EL DRAMÁTICO CASO DE YANINA BALMACEDA

Esperando vivir



Edición Impresa » 01/03/2014

Yanina y su hijita, en su casa de Villa Argentina.

Mientras se habla de «década ganada», de «redistribución de la riqueza» y se falsean los datos de la pobreza para sostener un relato y un proyecto político, muchos funcionarios deberían recorrer los barrios del Conurbano para tener aunque sea una mínima idea de la dura realidad.

Así de dura le resulta la vida a Yanina Balmaceda, esta chica de 22 años que no aparenta tener más de 15, y vive en una humilde casita de Villa Argentina, en Florencio Varela, junto a su hijita, de solo cuatro añitos, su hermano, y su abuelo, un luchador que trata de mantener la fe y el ánimo familiar en alto pese a todos los contratiempos pero al que se le nota el dolor contenido en esos ojos que parecen haber visto ya demasiada injusticia.

Yanina necesita urgentemente un trasplante de riñón para seguir viviendo, y desde hace casi cuatro años está en tratamiento de diálisis, siendo operada en varias ocasiones de su brazo, por una fístula que se tapó.

Cuando fuimos a su domicilio, estaba recostada. Muy dolorida y cansada, realmente hizo un gran esfuerzo para levantarse y atendernos amablemente. Duele verla abatida, como resignada, aceptando un destino que decidió golpearla desde que era una chiquita, ensañándose con su cuerpo pequeño y débil.

«Este problema lo tengo desde siempre, pero antes me las arreglaba con un riñón, hasta que se resintió el otro, y tuve que empezar el tratamiento de diálisis», dice a Mi Ciudad.

Mientras la entrevistamos, su chiquita, Dana, da vueltas, seguramente sabiendo que su madre está enferma, y ciertamente ignorando que su destino está en manos de un par de burócratas que deberían haber resuelto este tema hace ya cuatro meses.

«Desarrollo Social me trae mercadería una vez a la semana-continúa- y desde noviembre la Municipalidad me está construyendo una pieza y un bañito de tres metros por tres metros». En ese pequeño espacio, Yanina aspira a vivir junto a su chiquita en un futuro.

La ayuda, pese a todo, resulta insuficiente. El único ingreso de Yanina es de 1300 pesos mensuales, sumando lo que recibe por su pensión y la asignación por la hija a su cargo. Demasiado poco para quien tiene que afrontar la vida con tanto esfuerzo.

Su caso se conoció a través del medio regional Infosur, y fue ampliamente difundido por los colegas de El Radar,  quienes gentilmente nos acompañaron hasta la casa de Yanina. Y como suele ocurrir, los funcionarios solo aparecieron cuando el tema tomó estado público.

 

(ver nota completa en la edición de papel)


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