Por Alejandro César Suárez | @alecesarsuarez
Hicieron actos, pegaron afiches, pintaron paredones, grabaron videos, empezaron las alabanzas hacia los sorprendentes candidatos desde los medios cooptados…
Hicieron actos, pegaron afiches, pintaron paredones, grabaron videos, empezaron las alabanzas hacia los sorprendentes candidatos desde los medios cooptados… Pero en un par de horas todo cambió, y el kirchnerismo armó una lista única para las PASO, encabezada por Sergio Massa, el que quería «barrer a los ñoquis de la Cámpora» y «nunca más» iba a estar con el kirchnerismo. Afuera Wado, abajo Scioli, el que «no se iba a bajar ni aunque le pidieran tener dos brazos para ser candidato». Y otra vez, a militar lo inmilitable, la contradicción permanente, a recalcular y cambiar las editoriales para que tragarse el sapo sea más disimulable. De nuevo, el rebaño yendo obediente y con la cabeza gacha hacia donde el dedo del patrón –la patrona, en realidad- le ordena.
Así es el peronismo. De derecha, liberal, de izquierda y de centro. Con Paso, sin PASO, con Ley de Lemas, sin Ley de Lemas, con colectoras o sin colectoras. Con lo que haga falta en cada caso para mantenerse en el poder. Como Insfrán en Formosa, rumbo a más de 30 años gobernando. Como el sueño truncado de «Cristina eterna», hundido en un rechazo de más del 70 por ciento del electorado que le impidió ser candidata.
Y cuando no gobiernan, pasa lo que pasa. En la vuelta de la Democracia, con una CGT –la «columna vertebral del movimiento», decía el General, haciéndole 13 paros generales a Alfonsín. En 2001, con los saqueos y las revueltas que terminaron con la caída de De la Rúa. En 2018, con manifestaciones que pedían «el helicóptero» para Macri y tirando 14 toneladas de piedras contra el Congreso para que no se votara la reforma previsional. Y en estas semanas, con el intento de incendiar la Legislatura de Jujuy por no aceptar una ley aprobada, inclusive, por el propio peronismo. Disfrazando de «represión ilegal» la lógica reacción en defensa de las instituciones, pero graficado el absurdo como nunca a través del video donde se ve cómo una delincuente de grueso prontuario estrella su cabeza contra el vidrio de un patrullero, para que el Canal K C5N pase a decir que había sido «reprimida» por la policía provincial. En todos los casos, con la complicidad funcional de la Izquierda que no pasa los tres puntos en las Elecciones pero pretende decidir sobre nuestras calles y nuestros destinos.
¿Cómo piensa el kirchnerismo convencer a la gente de que la solución a los problemas del país la tiene el Ministro de Economía que llevó la inflación a un 114 por ciento anual? ¿Cómo van a hacer ahora para camuflar como «progre» a un candidato que siempre se ufanó de sus vínculos con los grandes capitalistas y los Estados Unidos? ¿Massa le va a echar la culpa de los males argentinos a «la herencia recibida»?
Si ya era ridículo escuchar a Cristina siendo oposición a su propio Gobierno, intentando –en vano- despegarse del fracasado Presidente que eligió como su compañero de fórmula-, el nuevo escenario, con su otrora archienemigo al frente de la boleta, nos pone ante una situación que roza lo grotesco.
Lo que viene no será sencillo. Vivir en Democracia significa aceptar las reglas de juego, y esta gente dio sobradas muestras de que no tiene reparo alguno en llevarse por delante las instituciones cuando las mayorías no los acompañan. Jujuy es el ejemplo más cercano.
Lo que se vota, más que nunca, no es un partido u otro. Lo que se vota es Democracia o Despotismo.