Berta Helver

Blanca Berta Helver nació en Gualeguaychú, Entre Ríos, un 30 de marzo… Pero no quiere decir de qué año. «A las mujeres no se les pregunta la edad», afirma, y tiene razón. «Pero el 20 de marzo tiene muchas fechas «patrias». Defensa y Justicia nació el 20 de marzo de 1935. Carlitos Gardel grabó su último long play el 20 de marzo de 1935. Y Amadeo Carrizo murió un 20 de marzo», agrega. Fue pedicura, y trabajó en la Municipalidad y en la oficina local de Rentas. Es conocida por su militancia peronista -del peronismo «de antes»- y por su fanatismo riverplatense. Acompañada por Pedro, su hermano menor, nos recibió en su casa de la Avenida Presidente Perón, a la que volvió después de un largo tiempo viviendo fuera de nuestra ciudad.

«Vine de muy chiquita a Varela, cuando tenía dos o tres años. Mi familia se fue de Entre Ríos porque allá no tenían trabajo. Primero, a la Capital, donde había parientes de mi mamá. Después llegamos acá, a una casa en Santa Rosa, que nos consiguieron unos alemanes. Y al lado vino mi tía con el marido. Así que estábamos lote por medio, hasta el año 62. De ahí nos fuimos a la calle Monteagudo. Mi papá falleció en el 82, a los 65 años. Más tarde nos mudamos a la calle Parrillo, y ahí era hermoso. No había puertas cerradas, no había candados, no había asfalto… A esta casa llegamos en el 78 y salió campeón Argentina. Por eso ahora que volví, les dije a todos Argentina tiene que salir de nuevo campeón. Y así fue», nos cuenta.

-¿Qué se acuerda de su infancia? ¿Cómo era la casa?
-La casa era tipo chorizo y nosotros éramos doce hermanos. Teníamos gallinas. Y una galería donde jugábamos con mis primos. Enfrente vivían los Dessy. Doña Chola venía con todos los hijos los domingos a hablar con mi familia. Yo hasta los 10 años no hablé, hablaba poquito. ¿Vos sabés que me hacían pasar al pizarrón y yo no hablaba?... Íbamos a trabajar a las quintas, a juntar arvejas, en un camión. Y si no venía a buscarnos, caminábamos hasta la Villa San Luis. Yo tenía siete u ocho años… Y pagaban bien. Iban también las mujeres con los chicos. Se pagaba por kilos. Y yo era la más rápida de mis hermanos, la que más ganaba.
-¿Su mamá también iba?
-No, mi mamá no. Mi mamá tenía que estar en la casa, pobrecita. Caminábamos, no sé, como tres kilómetros. Pero éramos muy felices. Y se comía en el monte. Los chicos comían, jugaban al fútbol y después iban a trabajar. Y nunca se peleaban, nunca estaban cansados. Mi papá era fanático de Gardel. De Gardel y de Gatica. Escuchaba por radio cuando boxeaba. Él fue uno de los primeros peronistas de Varela, y trabajó para que Villa Abrille fuera Intendente.
-¿A qué escuela fue?
-A la 10. El director era Hércules Ruffo, un personaje divino. Tenía una conducta, era recto. Una de las maestras fue Betty Guarasci. Y la última que yo tuve fue Betty Cameriere. Divina. Además estaba Zulema Devincenzi. Y el profesor Alfredo Serrano, que también era actor.
-¿Quiénes eran sus compañeros?
-Ernesto Wagner, Luisa Rocafull… Y en otros grados, los Mannarino, que eran peleadores. Y un montón de alemanes. Con los chicos del barrio íbamos todos juntos al colegio, caminando por 12 de Octubre, porque todavía no existía el barrio donde está el hospital, estaba cerrado ahí.
-¿Con qué se divertía en su juventud?
-Jugaba al básquet. Primero en Defensa y después, me pasé a Varela Junior. El que me dijo de ir fue Cacho Ruiz. Ahí estaban todas las «chicas bien». Y salimos campeonas. Mirá la foto, ¿ves cuál soy yo? La de pelo largo, la más linda, ¿cuál voy a ser? Y me gustaba el tango. Iba al Varela Junior, a ver las orquestas. Vi a D´Arienzo, y a Alfredo De Angelis. Y también vinieron Julio Sosa, con Pontier, y Fresedo, que trajo a Hugo Marcel, que era muy jovencito, Los Cinco Latinos…
-¿Iba a bailar?
-Hacíamos bailes en las casas. Las mujeres llevaban la comida y los varones la Coca-Cola, no tomaban otra cosa.
-¿Daban la «vuelta al perro»?
-Algunos iban, sí. Antes los negocios adornaban las vidrieras y los domingos las parejas salían a mirarlas.
-Sabemos que es hincha de River…
-Sí, mis hermanos eran futboleros y compraban la revista Goles. Yo la leía desde chaquita, y me hice de River por Di Stefano que vino a jugar a Varela cuando estaban de huelga. Al final del partido me acerqué al camión que trajo a los jugadores y lo vi cuando subió. Era flaquito y me gustaba. La primera vez que fui a la cancha tenía unos doce años y me llevó un gallego amigo de mis padres, y River le ganó a Gimnasia. Después, una hermana y mis dos hermanos mayores me llevaron a ver a Boca para cambiarme de equipo, pero no cambié…
-Además fue una de las fundadoras de la Filial riverplatense en Varela, que se llama «Javier Saviola»…
-Sí, con Luis Alvarez, Fito Calvi, Noemí Pinchentti…
-¿Por qué es peronista?
-Porque mi papá era peronista, como toda la familia. Pero peronista de Perón y Evita, claro. En esa época andaba bien la gente. Ganaban plata porque pagaban bien…
-¿Qué fue Evita para usted?
- Evita fue lo mejor que hubo. Para mí en la Argentina como Perón y Gardel no hay.
-¿Fue a recibir a Perón cuando volvió al país?
-Sí. Dijeron que no se podía ir en grupo, entonces teníamos que ir de a dos. Y yo fui con mi hermana Olga. Cuando llegamos a Temperley, un muchacho nos gritó desde una camioneta «¿Ustedes van a Ezeiza?» «Sí, ¿a dónde vamos a ir?» le contestamos y nos dijo «suban» y nos llevó a todos en la camioneta… Me acuerdo que venía la gente de todos lados caminando. Cuando llegamos a la Ricchieri estaba todo cortado y no te dejaban pasar. Empezaron a tirar gases y nos volvimos, y había empezado a llover. Cuando llegamos justo se armó la cosa. Yo me subí en un colectivo y me pude venir con mi hermana. Se agarraron a tiros y yo lo único que escuchaba era la voz de Leonardo Favio, que estaba en el palco y decía «Quédense tranquilos»… Pero eran los montoneros los que tiraban. Si lo querían matar ¿Qué me vienen a hablar de los montoneros, que son terroristas? ¡Si Perón los echó de la Plaza de Mayo y les dijo imberbes!

-¿Cómo habían vivido en su casa el golpe del 55?
-Muy mal. En Varela mucha gente fue a la plaza a gritar. Y me acuerdo que fui a la tienda Gutani, que estaba en Monteagudo, y entró Pérsico, fumando con boquilla, y le dijo al viejo Gutani «¿qué le vas a hacer? Cuando lo teníamos no lo queríamos…»
-¿Quiénes eran los peronistas de Varela?
–Tu papá (N. de la R: Ramón César Suárez) era uno, Dau. Enrique Maldonado, unos hermanos altos que vivían en la calle Bourel…
-¿Se llevaban bien con los radicales acá?
-Sí, yo nunca tuve problemas con los radicales. Mi papá era amigo de Alfredito Scrocchi y lo quería mucho. Un día en casa se enojó con mi hermano el mayor y éste le dijo «vos sos peronista y sos amigo de Alfredito que es radical…»… Y mi mamá que estaba oyendo le dijo: «Sí, pero es de River…».
-Trabajó en la Municipalidad…
-Sí, entré en la época de Fonrouge. Yo le hacía pedicuría a su esposa, Mercedes. Trabajé en la oficina de Catastro con Giordano. El que me recibió cuando ingresé fue Pedrito Echague. Después pasé a la Oficina de Rentas.
-¿Quiénes fueron o son sus mejores amigos?
-Irma Cherman. El padre tenía una carpintería en la esquina de Mora. Ahora vive en Barracas. Y otra amiga era Rosita Espinoza, una peluquera de Vicente López que me enseñó muchas cosas.
-¿A cuáles intendentes destaca?
-Fonrouge, Calegari, Mingote…
-Tuvo un amor que le llegó de grande…
-Sí. Mi marido, Nicolás Rondanini. Yo antes no le llevaba el apunte a nadie. Me lo presentó una amiga. Con su casa rodante recorrimos todo el país, Uruguay… Fuimos a todos lados, no me puedo quejar.
-Usted sabe mucho de tango ¿Cuál es su preferido?
-Madreselva. Una parte dice: «Así aprendí que hay que fingir para vivir decentemente. Que amor y fe, mentiras son. Y del dolor se ríe la gente. Hoy que la vida me ha castigado y me ha enseñado su credo amargo…» ¿Qué tal?