Por Carlos Straub
Suele decirse que la vida puede cambiar en un segundo. Para bien o para mal, el destino o las circunstancias hacen que todo lo vivido hasta ese momento se modifique de tal manera que ya nada volverá a ser como antes.
Noelia Martinez Ibañez (24) y Carlos Gomez (26) están juntos hace ocho años. De ese matrimonio nacieron cinco hermosos hijos, tres varones y dos nenas, formando una linda familia que vivía en Blas Parera y Pizzurno de San Eduardo, en una casita de material con techo de chapa y cieloraso de madera… El 19 de enero a las dos de la mañana un incendio consumió la casa en tres minutos llevándose la vida de dos de sus niños.
-¿Cómo empezó todo, Noelia?
-El jueves 19 de enero a las dos de la mañana me despertó mi hijo mayor, Lucas, diciéndome que había fuego. Nos levantamos, yo me levanté antes que mi marido y vi que la cama de mi nena de tres años estaba prendiéndose fuego. Teníamos la pieza de ellos dividida con camas cuchetas y dos roperos… Corrí dos sillas y el carrito del bebé Tiziano, abrí la puerta, saqué a mi hijas Violeta y Agustina de sus camas y el fuego empezó ahí a consumir todo rapidísimo… Un vecino llegó y me ayudó con una puerta que estaba clausurada, mi marido se desmayó porque inhaló mucho humo. Antes de desmayarse, Carlos tapó al bebé con una frazadita, lo agarré para salir y mi otro nene siguió al padre… En la desesperación y en medio de la oscuridad yo cuando estoy tanteando buscándolos para sacarlos, abro una puerta y al abrirla tiro un mueble donde estaba la tele que se le cae arriba a mi marido y fue lo que lo terminó de desvanecer… Al final pudimos agarrarlo y arrastarlo hasta la puerta donde ya habían llegado los bomberos , la guardia comunal, los vecinos…
-¿En cuanto tiempo pasó todo?
-En tres minutos se consumió la casa.
Los bomberos llegaron pero no pudieron hacer mucho, y el peor de los escenarios estaba por venir.
-¿Ya estaban a salvo cuando llegó la ayuda?
-No. Mi marido no quería bajar y entre cuatro personas que no me acuerdo quienes eran, si eran bomberos o vecinos, lo bajamos. Salí y en la ambulancia vi al bebé, a mi hija Violeta y a Lucas y volví corriendo envuelta en una frazada porque me faltaban los otros dos nenes, empujé a un bombero pero me sacaron… Estuve a un metro de mi hijo Valentino. A él lo encontró un bombero porque teníamos una perra que se había criado con él… Mi nene estaba desmayado en el baño y la perra estaba encima de él, quemándose el lomo y eso hizo que mi nene no se queme. Los encontraron por el llanto del animal, sacaron al nene , le pusieron oxígeno y me vine en la ambulancia porque me dijeron que ya habían sacado a todos . Un bombero me contó que en la otra ambulancia camino al Hospital mi hijo estaba vivo (se emociona)… Vio a su papá a su lado, le dio la mano, se miraron , se rieron y ahí falleció …(llora).
El silencio se apodera por unos segundos de la habitación tres de Pediatría del Hospital Mi Pueblo donde esta familia está alojada desde aquel día fatídico. Y Noelia suspira y sigue recordando…
-Mi hija Agustina bajó, dejó a la hermana en la puerta afuera y se hizo invisible…Volvió a subir, se metió en su cama y falleció carbonizada.
El llanto y la angustia vuelven a apoderarse de esta mamá que sólo Dios sabe lo que estará sufriendo y pasando, pero se la nota entera y fuerte ya que sus otros tres hijos la ven, la acompañan y la necesitan.
El marido de Noelia escucha en silencio todo el relato. Carlos estuvo una semana en terapia intensiva , al despertar no recordaba nada y quiso ver a los chicos ya que no sabía la verdad y con la ayuda del Jefe de Guardia de Pediatría, su esposa tuvo la gran valentía de comunicarle semejante fatalidad.
Agustina de cuatro años y Valentino de tres son los dos angelitos que pagaron con su vida esa madrugada de enero cuando la desgracia y la fatalidad, tomadas de la mano le cambiaron su mundo a esta familia que se quedó en la calle con lo puesto.
Por ahora Carlos, Noelia, que tiene quemaduras de tercer grado en su brazo izquierdo, Lucas de seis, Violeta de dos años y el simpático Tiziano de siete meses viven en dicha habitación del Hospital. Al cierre de esta edición tenían previsto mudarse a una casilla que les consiguió el Gobierno Nacional sobre un lote cedido por la Municipalidad en Villa Brown.
-¿Quiénes los van a ayudar con todo de la casa?
-Una cooperativa que nos hará todo el armado de la casilla. Gracias a Dios son buena gente, el tema es que tenemos una lista de cosas que no viene con la casilla y lo tenemos que conseguir…La Municipalidad nos consiguió parte de la lista y hay que empezar de cero porque nos quedamos sin nada, no tenemos nada. Carlos es albañil así que hará bastante, cortaremos el pasto, se colocarán los cables de la luz… La idea es instalarnos cuanto antes y seguir viviendo…
Seguramente los Gómez recibirán más ayuda y solidaridad de decenas de personas que al leer esta historia se conmoverán tanto o más que nosotros. Son jóvenes, tienen mucha vida por delante y por sobre todas las cosas, tres preciosos nenes que no paran de sonreír y contagiar ternura. Que Dios los bendiga.
Para ayuda de todo tipo y donaciones: Celular: 15-6-182-0528 y en el Facebook: Noelia Martinez Ibañez.