Sobrevivir la calle



Edición Impresa » 01/06/2017

Y no quiero más preocuparme por cómo llegaste, y si llegaste.
Si en el camino te asustaste, y te apuraste.
Si dobló un pibe la esquina y te cruzaste.
No quiero pensar que salis a marchar por los derechos, los tuyos, los que no respetan y siguen muriendo, (junto con cuerpos de más pibas lastimados, golpeados, violados); y podes nunca llegar a tu hogar.
No quiero ni pensar en no tenerte cerca porque te desaparecieron, y te hicieron lo que quisieron.
No quiero pensar en que llegues y suspires, porque estas viva y es un milagro.
No quiero pensar en seguir creciendo así, atenta a la calle, los autos, las motos, los peatones, atenta con miedo.
No quiero pensar en todos los «basta», «soltame» o «por favor» que esas que ya no están pronunciaron ante un enfermo hijo de yuta.
No quiero ni pensar en cuando pensas lo mierda que es el mundo, que se compadece por esta ola de normalidad femicida, y violadora. Pero al encasillar, pronunciar para juzgar y pensar sin pensar, contribuyen y refuerzan el poder patriarcal.
No quiero ni pensar lo que sentis cuando una guacha desaparece, cuando a otra la violan, cuando a una piba la matan.
Grita, ante la duda grita.
Que se mezcle la lluvia, como llanto de las que ya no están, se mezclen con los gritos, la fuerza del poder unido y el amor por las ganas de bastar, esta pirámide patriarcal.


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