El juego del camaleón



Editorial » 02/11/2022

La repercusión de la película «Argentina, 1985» reactualizó y puso en contexto uno de los más importantes hitos de la historia argentina del último medio siglo: el juicio a las Juntas Militares...

La repercusión de la película «Argentina, 1985» reactualizó y puso en contexto uno de los más importantes hitos de la historia argentina del último medio siglo: el juicio a las Juntas Militares, realizado por decisión del presidente Raúl Alfonsín –en tiempos en que el peronismo auspiciaba el indulto- , con el invalorable trabajo previo de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP, integrada entre otros por ciudadanos ilustres como René Favaloro, Ernesto Sábato y Magdalena Ruiz Guiñazú) y el coraje gigantesco del Fiscal Julio César Strassera, cuya memoria se estuvo tratando de ensuciar en las últimas semanas desde las habituales usinas desinformativas del kirchnerismo, que como todos sabemos, se financian con el dinero público y no con los millones de Cristina.
¿Por qué los «paladines de los derechos humanos» cuestionarían a una figura de tamaña relevancia? Strassera, que ciertamente se jugó la vida cuando en aquella todavía débil democracia recuperada acusó a los militares en una instancia inédita en el país y solo comparable a los juicios de Núremberg a nivel mundial, fue muy claro a la hora de opinar sobre Néstor y Cristina Kirchner. Y sus conceptos fueron repetidos una y otra vez. «Los Kirchner jamás se interesaron por los Derechos Humanos, las madres no pudieron ir a Santa Cruz gobernando Kirchner… Tuve a la vista todos los hábeas corpus del país porque los pedí para el juicio y no hay uno solo firmado por Néstor o Cristina Fernández de Kirchner. Los Kirchner usurparon a los derechos humanos y lo grave es que han cooptado organizaciones de derechos humanos que han perdido enorme prestigio», dijo en varias entrevistas a diferentes medios.
La manipulación kirchnerista de la historia siempre fue una de sus estrategias para acumular poder –y riquezas. Instalar un relato épico transformando a dos abogados que se enriquecían con la usura en dos revolucionarios que lucharon contra la dictadura fue una táctica que sólo pudieron comprar los legos. No obstante, la maniobra dio resultado hasta estos días. Así, no tuvieron ningún prurito en modificar el prólogo del «Nunca Más» de la CONADEP, ocultando la responsabilidad que la guerrilla de izquierda tuvo en la violencia de los 70, y fueron capaces de inventar el secuestro y asesinato de un joven que se murió ahogado escapándose después de haber cortado una ruta en el Sur. Si hasta le cambiaron el rostro al «Eternauta», reemplazándolo por el de Tío Rico.
Pero la farsa se está agotando y sus seguidores cada día son menos. El juego del camaleón, en el que el kirchnerismo ahora nos quiere hacer creer que es opositor a su propio Gobierno, no parece estar dándoles resultado. La inoperancia de Alberto, Cristina, Massa y toda la alianza gobernante, los ministros que huyen en estampida, la inflación que no se detiene y la pobreza que crece ya no pueden taparse con ningún relato.
Falta muy poco tiempo para que los argentinos podamos volver a decir «Nunca Más».


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