Por Alejandro César Suárez | @alecesarsuarez
La cantante, que volvió de su quinta gira por Europa con “La Misteriosa Buenos Aires”, se transformó en una de las grandes referentes del país, pero no olvida sus orígenes.
La cantante, que volvió de su quinta gira por Europa con “La Misteriosa Buenos Aires”, se transformó en una de las grandes referentes del país, pero no olvida sus orígenes.
Eliana Sosa siempre tuvo la música, y sobre todo el tango, en la sangre. Muchos no lo saben, pero su tío, Carlos Paiva, cantaba el tema que abría cada episodio de la mítica novela de los 70 “Rolando Rivas, taxista”, aunque la persona que la impulsó a cantar fue su bisabuela. En momentos de editarse esta Revista, esta talentosa artista local estará a full preparando “Sembremos”, un espectáculo en el que dará a conocer su nuevo material. Con dos discos editados, varios temas compuestos, y decenas de presentaciones en los mejores escenarios de Buenos Aires, como la esquina Homero Manzi, el Café Los Angelitos y El Viejo Almacén, entre otros, y luego de su quinta exitosa gira por Europa, Eliana, que ahora vive en el porteño barrio de San Telmo, sigue dando clases de canto en la Casa de la Cultura de Florencio Varela. Allí, cuando era una jovencita, ganó un certamen musical y participó de un sainete dirigido por el inolvidable Roberto Cesán. A pocos días de llegar de Córdoba, donde realizó una actividad con el Taller Tango para Vos, dialogó con Mi Ciudad.
-Contanos algo de lo que hiciste este año…
-En abril me fui a Estados Unidos y Canadá con la compañía Social Tango, con Cristian Basto, Humberto Ridolfi y al gran maestro Horacio Romo. El director es Fulvio Giraudo. Un cuarteto alucinante de músicos, seis parejas de baile en escena y el cantor Ariel Varnerín. Arrancamos en el Kennedy Center, uno de los teatros más importantes de Washington, así que fue impresionante estar ahí. Después estuve en otros teatros de Canadá y en Charlotte, en Carolina del Norte. Fue una experiencia súper linda. Lo que hace Social Tango es llevar el tango social, la milonga, al escenario. No es el tango for export, sino lo que se vive en la milonga. Por eso la gente participa también y se sube al escenario a bailar.
-Y hubo otra gira…
-Sí. Acabo de llegar de una gira europea que hicimos con la Misteriosa Buenos Aires, que dirige Javier Arias. En esa orquesta canto hace casi 13 años. Tiene tres bandoneones, piano, contrabajo y tres violines. El director es Javier Arias. Esta vez estuvimos por Alemania, Suiza, Italia, Francia… La última gira que habíamos hecho era en 2019, post pandemia Y retomar, volver a estar allá, la verdad que ha sido muy lindo.
-¿Cuándo fueron las otras veces en Europa?
-Yo había estado en 2013, en 2015, en 2018, 2019 y ahora.
-Además, actuaste en una película…
-Sí. Se llama Ariel, una producción canadiense. Es una película de Alison Murray, sobre una historia real de desaparecidos, de un chico que se reencuentra con su hermana mucho tiempo después, y con actores como Gerardo Romano, Cristina Banegas Eleonora Wexler, que es tremenda actriz. Aparezco bastantes veces y eso es muy lindo.
-¿Cuál fue el público que más te sorprendió en estas giras?
-Yo he estado hasta en Vietnam con el tango. En 2019 hice una gira a Asia con La Tango Select, para el Festival de Tailandia. Estuvimos en Vietnam y en Manila… Yo me pregunté ¿Qué hago acá en Manila? como el tema de virus, ¿Qué hago en Manila? Nada, la gente baila tango, la gente se quiere abrazar, la gente necesita el abrazo. El tango tiene eso, el tango tiene esa sensación del encuentro con el otro. Y ese abrazo que todos necesitamos. En Alemania pasa lo mismo. Al tango lo quieren en principio por su baile, después se enamoran de la música. Pero el baile es lo que más apasiona. Cuando dicen que los alemanes son fríos… Yo donde recibí más cariño fue en Alemania. Ahí tienen un cariño especial por el arte en general. Y me hicieron hasta un cuadro. Pero desde 2013, ya venimos haciendo un caminito con el tango. No son dos años, sino veintipico años de hacer tango. El cariño de la gente es alucinante.
-Para lograr el éxito hay que tener talento y trabajar…
-Primero tiene que ver con la constancia, con siempre estar haciendo cosas, tratar de buscar un poquito más. Y obviamente hay que tener talento, suerte y profesionalismo. Y perseverancia sobre todo, porque esto es un laburo de todos los días y nosotros estamos al servicio de nuestra profesión. A mí me encanta el tango tradicional pero la idea es seguir generando nuevas letras Porque la historia hoy es distinta a la que se contaba antes. Hoy hay otras cosas para contar. Y si bien a los poetas de aquella época es imposible igualarlos sí podemos llegar a contar historias más actuales.
-¿Cuáles son tus discos?
-Sinergia Tanguera fue el primero, con los arreglos de Pablo Mota y que tuve la fortuna de grabarlo en los estudios ION donde se grabaron por decirte todos los de Charly, Mercedes Sosa… Es uno de los estudios más famosos de Buenos Aires. El segundo disco fue De dónde vengo, con arreglos de Juan Pablo Gallardo y temas propios.
-¿De qué barrio eras y a qué escuela fuiste?
-Del Barrio La Pileta y fui a la Escuela 20, de La Esmeralda. Recuerdo el patio, y que las calles eran de tierra. De los primeros libros que leí, de las maestras, de la señorita Aida…
-¿Cómo empezaste a cantar?
-Siempre me gustó. Yo los primeros años vivía en casa de mi bisabuela Catalina. Ella me cantaba mucho y enseguida se dio cuenta de que yo podía cantar. Tenía cuatro, cinco años… A los ocho años mis papás me mandaron a guitarra y cuando nos mudamos acá, empecé en la Casa de la Cultura. Entré con mi guitarra, era chiquitita y todos me miraron… Para mí la Casa de la Cultura es como mi casa. Ahí también tuve mis primeras clases de canto.
-¿Es cierto que tuviste una banda de rock?
-Sí. Una en Berazategui y otra en Varela, que se llamaba Bien al Sur. Estaban Gabriel Bartolomei y Cristian Merlo. También Marcelo Duarte y en la batería Gustao “Willy” Sotelo.
-¿Y cómo empezó tu carrera?
-Yo trabajaba en “El Galpón” de la calle Las Heras. Un día estaba doblando ropa y una de las señoras que trabajaba ahí, Marina Santana, que estaba en la Asociación Amigos del Tango, me escuchó canturrear un tango y me dijo “te tiene que escuchar el maestro Ernesto Porto” El sábado me llevó. Ahí me estaba esperando Porto con el bandoneón, para una prueba, con su amigo Coco España. Y me preguntó: “Piba, ¿qué tango te sabés?” Y yo le dije, “Maestro, me sé dos tangos” Me miró, y me anotó algo en una servilleta. “Aprendete este, este y este” Cuando volví a mi casa mi papá me trajo un montón de CDs de tango y ahí empecé a escuchar… Y a estudiar con más conciencia. En la Escuela República de Italia, en Avellaneda, con profes… Ya sabía que me iba a dedicar a eso. Pero mi voz se me cansaba. No tenía técnica básicamente, entonces empecé a estudiar mucho. Ernesto fue para mí fundamental, porque me dijo “Piba, vamos a hacer un show la semana que viene”…
-¿Y se hizo?
-A la semana me llamó por teléfono y me dijo “Mirá piba, yo estoy enfermo, no voy a poder ir, pero te voy a mandar a dos guitarristas”… Y fui. Uno era Gabriel Bartolomei y el otro, Marcelo Duarte. A partir de ahí me acompañaron ellos. En principio éramos un trío de guitarras, con otra guitarra más. Después se armó la orquesta típica La Vidú. Entonces ahí empezó toda una historia con el tango.
-¿Quién fue la persona más importante en tu trayectoria?
-Porto me alentó cuando yo todavía no sabía cantar tango, me dio el impulso. Pero hubo alguien que es muy especial porque me enseñó el oficio de la música, que es Gaby Bartolomei. Él me enseñó que la música es una profesión y un trabajo, no sólo un hobby, para divertirse. Él me hizo ver que cuando uno estudia, le pone horas, y si encima, a uno le gusta lo que hace, eso se cobra, es un trabajo, una profesión. A Gaby siempre le digo “Vos me enseñaste a vivir de la música” así que bueno, para mí él fue uno de los referentes.
¿Qué es Florencio Varela para vos?
(La pregunta provoca que sus ojos se cubran de lágrimas. Eliana tiene una sensibilidad especial y además, ama a nuestra ciudad).
-Es “de dónde vengo”. Mi disco se llama De Donde Vengo y yo le hice una milonga a mi barrio, a mi gente, a Varela. Porque yo puedo estar en cualquier lado del mundo, pero siempre quiero volver a Varela. A mí me gusta Varela porque, por ejemplo, la Casa de la Cultura es mi cuna, mi lugar donde hoy doy clases, donde estoy como artista y además, donde me cobijaron en parte de mi carrera hasta el día de hoy. Mi familia, mis viejos, siguen estando acá y para mí Varela es eso. Es familia, es amigos, tiene que ver con mis comienzos y bueno, es el lugar donde siempre quiero volver.
-Te emocionaste…
- Sí, sí, sí. Y sí, porque me pasa eso, que siempre digo, yo llegué de Ezeiza el otro día, me fue a buscar mi hermano a Ezeiza y no me fui para Capital, me vine para acá. Porque tenía ganas de volver al nido. Creo que no sería quien soy si no hubiera pasado por Varela. Esta sensación de barrio, del conurbano que es con la que yo me siento identificada. Porque al tango yo lo canto y no soy porteña, pero para mí, uno tiene que tener barrio para cantar tango.