Las denuncias sobre la situación de indefensión de quienes asisten al Cementerio de Florencio Varela a visitar a sus familiares vuelven a ser noticia. En esta oportunidad, el tema llegó al Diario Popular.
Mi Ciudad volvió a hacerse presente en la necrópolis varelense, y dialogó con algunos de los ocasionales vecinos que se acercaban en el último fin de semana del mes, para depositar flores en las tumbas de sus seres queridos.
«Ya no sabemos qué traer», dijo Alicia, una mujer de más de 60, quien se acercaba para colocar flores en la tumba de su difunto esposo. Y repuso: «Si traemos flores de plástico, se las roban. Si ponemos flores naturales, no duran ni un día; y esto ya lo vivimos varias veces, porque me ha pasado que incluso yo vengo por la mañana, y cuando una de mis hijas lo hace el mismo día a la tarde, ya no hay nada».
El robo de flores es una constante, por la cual ya la mayoría de los familiares opta por no reclamar. Benito, sexagenario que dialogó con Mi Ciudad en la necrópolis planteó: «Cada vez que hablamos con alguno de los empleados que está trabajando en una tumba, nos dicen que no se puede hacer nada, porque el cementerio es muy grande, hay mucha gente que viene, y el personal es poco y tiene muchas tareas».
Los bronces que se encuentran en el sector de nichos más antiguo, sobre la calle Pisani, son los más vulnerados. Sin embargo, también son objeto de delincuentes anónimos aquellas piezas recordatorias hechas de metal sin valor comercial; y empleadas en el sector más moderno, recostado sobre la calle lateral del cementerio.
En ediciones anteriores, Mi Ciudad dio cuenta de una serie de episodios vandálicos llevados a cabo en forma anónima, y que nunca lograron respuesta de las autoridades.
A los robos se sumaban los atentados contra nichos y lápidas, la falta de higiene y el abandono en distintos sectores, así como denuncias por la remoción de tumbas presuntamente por fuera de los lapsos de tiempo perentorios.
Actualmente, hay que añadir los episodios de inseguridad que afectan a quienes visitan el cementerio, denunciados por el Diario popular, donde se dio cuenta del intento de robo de un vehículo a una mujer y su padre el último sábado de octubre, poco antes del mediodía.
Pero también hay visitantes que se adentran en la necrópolis, y que son sorprendidos por menores de edad que, a manera de «peaje», les reclaman dinero para dejarlos seguir paso.
Nora Bianchi, otra de las entrevistadas por Mi Ciudad confió haber sido víctima de los jóvenes en varias ocasiones. «Siempre que vinimos a ver la tumba de mi papá, dejábamos el auto a la entrada del cementerio, porque nos parecía más seguro hacerlo así, y nos íbamos caminando hasta el sector de los nichos en donde está». El mencionado sector se ubica sobre la calle lateral del cementerio que da al costado este de la necrópolis.
«Como empezamos a tener problemas con chicos que nos paraban en varias ocasiones, decidimos directamente adentrarnos por la calle de tierra, que alguno se quedara en el auto y los demás bajábamos y entrábamos por el costado, lo más cerca del nicho», agregó la mujer.
Y precisó, para más detalles: «esto pasa hace varios meses, por lo menos en lo que nos ha tocado vivir a nosotros. La diferencia es que al principio nos pedían si les podíamos dar alguna moneda, o dos pesos; pero nada más. Desde hace dos o tres meses, ya no piden, sino que exigen, y nos han llegado a amenazar con una especie de cuchilla casera en una oportunidad en que vinimos con mi mamá, y a ella la asustó muchísimo pasar por eso».
Bianchi reconoció que «no hicimos la denuncia en la administración, porque antes mi mamá se ocupaba de ir prolijamente a dar todas las quejas, ya fuera por la falta de flores, por el robo de los floreritos de plástico, o por lo que fuera. Como nunca supieron darle una solución, la verdad es que ahora lo único que tratamos de hacer es ir y volver lo más rápido posible, lo cual es muy mortificante, porque se trata de ir a ver a mi papá, y para mi mamá, a su esposo y compañero de toda la vida, y no es justo que tengamos que hacerlo apuradas y con miedo».
Socios del silencio
Ni Segundo González, figura emblemática de la administración del cementerio varelense, ni ninguno de los trabajadores que en esa área se desempeñan, accedió a dar testimonio a Mi Ciudad.