Por Alejandro César Suárez | @alecesarsuarez
Intentando infructuosamente tapar su desastrosa gestión, el kirchnerismo apuesta una vez más a buscar culpables fuera de su estructura.
Intentando infructuosamente tapar su desastrosa gestión, el kirchnerismo apuesta una vez más a buscar culpables fuera de su estructura. Los medios independientes, la oposición, el campo, y, por insólito que suene, la «meritocracia» son los objetivos hacia los cuales se lanzan los dardos desde la prensa pagada con la pauta oficial, los twits de Cristina y los discursos de Alberto, cada día más parecido a De la Rúa, pero sin su formación intelectual.
Que se señale con el dedo a los «especuladores del campo» por no liquidar los granos que les pertenecen resulta ridículo, viniendo de una corporación que venera al dinero como pocas veces se ha visto. Basta sólo como ejemplo recordar a Néstor Kirchner, abrazado a una caja fuerte repitiendo la palabra «éxtasis», a Florencia Kirchner con sus más de 4 millones y medio de dólares sin haber trabajado nunca en su vida, a Cristina Kirchner, jubilada y pensionada de lujo, cobrando más de 4 millones de pesos mensuales del Estado, y ahorrando en la moneda estadounidense porque «no sabía que iba a hacer Macri con la economía». Y eso para no hablar de la plata de «La Rosadita», del cajero Lázaro, devenido a terrateniente multimillonario o los bolsos de López. Esta es la gente a la que le molesta que el campo no liquide su cosecha a un precio escandalosamente menor que el real. ¿Por qué no empiezan por cambiar sus propios dólares?
Lejos de eso, se llama a colocar policías en las «cuevas», en vez de mandarlos a patrullar las calles, mucho más inseguras desde que se liberaron alegremente a cientos de delincuentes con la excusa de la Pandemia.
Pero el Gobierno insiste en buscar a quien culpar, cuando la cruda verdad es que ni siquiera se ponen de acuerdo entre ellos. ¿Quién fue más desestabilizador que la propia Cristina, acorralando al Presidente en cada aparición pública, y hasta amenazando veladamente con dar a conocer lo que el mandatario tiene en su teléfono celular? ¿Hay algo más peligroso para el sano funcionamiento de una República que atacar la división de poderes del modo que la vicepresidenta lo hace con cada embate contra la Corte Suprema? ¿Hay alguna duda de lo que los Kirchner quieren hacer con la Justicia Nacional, luego de ver lo que hicieron con la Justicia de Santa Cruz?
Para agitar aún más las cosas, el también kirchnerista Juan Grabois, sale a advertir que «puede correr sangre en las calles», en un país en el que lamentablemente ya se perdieron demasiadas vidas por culpa de los enfrentamientos políticos.
Ya demostraron que son incapaces de solucionar el caos que crearon, pero sería saludable que, por lo menos, dejaran de jugar con fuego.