Por Noelia Belén Ramírez
Por Noelia Belén Ramírez (*)
Como docente converso diariamente desde la virtualidad que nos atraviesa, con padres, alumnos, colegas, familia, amigos, y después de hablar con ellos , concluyó en que actualmente en gran parte de los hogares de Argentina se está repitiendo la misma escena, tareas interminables, alumnos desbordados, padres agotados, docentes presionados, y en sumativa todos padeciendo la escuela.
Está claro que es importante que los chicos en los distintos niveles continúen aprendiendo desde casa, pero ¿la escuela está a la par de la circunstancia? o se quedó anclada en un calendario escolar 2020 sin pandemia a la vista.
Por las mañanas, por la tardes y tediosamente también por las noches llegan por diferentes medios, innumerables fotos, documentos de Word y audios larguísimos cargados de tareas, llegan por Facebook, por email y por Whatsapp; Prácticas del lenguaje, Matemática, Sociales, Inglés… y de pronto el caos, celulares tildados, tareas con fechas de entrega para ¡ya! , para mañana; el clima tenso va en aumento, porque en las casas hay que atender una variedad de actividades con diversos tiempos, la casa no es la escuela, y esa diferencia tan obvia parece estar siendo olvidada, cocinar , limpiar todo más que antes, lavar la ropa, hacer las compras, volver a limpiar, trabajar desde casa, si somos del grupo de afortunados que tenemos trabajo, y de lo contrario, pensar recurrentemente en qué y cómo vamos a hacer para pagar servicios, medicamentos , préstamos, alquileres, alimentos…
Nos preocupa lo que pasa, tenemos miedo de que se enfermen los que amamos, pensamos en los que están en la calle porque no tienen opción, y de nuevo la rutina que se hace más pesada y a veces nuestro optimismo nos acompaña y otra veces estamos pinchados, pero la escuela con una errada inmunidad pretende que en casa pongamos la mesa, preparemos la merienda y hagamos felices todas las tareas con prolijidad y entusiasmo, y en casa la realidad muchas veces es otra, hay días que los chicos duermen más , hay días que están enojados , eufóricos ¡imposibles! y si los padres optan porque ese día jueguen un poco más o miren la tele, ESTA BIEN. Basta de frases motivacionales que no colaboran en nada con la situación que cada hogar está atravesando, hay quedarse en casa SI, pero a veces no hay ganas de pintar arcoíris y estar en casa ya es una tarea cumplida. No nos olvidemos de que los chicos también están “encuarentenados”, de un día para el otro se les acabo el verano, la pile, la bici, y cuando arrancaron las clases, cuando le estaban tomando el gustito, se quedaron sin los recreos, sin el kiosco, sin los amigos, pero con todas las tareas, encerrados, sin abuelos, sin primos, sin plaza, sin barrios, pero con tareas. Y las familias, muchas sin trabajo, sin changas, sin los amigos, sin el mate, sin el aguante del otro cercano que tanto nos falta, pero con deudas, incertidumbre y miedos.
Y afuera en la calle el virus invisible que crece y la tele prendida de fondo que nos acompaña en el día a día con el recuento de enfermos que nos angustia cada vez más.
BASTA ESCUELA, la educación sigue sí, pero en medio de un virus y una cuarentena obligatoria que nos hace tener que replantearnos, cuál es nuestro lugar hoy, en este momento ¿vamos aturdir más a las familias? , o vamos a acompañarlos para que sientan realmente que ahí estamos, cercanos para ayudarlos, viviendo lo mismo y esperando que todo pase pronto. Pisemos virtualmente las casas, llevemos calma y no más problemas.
Y digo Escuela, porque ésta es una realidad escalonada, pibes presos de las tareas, familias alteradas, docente presionados por directivos, inspectores circulares y planillas... y así en esa cadena, parece que nos olvidamos que esta pandemia nos cambió a todos, entonces, hagamos una pausa focalicemos en el hoy, lo importante no son las ecuaciones, es estar juntos para agarrarnos fuerte a la distancia y pasar esto, y después para todo lo demás hay tiempo.
En particular, no estoy proponiendo terminar con las tareas, pero si podemos flexibilizar los tiempos y replantearnos contenidos ¿sirve en este momento enviar cuestionarios interminables sobre el Coronavirus? no es ya demasiado conocido por todos, ¿no sumaría más enviar una receta de pan casero o de pizza para hacer en casa? medir los ingredientes implica hacer matemática, e interpretar la receta compresión lectora, y seguro esta tarea va impactar de forma más armónica en los hogares, que el cuadro de causas, síntomas y orígenes del Covid… dejémoslo para más adelante cuando lo podamos contar en pasado.
La escuela debe estrechar vínculos a la distancia, ser sólida y acompañar a las familias a transitar este proceso, apoyando, NO complicando más la escena familiar.
(*) Psicopedagoga y docente.