Por Alejandro César Suárez | @alecesarsuarez
Cientos de personas vienen y van por el Passeig de Gracia de Barcelona. Es una mañana agradable y soleada de junio de 2017 y los que están trabajando -muchos- se mezclan con los viajeros que desde todo el Mundo llegan a conocer uno de los destinos más atractivos de España. Luego de pasar por la imponente Casa Mila, popularmente conocida como La Pedrera, la increíblemente modernista obra de Antoni Gaudi que se construyó entre 1906 y 1910, a unas diez cuadras de la Plaza de Cataluña, se levanta el lujoso Hotel Majestic, en cuya terraza funciona una piscina y un resto bar que parecen ajenos al frenetismo que se ve varios pisos más abajo. Hasta allí vamos con Mauricio Anachure, este varelense de 38 años que reside en esta gran ciudad y se desempeña como Consultor Externo de proyectos de la Comisión Europea en la plataforma de inversión para empresas Horizon 20/20. Con él nos encontramos para que nos cuente algo de su vida en este fabuloso centro turístico europeo que para ese momento, aún no había vivido el atentado de las Ramblas, que acontecería en agosto, ni el escándalo de la fallida declaración de independencia, en octubre.
-Hablemos de tus años en Florencio Varela. ¿Dónde estudiaste?
-Hice la primaria en el Sagrado Corazón, y como a los 18 años me mudé a Buenos Aires, la secundaria la hice una parte en el Lasalle, y la otra, cuando volví a Varela, en el Instituto Santa Lucía. Entre mis compañeros estaban Adrián Sosa, Sergio Boccuzzi, Leo Calvi…
-¿Qué recordás del Santa Lucía?
-Fue bonito. Venía de un colegio que era sólo de hombres. Encontrar mujeres en el aula me hizo cambiar mi enfoque educativo, al encontrar muchas distracciones. Tengo presente a Ricardo Díaz, el profesor de Físico-Química, que me enseñó mucho, más allá de lo referente a su materia, por la formación que nos dio. Y recuerdo a María Matilde. Cómo olvidarla… Y a Elena, una profesora de Religión que murió en un viaje a Bariloche. También los bailes del Santa… Los pavos reales. Cada vez que vuelvo a Varela paso por la puerta del colegio para verlo. Fue una etapa que recuerdo con mucho cariño.
-¿A qué te dedicaste?
-Trabajé para la empresa de turismo Río de la Plata, con Martín Castelló, “Nube” Javier Loto, Gustavo Guzzetti… Ahí, mientras estudiaba, empecé a interesarme en la parte comercial, que sigo explorando. Todo lo que aprendí cuando vendía viajes estudiantiles es un pilar fundamental de mi actividad más profesional de hoy. De esa época también recuerdo los bailes de El Banco, con Alfonso Ruiz y “Tinieblas” Ezequiel D´Aureli y los bailes de La Morada.
-¿Cómo decidiste irte del país?
-Empecé a trabajar en una de las operadoras más grandes de Sudamérica de ese momento, Special Travel, en Patagonia, en Flecha Bus… Seguí trabajando en Turismo, también para el grupo Marsans, viajé mucho a Europa y en 2008 me tentaron para venir a trabajar aquí a Barcelona… Al poco tiempo la empresa se empezó a achicar, cerró y entré a la competencia, el grupo Barceló, por dos años… Hasta que me fui orientando a lo que es el marketing on line… En una empresa con la que terminé siendo socio. Después llegó otro proyecto, Viral Feel, que no terminó tan bien, que era una empresa de desarrollos on line para generar viralización, captación de bases de datos. Esto me metió en el mundo de las startups y de los desarrollos tecnológicos en Barcelona. Hoy sigo colaborando con la Cámara de Empresarios, donde doy capacitación gratuita a personas que se inician en un modelo de negocios. Es una especie de Consultoría que hago con varios profesionales.
Mauricio, a quien se nota arraigado y feliz, nos cuenta que estudió Administración de Empresas, pero no terminó la carrera. “Lo mío es a pulmón. Tuve la oportunidad de trabajar con muy buenos jefes que me permitieron aprender mucho, cosa que pude aplicar en algunos logros y eso me ayudó mucho. Aquí en Europa no se trata tanto de lo que hayas estudiado, sino de lo que sabes. Hay algunos temas de los que sé pero sobre los que hay que actualizarse todo el tiempo”.
-¿Cómo hiciste para adaptarte a esta nueva vida?
-Fue un cambio de chip. Viajar en turismo me dio la oportunidad de viajar bastante y eso me ayudó en el momento de venir aquí. Sabía que venia a quedarme, había muchos argentinos que habían venido después de la crisis y me llamaba la atención que hacían mucho ghetto… Yo vine a integrarme, empecé a aprender catalán… Y me integré muchísimo.
-Esa integración debe incluír la comida, seguramente…
-Claro. Me encanta la comida mediterránea, los mariscos, los quesos…
-¿Cómo se tomó aquí la separación del Reino Unido de la Unión Europea, el llamado Brexit?
-Nos sorprendió a todos, hizo mucho daño en negocios que estaban pendientes. Ahora se está normalizando. Pero igual es un momento de oportunidades, porque hay muchas empresas inglesas buscando una salida para seguir en la Unión Europea. Y piensan en Portugal o España.
-¿Cuál es tu postura frente al separatismo catalán?
-Como una visita que soy y que voy a ser toda mi vida, es un tema muy delicado para hablar. Me siento catalán porque aquí pago mis impuestos y me han acogido muy bien. Pero creo que si se hace la separación acá va a haber una fuga de recursos muy grande. Si Barcelona se independiza van a haber problemas económicos, y los catalanes no creo que estén de acuerdo con eso. Hubo un caso, hace poco, en el a que uno de los principales independientistas se le encontró dinero en el exterior que no puede justificar. Eso también bajó un poco el entusiasmo por el independientismo, que se mantiene sobre todo en las mesas de café.
-¿Cómo es tu vida diaria?
-Europa está bien, no me puedo quejar, aunque tenemos otro tipo de problemas. Hace unas semanas estuve en el mismo Metro donde explotó una bomba en Bruselas… Y en París me alojé cerca de la sala Bataclan. Además, pasé muchas veces por el London Bridge. El terrorismo es una realidad, y se trata de gente que no teme morir en sus ataques.
¿Tenés miedo?
-No, pero tienes más cuidado. Los organismos de seguridad trabajan muchísimo. Hay muchísimos controles.
-¿Estás en pareja?
-Tengo novia, Laura, una chica catalana. Vine a Barcelona con una chica argentina, pero luego hice mis amigos. Es difícil hacerse amigo de un catalán pero cuando te aceptan, te aceptan para toda la vida. Mi socio en una de las empresas es catalán.
-¿Te ves terminando tu vida acá?
-Posiblemente. Me siento muy cómodo. Cuando voy a Buenos Aires de vacaciones, quiero “volver a casa”. Ese es el sentimiento que tengo. Extraño lo de acá. Es muy fácil adaptarse a Barcelona. Tenemos una calidad de vida muy buena en esta ciudad.
-A la hora del fútbol… ¿Barcelona o Real Madrid?
-Soy fan del Madrid. Y el grupo Marsans era auspiciante del club, así que estuve muchas veces en el Bernabeu con los ejecutivos de la empresa. Pero hoy uno de mis clientes es el club Barcelona, y mi novia es la responsable de los viajes del plantel de Barsa. Así que por un lado está mi simpatía y por el otro una cuestión comercial.
-¿Es tan fuerte lo de Messi?
-Creo que sí. No es Maradona, el endiosamiento que podía tener en Argentina. Messi es un gran deportista, un referente, pero no deja de ser ante el pueblo o y ante la justicia un ciudadano más. Y hasta fue condenado por evasión impositiva. Aquí el tema de portación de apellidos no cuenta. La estructura social de Europa no es igual a la de Argentina o Sudamérica. Tener dinero no significa pertenecer. Acá hay círculos sociales que no priorizan el dinero sino otro tipo de cosas. Hay personas que tienen títulos nobles, ocho generaciones en Europa, círculos a los que es muy difícil entrar.
-¿Mantenés contacto con gente de F. Varela?
-Sí. Con Pablo Cirielli, Julián Cirielli, Maxi Diana, David Salazar, Martín Martínez “El Francés”, Sebastián D´Addario, Pablo García que es un amigo del barrio y es profesor de Educación Física…
-¿Qué extrañás de allá?
-Extraño aquel Varela que yo conocí, donde había otro tipo de gente, Monteagudo era otra cosa, Mitre era otra cosa… Los lugares donde nos encontrábamos… Me pareció bastante fuerte que cuando volví, hace cuatro años, mis amigos me digan “cuidado con el móvil” o “cuida el reloj”. Y Varela ahora me parece muy gris. No solo parece que no haya pasado el tiempo, sino que involucionó.
Fotos: Briana Muriel Suárez
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