El 7 de junio, poco después de las cinco de la tarde, una alumna del Colegio William Morris fue atropellada y arrastrada por una camioneta, en la esquina de Mitre y España, uno de los cruces más problemáticos de nuestra ciudad.
El 7 de junio, poco después de las cinco de la tarde, una alumna del Colegio William Morris fue atropellada y arrastrada por una camioneta, en la esquina de Mitre y España, uno de los cruces más problemáticos de nuestra ciudad. Por ese lugar, todo tipo de vehículos, también los colectivos, transitan a toda velocidad y sin el más mínimo cuidado. Para colmo, luego de la nueva refacción de España, no se había colocado el tan necesario «lomo de burro», finalmente construido a pocos días del accidente.
Mi Ciudad, que fue el único medio presente en el evento, cubrió la noticia con dos videos en los que, deliberadamente, se evitó enfocar a la niña, que yacía ensangrentada sobre el asfalto, a la espera de la ambulancia. Elementales normas de ética periodística y también la absoluta conciencia de cómo debe ejercerse la profesión nos hacen actuar de ese modo, en este caso y en todos. Más de 120.000 personas vieron esos videos, que fueron levantados de nuestro Facebook y reproducidos por la televisión nacional –en su mayor parte, sin citar la fuente- y que originaron que algunos movileros recorrieran los comercios de la zona en busca de imágenes que mostraran como el vehículo pasaba por encima de la chiquita. A propósito: ¿no se supone que las cámaras de la Comuna registran todo en esa esquina? ¿O será que no funcionan?
La nena, de la que los medios nacionales hoy ya no se ocupan, fue dada de alta y está fuera de peligro. Nos queda así una doble satisfacción. La primera, la milagrosa recuperación de la chiquita, en la que seguramente mucho tuvo que ver el excelente personal del Hospital El Cruce, acostumbrado a estas hazañas. La segunda, la seguridad de haber cumplido con nuestro deber profesional, de dar la primicia y mostrar la noticia, sin caer en la morbosidad que muchos buscan desesperadamente persiguiendo un punto más de rating sin importar cuánto dolor pueda causarse para conseguirlo.