El doctor Marcelo Nahín, fue quien dirigió la cirugía, practicada de urgencia en enero pasado.
El director ejecutivo del hospital, Dr. Arnaldo Medina, indicó que «sólo tres personas sobrevivieron a esta lesión en el mundo, en casos ocurridos en Estados Unidos, Australia y Polonia», y añadió que «es la primera vez que sucede en la Argentina, con un elemento cortante como es un clavo».
El médico subrayó que «en estos casos es muy importante la experiencia previa del equipo de cirugía, que permitió que no se le retirara el objeto inmediatamente, ya que funcionaba como una especie de tapón evitando la hemorragia».
Asimismo, agregó que «contar con gente que puede trabajar en todo momento, y que viene realizando cirugías cardiovascualres y trasplantes nos da un training para abordar este tipo de operaciones».
El profesional destacó los medios e infraestructura que posee el hospital al sostener que cuentan «con tecnología de última generación» y «se pueden hacer desde tomografías hasta estudios de hemodinamia de la más alta calidad».
Los profesionales explicaron que el clavo, de ocho centímetros de largo, atravesó el esternón y el ventrículo derecho del corazón, y quedó alojado en la cavidad cardíaca.
«En el quirófano se procedió a la apertura del hueso del esternón con mucho cuidado porque se corría el riesgo de chocar con el clavo y agrandar la herida cardíaca», relató Nahín, y agregó que «ya con el elemento perforante a la vista se realizó la extracción manual del cuerpo extraño, que se había incrustado en la cara anterior del ventrículo derecho».
La exitosa operación duró más de dos horas y además de Nahín participaron el doctor Jorge Troncoso, el anestesiólogo Daniel Hermoso, y los instrumentadores Marcela Caruso y Daniel Moyano.
El joven de 19 años, recibió un disparo de una pistola neumática mientras realizaba su labor habitual en una fábrica de pallets de madera de localidad de Cañuelas cuando la herramienta se disparó mientras la manipulaba otro operario.
La víctima fue trasladada al Hospital «Dr. Angel Marzetti» de esa ciudad, donde le realizaron una placa de tórax y observaron que el elemento estaba alojado en el corazón.
Con ese diagnóstico, a las 23 del mismo día, ingresó al Hospital El Cruce, donde le practicaron una tomografía computarizada que confirmó la herida penetrante cardíaca. El diagnóstico obligó a los profesionales a realizar de urgencia la extracción del clavo y la cirugía de reparación cardíaca.
Nahín explicó que «las pistolas de clavos son herramientas poderosas y fáciles de operar que aumentan la productividad en las tareas de clavado, pero que también son responsables de alrededor de 37 mil visitas anuales a salas de emergencias de trabajadores de la construcción en los Estados Unidos».
Las pistolas neumáticas de este tipo causan decenas de miles de lesiones graves todos los años en aquel país y llegan a provocar la muerte de trabajadores de la construcción por traumatismos graves.
El cirujano señaló que «más de la mitad de las lesiones por pistolas de clavos reportadas en los Estados Unidos ocurrieron en manos y dedos. Luego le siguen lesiones en las piernas, rodillas, muslos y pies, mientras que son menos comunes las del antebrazo o la cintura, la cabeza o la nuca, y el tronco».
Agradecimiento
Al dársele de alta, el 14 del mismo mes, el joven agradeció a los médicos que realizaron la operación y señaló, «volví a nacer» y agregó «me dieron una nueva vida en el hospital».
Los médicos del hospital explicaron que la cirugía permitió reparar la herida cardiaca, dejando sin ninguna secuela al paciente.