Todos para uno

Un multimillonario negocio está a punto de ser adjudicado por el intendente Watson en los próximos días: nada menos que la recolección de basura, que desde 2014 está a cargo de la Cooperativa 31 de Mayo, vinculada a Francisco «Chicho» Basile.
El Concejo Deliberante aprobó el llamado a licitación para el servicio con una duración de cuatro años, pudiendo implementarse por zonas. Ahora, el Departamento Ejecutivo tendrá que armar el pliego licitatorio. Raro este afán privatizador para una administración tan amante de la «gestión estatal».
La transparencia de la Cooperativa que vino prestando el servicio durante estos años está bajo la lupa y hasta fue llevada a la justicia por la entonces legisladora nacional Elisa Carrió, como parte de una causa sobre enriquecimiento ilícito contra el entonces intendente Julio Pereyra que el Juez Armella durmió en algún cajón de su despacho y de la que nunca más nadie habló, ni siquiera la supuesta «oposición» local.
La Cooperativa se quedó con la «perla» del presupuesto municipal luego de ganarle la licitación a la empresa HAUSA (Higiene Ambiental Urbana S.A.), de la familia Di Cola, de Berazategui, durante décadas dedicada a esa actividad, y de un modo escandaloso. Aquel pliego exigía prestar el servicio de lunes a sábados, en 11.300 cuadras de la ciudad, 4611 pavimentadas, y 6689 de tierra, con 40 camiones de no más de 15 años, con un chofer y dos recolectores por vehículo.
Pese a que la «31 de Mayo» no tenía la logística necesaria, ni los camiones, Pereyra le adjudicó el negocio, que era de unos 77 millones de pesos en 2013 y sin que fuera aprobado por el Concejo Deliberante. Sin mucho tiempo por delante, la «31 de Mayo» pidió una prórroga de 180 días y la Municipalidad se la concedió. Durante ese tiempo extra ganado gracias a la extrema generosidad de Pereyra y nuestros siempre serviles concejales, compró 25 camiones a HAUSA y alquiló otros a la misma empresa y a la firma «Servicios y Gestión S.A.», cuyo presidente era el mismo Francisco «Chicho» Basile.
Pero había más problemas. Muchos de esos camiones no cumplían el requisito de antigüedad que el contrato establecía. Y la «31 de Mayo» tampoco tenía un taller para reparar sus vehículos, otra de las exigencias del pliego, lo que solucionó dándole ese destino a los talleres de «Servicios y Gestión», de la Avenida San Martín, donde durante décadas funcionó la empresa de colectivos «30 de Agosto».