Por Federico Ahrtz.
Florencio Varela está a punto de destinar casi $100 mil millones a la recolección de residuos domiciliarios.
Florencio Varela está a punto de destinar casi $100 mil millones a la recolección de residuos domiciliarios. Lo que el intendente Andrés Watson presentó como un «presupuesto histórico» en seguridad, queda eclipsado por un gasto aún más abultado y silencioso: la basura. Pero no se trata solo de números, se trata de una forma de gobernar que pone en evidencia la falta de planificación, de control, y de compromiso con las verdaderas necesidades del distrito.
El Ejecutivo municipal envió al Concejo Deliberante el pedido de autorización para licitar el servicio de recolección, pero sin adjuntar el pliego técnico. Es decir, los concejales votaron sin saber:
- Qué condiciones se exigirán a la empresa adjudicataria.
- Qué cláusulas de control y penalización se aplicarán.
- Qué acciones ambientales o comunitarias se integrarán
Este ocultamiento no es menor. El contrato representa el mayor desembolso municipal en décadas, y sin embargo, se lo trata como un trámite administrativo más. ¿Dónde está el debate público? ¿Dónde está la participación ciudadana?
Mientras el presupuesto se diluye en residuos, el Concejo se entretiene con solicitadas, homenajes y declaraciones que poco tienen que ver con las urgencias socioeconómicas del distrito. No hay comisiones que analicen el impacto ambiental del contrato. No hay exigencias de transparencia. No hay voluntad de articular con las organizaciones barriales que trabajan en reciclado, separación en origen o educación ambiental.
La falta de compromiso institucional convierte al Concejo en una escribanía del Ejecutivo, sin capacidad crítica ni vocación territorial.
Los varelenses nos preguntamos ¿Qué se exige a cambio de $100 mil millones?
Nada. El pliego no exige:
- Limpieza periódica de los camiones recolectores.
- Tratamiento de residuos antes del vertido.
- Proyectos ambientales en escuelas o barrios.
-Articulación con cooperativas recicladoras.