«No queremos ser Rosario», se leía en carteles que portaban varios de los concurrentes a una marcha frente a la Comisaría Primera de Florencio Varela...
«No queremos ser Rosario», se leía en carteles que portaban varios de los concurrentes a una marcha frente a la Comisaría Primera de Florencio Varela, donde familiares de víctimas locales de diferentes hechos de violencia se juntaron en un dolido reclamo común.
La manifestación se hizo el pasado 4 de abril y en ella se escucharon impactantes testimonios. También, hubo coincidentes críticas al accionar de la policía y funcionarios judiciales.
La alusión a la ciudad santafesina tomada por el Narcotráfico ante la inoperancia y-o complicidad de los funcionarios, no fue casual: desde hace tiempo Florencio Varela viene siendo escenario de desapariciones y crímenes que parecen coincidir en ese origen.
Entre los presentes, estuvieron amigos e integrantes de las familias de Lautaro Morello y Lucas Escalante, el resonante caso –aún sin resolución- que conmovió a la opinión pública pero extrañamente no originó ninguna reacción por parte del poder político varelense.
Entre los que hablaron, estuvo el dirigente social y abogado José Luis Calegari, del Centro Popular Monseñor Angelelli, quien dijo: «Se formó un sistema hace décadas donde los más pobres ponen los muertos y la guita para el consumo y un grupo de tipos se hace millonario… Te matan los pibes y después te tirotean las casas para que entiendas que ni siquiera tenés que reclamar… Hace 47 años, cuando desaparecían jóvenes en Florencio Varela ya había un señor llamado Luis Genoud, había un señor que entregaba compañeros, como entregó a Bartucci en la Comisaría Primera, y ese señor llegó a juez de la Corte. Hay una fiscal, Mariana Dongiovanni, que trabajó incansablemente para que nadie sea culpable de la masacre de Senzabello, y que buscó dilatar la causa de Lucas y Lautaro… Y no llegó solita a fiscal, llegó porque la puso el poder, y hay una foto que lo demuestra, cuando asume, abrazada a Genoud y a Pereyra. Esa fiscal no está para buscar justicia sino para construir impunidad.»
Sobre Lucas Escalante, sobre quien se desconoce su paradero, dijo: «es un desaparecido en democracia y nadie dice nada. Hay un enorme pacto de impunidad. Las cosas no pasan porque Dios quiere o tenemos mala suerte, sino porque hay una trama mafiosa que lleva décadas y generó muchas muertes en la historia, como el secuestro y la muerte de Carlos Daniel Fretes, en 2011, cuando no investigaron la red de prostitución infantil y la trata de mujeres que llegaba a los funcionarios, o el caso Natalia Di Gallo, una piba que apareció muerta en el Parque Pereyra, que fue preso el novio que la entrega, pero no van presos los adultos que estaban en el lugar cuando la drogan y la matan. Ahí estaba el poder político también, y zafaron, porque el poder zafa…». Luego, agregó: «Frente al poder la única chance es que las familias se acompañen. Como pasó con los desaparecidos. Hay 136 desaparecidos en Varela que sus familiares están buscando sus cuerpos durante 47 años…».
Por su parte, Miriam, la abuela de Lautaro Morello, cuyo cuerpo apareció calcinado, apuntó también a la fiscal Mariana Dongiovanni, de quien dijo: « hizo que la Policía de la Provincia se investigue a sí misma, haciendo perder pruebas, encubriendo… Centurión padre tiene varias causas pero siguió subiendo de cargo hasta llegar a jefe de Interpol. En este momento estamos con el Fiscal Ichazo, un buen Fiscal, pero seguimos luchando para que los primos Centurión, que están presos a cinco cuadras de la casa sean trasladados a otros penales». A su vez, recordó «a la policía que se reía de nosotros porque sabían que Lautaro ya no estaba» y aconsejó: «Tenemos que unirnos los que estamos del lado de afuera, porque uno va a hacer una denuncia y no sabe con quién habla, A nosotros nos engañaron. Los metieron presos para conformarnos y a nosotros no nos va a conformar nadie».
En diálogo con Mi Ciudad, Luciana Morello, tía del joven asesinado, ya había cuestionado el accionar de la fiscal y del comisario a cargo de la Comisaría Cuarta. En una nota de marzo pasado, declaró a nuestro medio: «El Comisario Argarañaz nos atendió con malos modos, subestimándonos. Mi hermana le dijo que mi sobrino nunca se iba sin avisar, y él le contestó «ya va a volver tu hijo. Debe estar en pelotas tirado por ahí con minitas en alguna quinta… Cuando se le acabe el dinero va a volver». Así te atiende Argarañaz. «Estas son cosas de pibes –insistió- cuando se le acabe la guita va a volver». Pero no le hicimos caso y seguimos buscándolo», nos dijo. Hoy el Comisario Sergio Argarañaz fue detenido, acusado de encubrimiento en la causa.
Sobre la fiscal Dongiovanni, entre otras cosas dijo: «Ella estaba más preocupada por la actividad del padre de Lucas que por las desapariciones. Nos trató mal, fue prepotente, le habló muy mal a mi hermana, que tenía problemas de audición y con esto se le agravó más, y no quería repetirle las cosas porque no oía».
Con los primos Cristian y Maximiliano Centurión detenidos, al igual que el comisario Argarañaz, la causa parece comprometer a integrantes de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, cuyo titular, el comisario general Daniel García, fue llamado a declarar durante casi tres horas por el Fiscal Ichazo. Además, según se informó, por este mismo caso, en los últimos días se allanó la quinta donde Cristian Centurión vivía y se detuvo a un oficial ayudante de su padre, el comisario Francisco Centurión.
Por su parte, Romina Escalante, hermana de Lucas, dio una nota al diario La Nación, donde dice: «los Centurión, por ser policías, logran poner el foco en las víctimas. Desvían la investigación y nos hacen perder tiempo a las familias, es imposible que una persona desaparezca y no se sepa dónde está con la tecnología y las cámaras que existen. Algo se viene tapando desde un principio».
La violación y el asesinato de la joven Natalia Di Gallo en 2003, la masacre de Senzabello con el asesinato de las adolescentes Denise Juárez y Sabrina Barrientos en 2017, la red de prostitución de menores por la cual está detenido el ex concejal peronista Daniel Zisuela y se sigue investigando a funcionarios varelenses, el tiroteo entre dos bandas narco que dejó tres muertos en San Rudecindo, en 2021, el asesinato de Lautaro Morello y la desaparición de Lucas Escalante y en las últimas semanas, otro enfrentamiento a tiros entre narcotraficantes en Villa Hudson, son los eslabones de una gigantesca y oscura cadena de violencia e impunidad que en forma creciente se expande sobre esta ciudad de más de 500.000 habitantes que, por ahora tímidamente empieza a levantar su voz clamando: «No queremos ser Rosario.»