La palabra Maestro o Maestra tiene diversas características en su interpretación y significación...
La palabra Maestro o Maestra tiene diversas características en su interpretación y significación, según los distintos Diccionarios, pero en éste caso, deseo detenerme en el siguiente concepto: «Persona encargada de la educación de los niños».
Este es el tema que tocaremos hoy, la enseñanza de los pequeños hijos de los vecinos aquí asentados, en los inicios de nuestro terruño.
A mediados del siglo 18, comienza a poblarse ésta región, comprendida por los Cuarteles 3ro. y 4to. del Partido de Quilmes, especialmente la zona Sur y en ella se radican en su mayoría extranjeros, entre ellos escoceses, ingleses y norteamericanos, claro está junto a algunos criollos y de otros orígenes, todos ellos deseosos de que sus hijos se cultivaran.
Al efecto contratan en forma personal a docentes, que en forma discontinua, llegaban a pasar unos días en sus hogares y luego se retiraban, tal lo manifestado entre otros, por familiares de Guthier, Davidson -de donde surgió nuestro primer Intendente, Guillermo- y muy especialmente por un alumno de aquellos momentos, nada más ni nada menos que Guillermo Enrique Hudson, en uno de sus libros.
La zona Norte de esta región (quilmeña en aquel lejano ayer) fue poblada también por españoles e italianos, logrando constituír un pequeño pero potencial caserío, allá por 1870.
En tal década, un criollo,Juan de la Cruz Contreras, que estaba destinado a pasar a la historia lugareña, decidió subdividir sus tierras en manzanas y lotes que heredara de su tía Juana Godoy , soltera, sin hijos y que tenía por el nombrado, notoria preferencia. Tales propiedades las pone Don Juan en gran parte a la venta, creándose en consecuencia necesidades vitales para la subsistencia diaria de los allí asentados, por lo que tales vecinos ven con agrado la creación de un centro poblado, al que se denomina Pueblo de «San Juan Bautista», denominación aprobada por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, el 11 de febrero de 1873, al legitimarse oficialmente asimismo, tal subdivisión.
Un año antes, Contreras cedió una amplia pieza de su «Casona de Casa de Tejas», para los servicios del Culto Católico Apostólico Romano, en la misma manzana donde la Agrupación Histórica Varelense, le rindió homenaje el 28 de mayo del 2002, casi a mitad de Maipú, precisamente donde está fijado el Nº 69.
Como dicha habitación resultó insuficiente para albergar a los asistentes a los oficios religiosos, Contreras, destinó a posteriori y a un costado, en el lado Este de la Casona, un lote de tierra para construir una Capilla. Las medidas del mismo eran de 9 y medio varas de largo por 6 y medio de ancho, siendo la misma de material muy sólido, resultando costeado por el aporte voluntario del vecindario.
En tanto ello se concretaba, Contreras, generoso por doquier, destinó otra importante fracción, nada más y nada menos que una manzana de tierra, a la Plaza Pública, que fuera inaugurada en una ceremonia brillante, en el transcurso del mes de junio de 1874, siendo designada con el nombre de «San Juan Bautista».
Pero no acaban aquí los desprendimientos del Fundador. A continuación concreta otra donación, otra valiosa fracción para que en ella se construya la futura gran Capilla, exactamente en el lugar donde hoy se encuentra la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista.
Como la atención espiritual dependía de un Sacerdote que venía períodicamente del pueblo de Ministro Rivadavia (llamado en origen «Monte Chingolo» y frustrada cabecera del Partido de Almirante Brown), perteneciente al vecino Distrito citado o de la Parroquia de la Inmaculada Concepción, de Quilmes, hoy Catedral, los vecinos de éste terruño que habitamos, iniciaron un movimiento para contar con un sacerdote permanente en este pueblo, dado la distancia y los malos caminos existentes, con ambas poblaciones ya asentadas, obteniéndose una respuesta afirmativa a tal solicitud, siendo en consecuencia designado un sacerdote de origen español, de 34 años de edad y 10 de ministerio, el Presbítero José María Fronteriz.
El domicilio para este religioso, había sido ofrecido por el vecino Don Santiago Rosselli, situado en las cercanías de la Capilla, pasando a ocupar el sacerdote la planta alta de la finca, dado que el propietario y su familia, vivían en la planta baja de la residencia.
Obtenido el sacerdote permanente, los vecinos por cierto progresistas y visionarios, iniciaron una campaña para obtener ahora un médico y un boticario para la atención de la creciente población allí afincada, tal lo publicado en el diario «El Progreso» de Quilmes, en su edición Nº 11, del 13 de julio de 1873.
Habiendo comenzado su ministerio espiritual el Sacerdote Fronteriz, precisamente en el mes y año precitado, observó la gran cantidad de niños varones que no recibían instrucción escolar, ya que eran muy pocos los privilegiados que contaban, por razones obvias, con enseñanza privada y domiciliaria.
Como he dicho anteriormente, el Pbro. Fronteriz ocupaba el primer piso de la casa de Rosselli, de diez varas por cinco, para habitación y tras oportunas reflexiones, decidió separar la misma con un tabique, quedando siete varas por cinco, para instalar allí un aula, con la capacidad de albergar de 25 a 30 alumnos varones.
Los vecinos, entusiasmados de contar con los beneficios de la enseñanza para sus hijos, ofrecen compensar al Maestro e inician los trámites para que se reconozca oficialmente la Escuela y obtener una subvención de parte del Gobierno Provincial, para ayudar a su mantenimiento, ofreciendo a la par y en prueba de solidaridad la construcción de un nuevo edificio público, para sede de la misma.
Asimismo proponen que el Capellán del Pueblo de «San Juan Bautista», sea su primer maestro...
Mientras tanto, Fronteriz continuaba con su misión religiosa y por separado, impartiendo instrucción primaria a los niños...
La Escuela fue habilitada en la primera quincena de abril de 1874 y Fronteriz fue designado su primer Maestro Elemental, para varones «de una Escuela fiscal o pública», según constancias existentes en el Ministerio de Gobierno Bonaerense, del año 1873, legajo 744.
La habitación de este Colegio «tenía dos puertas y cuatro ventanas, que daban al lado Norte y Sur respectivamente», según el Periódico «El Quilmero», edición Nº 241, del 28 de marzo de 1878. Además en dicho medio periodístico se informa, que «dos ventanas daban al patio y las otras dos, estaban ubicadas hacia la calle (Maipú casi Avda. San Martín).
Este edificio, fue demolido a fines del Siglo 18 y luego reemplazado con la construcción de otro, que también como muchos recordarán y ahora puede comprobarse, fue sustancialmente distinto al de origen.
En la ochava de ésta construcción, existía hace muy poco en el umbral de su acceso, una placa de mármol blanco con una fecha: 1905, casualmente el mismo año en que se edificó la antigua Municipalidad, en 25 de Mayo y Chacabuco.
Ese histórico mármol, fue retirado muy oportunamente por un vecino, para reservarlo con destino al futuro Museo de Florencio Varela.
El antiguo inmueble de la familia Rosselli, pasó a propiedad de la familia Villar, quien lo demolió y construyó un nuevo edificio, con casa de familia y también un salón comercial que alquiló para su Panadería, el Sr. Evaristo Rodríguez, progenitor del ex Intendente Félix Evaristo Rodriguez, pero al trasladar éste tal industria a su local propio, en España y Contreras (La hoy Antigua Panadería San Juan) , fue ocupado tal inmueble en la década de 1910, por Don Fidel Villar, quien instaló una Imprenta muy popular, que editaba no sólo folletos, sino periódicos y que funcionó practicamente hasta su fallecimiento.
Fronteriz, que se habia ganado el respeto, y cariño de sus vecinos contemporáneos, comenzó de pronto a ser objeto de una campaña de desprestigio que le afectó muy profundamente y que tenía su origen al parecer, en algunos vecinos de Quilmes, entre ellos algunos componentes del Consejo Escolar de ese Partido al que perteneciamos, Consejo Escolar que fue creado el 17 de enero de 1876. Los aludidos, que veían con resquemor el progreso que denotaba el pueblo de «San Juan Bautista», situación agravada por el firme movimiento de autonomia que se venía gestando en tal poblado, encontraron así «razones» suficientes para sembrar tales obstáculos y cizañas.
Las ideas liberales de la Generación del 80, contrarias a la posición de la Iglesia Católica Apostólica Romana, sumado ello a los intereses económicos citados, aunque minoritarios pero de innegable poder, determinaron, sumada a la posición independentista del Pbro. Fronteriz, que lo dejaran cesante del cargo de Maestro.
No obstante, tan injusta medida no amilanó a los vecinos de «San Juan Bautista», por el contrario los incitó y apoyaron firmemente al Sacerdote despedido como Maestro. Incluso entre sus reclamos, dejaron de enviar sus hijos al Colegio Oficial como protesta, quedando el mismo a cargo del docente quilmeño Emiliano Reina el 11 de abril de 1878, conforme a una resolución del Consejo Escolar de Quilmes.
No acallados los justos reclamos de nuestros antepasados, la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires, terminó por reconocer finalmente la justicia de la reclamación local, quedando en evidencia la mezquina medida tomada por el Consejo Escolar mencionado, como la insólita hostilidad de esos importantes vecinos quilmeños, en detrimento de la meritoria labor como Educador, del Sacerdote separado, resolviendo reincorporar a Fronteriz.
No obstante este desagravio, el nombrado, sin duda alguna muy afectado por lo ocurrido, había decidido abandonar «San Juan Bautista», para evitar confrontaciones, habiendo gestionado secretamente su traslado al pueblo de Las Flores, tambien Provincia de Buenos Aires, donde se desempeñaría exclusivamente en el área religiosa, como Teniente Cura.
Tal decision sorprendió ingratamente a la población de este pueblo, que no interfirió empero en la libre determinación del sacerdote.
Y para completar la situación educacional de aquel entonces, referiré que si bien existían clases particulares para niños, posiblemente antes de 1876, la Maestra Dorotea Kuffer, dictaba instrucción a las niñas, en la tradicional residencia de Don Alejandro Villa Abrille (designado Alcalde de «San Juan Bautista», es decir la primera autoridad de este pueblo, hecho inusual, pues dicho cargo sólo regía para la cabecera de los Distritos Bonaerenses).
Quiero destacar que estos datos, salvo los consignados entre paréntesis fueron extraídos de una de las obras del prestigioso historiador quilmeño, Jose Craviotto.
Por último quiero efectuar esta reflexión que hizo hace ya casi cincuenta años un prestigioso vecino docente en rueda de profesionales, universitarios, en el transcurso de una reunión referida a la educación que omito puntualizar y que tuvo lugar en esta ya Ciudad de Florencio Varela. Respondiendo el mismo a un interrogante, que en tono despectivo le formulara uno de los convocantes, expresó visiblemente indignado: «¿Yo? Yo soy un simple Maestro, pero gracias a éstos Docentes, los presentes habían podido alcanzar esos titulos superiores que ostentan...»
Angel José Basta, docente e investigador. Del discurso pronunciado el 11—9-2003, Día del Maestro, en su carácter de integrante de la Agupación Histórica Varelense, al descubrir en emotivo acto, una mayólica referente en la finca de la calle Maipú, casi esquina Avda. San Martin.
(Mi Ciudad Revista Anuario 2003)