Desesperante situación de un comedor local



Sociedad » 01/09/2019

El espacio “Los Pekes Carolina”, ubicado en las calles 1137 entre 1154 y 1156, afronta dificultades para continuar alimentando a las 1200 personas que se acercan diariamente.
Hace nueve años que niños, adultos y ancianos visitan casi todos los días de la semana el comedor llevado adelante por el matrimonio de Graciela y Gustavo para recibir tanto un vaso de leche como un plato de comida.
El objetivo principal de dar de comer a las personas más vulnerables del barrio está siendo cada día más difícil. No reciben donaciones de alimentos desde octubre del 2018.”Ahora pararon un montón las donaciones y no estamos logrando dar de comer a todos los chicos que nosotros ayudábamos, ya no podemos cubrir lo que cubríamos antes”, afirmó Graciela.
Pese a las adversidades, el matrimonio mantiene las puertas abiertas gracias a la compra de mercadería que hacen ellos mismos. Pero la situación económica que atraviesa el país no acompaña y hasta el día de hoy funcionan al límite de sus posibilidades. Cada vez es más difícil mantener el lugar. “No nos dan los bolsillos”, aseguró la referente del espacio.
“Me encantaría poder tener más recursos y hacer más días, pero no tengo ayuda ni del Municipio”, manifestó Graciela. En este sentido, la Secretaría de Desarrollo Social antes colaboraba entregando cajas de leche y un poco de mercadería que, en palabras de los dueños del comedor, no llegaba a cubrir las necesidades por lo cual ellos mismos terminaban comprando lo que faltaba. Esta ayuda duro poco y hace dos años que no continúa. “Desconocemos por qué dejamos de recibir esa colaboración”, declaró Graciela. Sin embargo, autoridades de la Secretaría continúan visitando el comedor. La última visita fue el año pasado, pero los encargados del espacio indican que las autoridades solo observan las cuestiones edilicias cuando las necesidades pasan por una cuestión meramente esencial como lo es la necesidad urgente de alimentos.
La situación económica continúa golpeando a los sectores más vulnerables de Varela, en este caso, el del barrio La Carolina. Tanto Gustavo como Graciela coinciden que en este último tiempo aumentó exponencialmente la cantidad de personas que asisten al comedor. Por día llegan a anotar entre dos o cuatro familias nuevas. “Hay mucha gente que viene porque se quedó sin trabajo”, destacó Graciela. Cada día reciben a más personas y la comida es escasa. “Solamente podemos dejar que coman dos veces, más no, porque no alcanza para todos”, aseguró la referente del espacio.

Graciela explicó a Mi Ciudad que al lugar concurren a diario una gran cantidad de nenes y nenas con desnutrición y también vecinos que padecen de diversas discapacidades. A raíz de esto último, la mayoría de ellos hace años esperan cobrar una pensión y los que ya la tienen nunca llegan a cubrir todas sus necesidades, por lo cual terminan recurriendo por ayuda al espacio comunitario. Por esta razón, Graciela manifestó, “Los chicos tienen muchos gastos y una pensión de 4000 pesos no les alcanza”.

Actualmente, el comedor intenta manejar esta situación crítica con lo que llega, cada dos meses, desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires.
La comida no es la única problemática que aqueja a la entidad, aunque sea la más necesaria. Al tratarse de un lugar que alimenta a 1200 personas por día, la cantidad de residuos que acumulan es gigantesca por tanto se precisa que periódicamente el recolector de la basura se lleve lo acumulado. Pero el camión no está circulando por las calles donde se ubica el comedor a causa de las pésimas condiciones en las que se encuentran esas arterias. “Cuando llueve ya no puede pasar por dos o tres semanas”, explicó Graciela. Esto trae como consecuencia que, además tengan que gastar dinero para contratar a un carrero que se lleve los residuos acumulados.
Algo tan simple como un plato de comida en el actual contexto cobra un valor muy importante. Lo mismo ocurre, aunque parezca en una escala menor, con una taza de mate cocido o de chocolatada acompañada de un pedazo de pan o unas galletitas. Hay que calmar el hambre de decenas y decenas de personas, la gran mayoría niños, niñas y ancianos. Y eso hacen Graciela y Gustavo en “Los Pekes Carolina”, desafían hasta las leyes de la matemática para alcanzar una cantidad de alimentos que se achica al mismo tiempo que la demanda crece. No podemos permitir que lugares como estos, que significan refugios para muchos, pueda cerrar sus puertas.
“A veces algunos dicen que es hacerle la vida cómoda al otro pero no… Hay chicos que directamente no comen y que solamente tienen la comida de la escuela”, expresó Graciela y finalizó, “Ahora mi preocupación es cómo vamos a seguir, por eso cualquier donación, aunque sea mínima, es bienvenida”.


Para donaciones contactarse con: Gustavo: 1158792617 - Facebook: Pekes Carolina


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