Por Alejandro César Suárez | @alecesarsuarez
Que un grupo de diputados kirchneristas hayan presentado un proyecto para declarar el «Día Nacional de la Mentira» al aniversario del debate entre el hoy Presidente Mauricio Macri y el ex gobernador Daniel Scioli sirve como parámetro para dos cuestiones: primero, deja crudamente al descubierto –una vez más- el nivel intelectual de los que fueron electos para legislar y hacerle la vida mejor a la gente, que en lugar de estar haciendo eso para lo que los votaron, insisten en perder el tiempo en chicanas de politiquería barata. Y segundo, demuestra el inagotable nivel de hipocresía de un sector que no termina de asumir que perdió las Elecciones y, además, que las perdió por su soberbia, su corrupción y su inoperancia.
Que el kirchnerismo hable de mentiras obliga a recordar cómo su máxima líder dijo muy suelta de cuerpo, a cientos de estudiantes en Harvard, que el escandaloso y aún inexplicado incremento de su patrimonio se debió a que era «una abogada exitosa», pese a que nunca en su vida se afilió a colegio de abogados alguno, ni jamás trabajó como tal. Fue en la misma jornada cuando, al ser silbada, la señora «nacional y popular» pronunció aquello de «Chicos… Esto no es La Matanza… es Harvard…».
Es la misma líder que dice no ser socia del convicto Lázaro Báez, aunque decenas de documentos demuestran lo contrario. La que decía que no había cepo al dólar, pero que cuando Macri lo levantó, fue corriendo a comprar billetes norteamericanos, y no monedas bolivarianas.
También fue el gobierno kirchnerista el que mintió descaradamente y destruyó todas las estadísticas del país desde el INDEC y todos los organismos que manejó con total discrecionalidad después de aniquilar o cooptar todos los organismos que debían controlarlo. Y el que decía que no había que medir la pobreza porque hacerlo «estigmatizaba», aunque afirmaba que acá «había menos pobres que en Alemania». El que nos repetía que no había inseguridad, ni inflación, ni funcionarios corruptos. Que eran sólo «inventos de los medios».
¿Y qué decir de Scioli, el peor gobernador de la historia de la provincia de Buenos Aires? Que dejó la caja en rojo. Que fundió el territorio más rico del país. Que hizo toda la campaña fingiendo estar casado para anunciar su separación una vez consumada la derrota. Que ni siquiera puede explicar cómo hizo para obtener su título universitario, con exámenes que no duraron más de 19 minutos, y viajando de acá para allá, en plena campaña. Y que pretendía gobernar el país.
Los que dejaron tierra arrasada a su paso deberían callarse por un tiempo y ponerse a trabajar de verdad y de acuerdo a los privilegiados sueldos que perciben.
Fueron doce años de mentiras y de corrupción los padecidos. Y todavía son muchos los que tienen que dar cuentas por sus actos y omisiones durante ese período.
Si vamos a hablar del Día Nacional de la Mentira, hay varios kirchneristas que podrían competir por el título del «Pinocho de la Década».