, me gustaba... Quería ser policía, o pertenecer a alguna Fuerza, y se me dió la oportunidad de ser militar», dice Martín.
Lo de su hermano Gerardo fue distinto: «yo quería viajar, conocer un poco el Mundo... Eso fue lo que me motivó».
-MC: ¿Cómo llegaron a la Fragata?
-Martín: En 1996 fuí a Puerto Belgrano en una corbeta Meko 140, y después de tres años me salió el pase a la Fragata.
-MC: ¿Cómo fue? Me imagino que todos deben querer ese destino...
-M: Sí, todos lo quieren. Teóricamente los que van son los mejores. Y tuve la suerte de que me tocara a mí. El primer viaje fue a Brasil, Alemania, Estados Unidos, Colombia, Perú y Chile.
-MC: ¿qué fue lo mejor que te quedó de esto?
-M: la experiencia. Dentro y fuera del barco. Al argentino lo quieren y respetan mucho en todo el Mundo.
-Gerardo: uno aprende a valorar mucho su país. su gente, y la verdad es que después de conocer tantos lugares, prefiero quedarme en casa tomando mate con los míos.
-MC: ¿cómo es un viaje de la Fragata?
-G: En el barco, los futuros capitanes de la Armada Argentina terminan su cursada con su viaje de instrucción. Mi función ahí es ser encargado de las maniobras de vela, contramaestre, timonel del barco, y embarcaciones menores, es una especialidad muy marinera...
-MC: ¿cuántos meses dura cada travesía?
-G: seis meses.
-MC: y están lejos de todo...
-G: sí. Nos comunicamos a través de la radio y el satélite, y cuando el barco toca un puerto, también mediante internet.
-MC: ¿nos cuentan alguna anécdota? Por ejemplo, ¿qué es eso de la famosa «ceremonia de bautismo» de los marinos?
-M: es una tradición marinera. Cuando se realiza el cruce del Ecuador, se bautiza a los cadetes y a los suboficiales que estén realizando ese cruce por primera vez.
-G: los que ya tienen el cruce hecho, son denominados policías, y los que no, neófitos. Desde unos días antes del cruce, los policías pueden empezar a molestar a los neófitos, por ejemplo, no dejándolos dormir. El día del cruce se hace una ceremonia en la que elReyNeptuno se hace cargo de la nave, el comandante le entrega sus llaves y los prismáticos, y todos están disfrazados, de Neptuno, de su esposa, de sus hijas... Claro que todos son hombres... Después, los neófitos pasan por una especie de pasillo de policías, que les dan una manteada, el peluquero les pasa la máquina, les dictan una sentencia y tienen que cumplir las prendas establecidas, que pueden consistir en que te tiren a la pileta o hasta que te aten en lo alto de un palo y te vayan bajando al agua...
-MC: ¿cómo sigue su actividad este año?
-M: yo me voy a la Antártida en el Rompehielos Almirante Irizar. En cada base, por ejemplo en Antártida, en Orcadas, hay personal haciendo invernada. A nosotros nos toca ir a buscarlos y llevar al nuevo contingente. Dentro del barco va personal de todas las Fuerzas, y también personal civil, como los científicos. Mi función es la de cocinero. Estamos embarcando el 15 de diciembre (N. de la R: en los días en que aparecía esta Revista) y volvemos en abril.
-G: yo sigo en la Fragata, y en febrero me toca presentarme en la Boca para un viaje por todo el Sur Argentino.
-MC: ¿qué significa para ustedes «ser marineros»?
-M: la Armada te enseña muchas cosas. A depender de uno mismo, a respetar a los demás, a valorar cosas que, estando afuera, muchas veces no se valoran. Porque más allá de que uno conozca el Mundo, tiene una familia en Argentina a la que no cambia por nada.
-G: yo pude quedarme a trabajar en otros países. Económicamente todo funciona muy bien afuera, pero la forma de vivir es distinta.
-MC: ¿notaron alguna vez que hubiera gente que no los quisiera por el hecho de ser militares?
-M: eso pasa siempre, pero uno trata de no dar motivo alguno.
-G: al principio noté algo de eso, pero después no. Más allá de si uno es militar u otra cosa, lo que importa es la persona. Y la Armada ha cambiado mucho, para bien. Ya no es tan rígida, aquí hay mucha gente con estudios... Los chicos que quieran ingresar, que no se dejen llevar por lo que les digan. Que vengan y prueben.
-MC: hablando de estudios, ¿a qué escuela fueron?
-M: yo fuí a la EGB 25 del Barrio Mayol, y a los 18 años entré a la Marina.
-G: Fuí a la EGB 25 y a la EEM 3, hasta cuarto año, y después ingresé a la Marina.
-MC: ¿se aprende a querer más a la Patria desde una Fuerza Militar?
-M: sí. Y cuando suena el Himno, uno se conmueve.
-G: yo no soy muy amante de la vida militar, creo que Martín sí, pero de todos modos, siento una gran emoción también al cantar el Himno, no como la gente que lo murmura con vergüenza.
-MC: ¿es cierto que les dieron una paliza a los ingleses en un partido de fútbol inter-fragatas?
-M: sí. Fue una gran alegría que nunca me voy a olvidar. Se hizo un campeonato de fútbol en Holanda entre todas las Fragatas, y nos tocó jugar contra Inglaterra. Y ahí no estaba jugando el equipo de la Fragata, sino la Argentina... Por suerte les ganamos 3 a 0.
-MC: ¿algo más que agregar?
-G: estoy muy bien en la Marina, y llegué a lugares que nunca había soñado llegar. Estuvimos en París, en Londres, en Nueva York... El título podría ser ese, De FlorencioVarela a NuevaYork... Y todo eso sirvió para descubrir que los argentinos caemos bien en todos lados.

Martín y Gerardo, una historia y un estilo de vida compartidos. En tierra firme y en Alta Mar. Pero siempre con la Patria como bandera.

 

Reportaje:
Alejandro César Suárez.
(Revista Extraordinaria Mi Ciudad, 2003).


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